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Mauricio Macri
PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

Macri quiere ganar terreno en el Conurbano, pero no le da certezas presupuestarias a Vidal

El Presidente alienta a Cambiemos a sumar intendencias en la Provincia, cree que la economía no será un escollo en 2019, aunque la recesión golpea a su base electoral.

“Una vez más nos están subestimando”. La frase resonó en el quincho de la residencia de Olivos y llegó a oídos de dirigentes y funcionarios de Cambiemos que intentan hacer pie en el Conurbano. Y más difícil aún, que tendrán que enfrentar a intendentes que siguen siendo el sostén territorial del PJ en la Provincia.
Pero el presidente Mauricio Macri parece estar convencido de que Cambiemos podrá sortear esas dificultades, como ya lo hizo en 2015 y en 2017. “Necesitamos más intendentes”, afirmó y enseguida advirtió: “La gran batalla del año que viene será en el Conurbano”.
Los referentes oficialistas que lo escuchaban, incluido su primo el intendente de Vicente López, Jorge Macri, también recibieron una orden política: “Hay que seguir caminando, más allá de que la situación esté difícil”, exhortó el Presidente y agregó: “El panorama económico, si bien no será una fiesta, va a mejorar de cara a la elección”.

FMI, dólar y presupuesto
Ahí reside, justamente, el nudo del razonamiento estratégico de la alianza gubernamental. A un año de jugarse en las urnas su continuidad en el poder, el Gobierno acaba de sellar el segundo acuerdo con el Fondo Monetario y está a punto de conseguir -en diez días- la sanción definitiva del Presupuesto 2019 en el Senado. La cotización del dólar se estabilizó e incluso tiende a la baja con el sistema de bandas que implementó el nuevo jefe del BCRA, Guido Sandleris.
Desde la óptica del Presidente y de sus principales funcionarios, la macroeconomía aparentemente no transitará por terrenos resbaladizos, como lo hizo durante buena parte de este año. Pero ahora el problema central es la recesión. Esto no lo reconoce Macri, pero sí lo hacen los intendentes de Cambiemos en la Provincia.
A tal punto, que ya se pusieron de acuerdo para coordinar medidas de ayuda a la clase media y media baja, la franja de la población que más padece la elevadísima presión impositiva y que, al mismo tiempo, no recibe subsidios ni beneficios de ningún tipo. Para colmo, la contraprestación del Estado en materia de salud, educación y seguridad es deficiente.
Entre dirigentes peronistas y también de Cambiemos, aunque estos últimos en voz baja, consideran que la política económica del Gobierno nacional atenta contra su propio electorado, el que apoyó a Macri -y especialmente a la gobernadora María Eugenia Vidal- a derrotar al kirchnerismo cuando prácticamente nadie daba por cierta esa posibilidad.

La clase media
Entre los sectores de ingresos fijos, la pérdida contra la inflación podría alcanzar este año un demoledor 25%, lo que dificulta cada vez más a las familias el acceso a la medicina prepaga, el colegio privado y la movilidad propia: las automotrices admiten que el 30% de los planes de ahorro están caídos.
  Además, el aumento constante de los combustibles (+75% en 10 meses) derrama a su vez sobre todas las actividades de la producción y presiona sobre precios y tarifas. En este contexto es que la arenga de Macri a la tropa oficialista del Conurbano puede caer en saco roto. La gran diferencia, sobre todo con el escenario de 2015, es que entonces la economía jugaba a favor de Cambiemos: el segundo gobierno de Cristina Kirchner fue un desaguisado en esa materia. Pero ahora la economía real obligó al PRO a dejar atrás su natural discurso del optimismo permanente.
Comunicación y críticas
Incluso, referentes como Vidal o el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, expresan puertas adentro del oficialismo sus reservas con el manejo de gestión y comunicación que se diseña en la Casa Rosada.
Nótese una clara diferencia: mientras Macri anunció que competirá por la reelección, la Gobernadora aún no lo confirmó. Ni hablar de Monzó, que directamente se bajó de esa carrera. Y a quien algunos de sus rivales internos se lo refrescaron en los últimos días, tal vez como una forma de cerrarle el paso a sus demandas políticas.
La reunión conjunta de los gabinetes nacional y bonaerense en Trenque Lauquen dejó fotografías que mostraron sonrisas, pero lo cierto es que en el entorno de Vidal no salen del desconcierto que les provoca el ajuste sobre la Provincia. En especial, les sorprendió que el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, haya precisado que los planes de pavimentación que maneja su cartera sólo destinan entre el 10% y el 20% del presupuesto a Buenos Aires.

El 40 % del país
Sabido es que el territorio bonaerense es considerado el 40% del país no solo a nivel presupuestario, sino productivo, fiscal y poblacional. Y que además concentra la pobreza argentina, en buena medida porque las provincias del interior expulsan a sus habitantes por falta de oportunidades.
En el Congreso nacional, la representación bonaerense no hizo demasiado para apuntalar la legítima demanda para que se actualice el Fondo del Conurbano. Tampoco la Casa Rosada lo permitió: en Diputados negoció con los bloques que responden a los gobernadores del PJ, que buscaron atenuar el impacto del ajuste en sus provincias e intentaron descargarlo sobre Buenos Aires.
En el Senado, en tanto, de los tres representantes que tiene la Provincia, solo Esteban Bullrich dijo que está preocupado por el tema y reveló que requirió información al ministro de Economía bonaerense, Hernán Lacunza. Pero llama la atención la prescindencia de Gladys González, también del PRO, y sobre todo el silencio estridente de Cristina Fernández de Kirchner.
Claro que, desde la óptica de la ex presidenta, no sería muy conveniente que Vidal maneje más fondos en 2019, que será un año electoral. Pero esta situación irresuelta podría derivar en algo peor: el sobreendeudamiento del Estado bonaerense. Ya se comprobó, a nivel nacional, que esa política no lleva a buen puerto.
Macri minimiza esos efectos políticos y económicos cuando demora la definición sobre los fondos que le corresponden a la provincia de Buenos Aires. La situación del Conurbano, el territorio al que el Presidente mandó a sus candidatos a ganar intendencias para Cambiemos, requiere de especial atención.
Con mayor celeridad, por cierto, que la discusión -instalada con imprevisión por el propio Macri- sobre la concurrencia del público visitante a los partidos finales de la Copa Libertadores entre Boca y River.

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