None
María Eugenia Vidal prepara la campaña electoral que tendrá sus ejes en dos temas sensibles, como educación y seguridad.
LA PROVINCIA

Un ensayo de final incierto que obliga a la oposición a apurar definiciones

Apenas retornó de su período de descanso en Chapadmalal, fue a visitar las obras que se desarrollan en un jardín de infantes. Al día siguiente, se entrevistó con efectivos policiales que le salvaron la vida a un pequeño. Nada parece casual. Educación y Seguridad serán dos de los temas que María Eugenia Vidal está dispuesta a colocar en el centro del debate de cara al proceso electoral y al parecer, puso manos a la obra.
La Gobernadora está convencida de que en esas dos áreas su gestión ha logrado avances concretos. Los suele enumerar en cada aparición pública. Recuerda cómo encontró  la Policía y el equipamiento que compró y la cantidad de efectivos que separó de la fuerza en el marco de la lucha contra las mafias y el narcotráfico. También, que algunos delitos han bajado como los secuestros y el robo automotor.
Cerca de Vidal comparan ese balance con las gestiones peronistas anteriores. Y creen estar varios pasos adelante en materia de resultados.

Educación, un  frente abierto
La cuestión educativa es eje de uno de los principales enfrentamientos que la gestión de Cambiemos mantiene con la oposición y los gremios. Aun cuando exista la deliberada decisión de plantearlo como tema de discusión electoral, la situación de los docentes y de las escuelas se impone más allá de la voluntad de la Gobernadora. 
En primera instancia, porque los sindicatos nunca aceptaron el aumento salarial y la paritaria terminó cerrándose por decreto. La otra cuestión tiene que ver con la trágica muerte de una docente y un auxiliar en una escuela de Moreno, que potenció el debate sobre la infraestructura escolar y exacerbó el conflicto con los gremios.
El oficialismo se prepara para un escenario de tensión con los maestros. Aguarda una disputa que monopolizará, por lo menos, febrero y marzo. Es la visión oficial más optimista porque hay funcionarios que imaginan un conflicto de largo aliento. Acaso esa visión esté predominando en el oficialismo. Tanto, como la que plantea la necesidad de llevar la discusión a todos y cada uno de los pueblos de la Provincia.
Cambiemos prepara una ofensiva mediática y callejera que incluyen timbreos y marchas con dos objetivos: presionar para que las clases arranquen el 6 de marzo aun cuando no haya acuerdo en la paritaria y, de paso, movilizar a la dirigencia bonaerense del oficialismo en la pulseada con los sindicatos, a los que ubican en el esquema del kirchnerismo.
Esa disputa empieza a cocinarse con la certeza de que los maestros están bien lejos de aceptar un aumento del 20 por ciento con cláusula gatillo para el primer semestre del año que Vidal logró que firmara la mayoría de los sindicatos de la administración pública.
La novedad no solo radica en que ahora Cambiemos está dispuesto a colocar la cuestión educativa en el centro del debate. El dato a tener en cuenta es que Vidal puede, allá por marzo, estar cerca de blanquear que será candidata.
La fecha del arranque de las clases podría coincidir, días más, días menos, con el anuncio de una decisión política de enorme peso político e institucional. Si la Provincia logra el OK de la Casa Rosada, por los primeros días de marzo tendría que ponerse en marcha el operativo legislativo e institucional para arrancar con el proceso de adelantamiento de las elecciones en territorio bonaerense.

La oposición se mueve
La oposición kirchnerista ya se despliega para resistir esa eventual decisión de desdoblar los comicios. Pero también, se vio obligada a adelantar algunos movimientos urgida por un calendario electoral que podría acotarse drásticamente y terminar con los comicios el 30 de junio.
Axel Kicillof ya no disimula sus deseos de ser candidato a gobernador. Cuenta con el respaldo de Cristina Kirchner, lo que no es un dato menor, pero curiosamente, es resistido en el seno de La Cámpora. El sector de Máximo Kirchner ha cerrado trato con un grupo de intendentes del Conurbano y, en principio, respetaría la idea de que sea un alcalde el postulante bonaerense.
Allí surge el nombre de Martín Insaurralde. El lomense hizo algunas declaraciones en las últimas horas casi en defensa propia. Dijo que al adelantar los comicios, Vidal podría estar condenándose a una derrota anticipada. En rigor, el intendente solo estaría dispuesto a enfrentar a la mandataria en una elección unificada, con el beneficio del efecto arrastre de la boleta de Cristina.
  El apuro hizo salir de la indefinición al “eje La Matanza”. La intendenta Verónica Magario salió a decir que su distrito quiere terciar en la pulseada que se abrió en el kirchnerismo-PJ. Y ofreció su nombre o el del diputado nacional Fernando Espinoza.
Bastante menos claro es el panorama en el Peronismo Federal, donde las fichas más valiosas están puestas en favor de la posible candidatura presidencial de Roberto Lavagna.
De esa definición depende buena parte del ordenamiento del sector en la Provincia, que hoy carece de un nombre que lo identifique más allá del de Sergio Massa, anotado en su carrera presidencial y subido, por ahora, al mismo barco no kirchnerista que Lavagna estaría dando señales de querer conducir.

COMENTARIOS