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María Eugenia Vidal acompaña la postura de los intendentes, que quieren dilatar las elecciones para evitar el peso del malhumor social.
LA PROVINCIA

La teoría de los intendentes del PRO de llevar la elección lo más lejos que se pueda

Los intendentes del oficialismo, al menos aquellos que gobiernan los distritos más populosos de la Provincia, están convencidos. La máxima podría resumirse de la siguiente forma: cuánto más tarde, mejor. Lo hablaron hace algunas horas en Vicente López, en la previa de una charla motivacional que les brindó el gurú macrista Jaime Durán Barba. Y se juramentaron llevarle la propuesta formal al Presidente en los próximos días porque, aseguran, el tiempo apremia.
La idea que sobrevuela el enrarecido firmamento de Cambiemos pasa por eliminar las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, más conocidas por su sigla, las Paso. En el medio de la consigna que se impulsa desde el corazón del poder territorial del PRO, aparecen especulaciones que tienen que ver tanto con el futuro del oficialismo como los recomodamientos que se pudieran generar en las distintas vertientes del peronismo. 
También surge, casi como un imán irresistible en estos tiempos de crisis y vacas flacas, el anzuelo del ahorro que se generaría por eludir esta cita electoral ideada bajo la hegemonía kirchnerista. Es que se estima que estos comicios costarán el año que viene unos 7 mil millones de pesos, poco menos de la mitad de los recursos que reclama afanosamente, y por ahora sin respuesta certera, la gobernadora María Eugenia Vidal a la Nación como compensación por la desactualización del Fondo del Conurbano.
Diversos asuntos rondan este proyecto que hoy por hoy motorizan los intendentes Jorge Macri (Vicente López), Ramiro Tagliaferro (Morón), Julio Garro (La Plata) y Diego Valenzuela (Tres de Febrero). Este núcleo de alcaldes sostiene que lo mejor para el Gobierno y para el proyecto de reelección de Mauricio Macri, sería que la primera cita electoral de la ciudadanía con las urnas fuera en octubre, bien hacia finales de 2019. 
La teoría que sostienen es que para entonces, si se cumplen los pronósticos oficiales -que hasta el momento se han mostrado más bien poco certeros-, la economía habrá mostrado síntomas de reactivación. Y que, en consecuencia, habrá signos un poco más evidentes de que la crisis que por estos meses sacude fuerte a los argentinos, comenzará a ser mirada por el espejo retrovisor.
Para quienes impulsan darle sepultura a las Paso, es clave evitar una elección en agosto, la fecha prevista para las Primarias. Creen que para entonces, aquella esperanza de recuperación económica a la que se abrazan no será tan perceptible para la gente. Lo mejor, entonces, sería demorar el examen que le tomará la ciudadanía a Macri lo más posible.
Existen otros factores que empujan a estos intendentes a fogonear el fin de las Paso. Adscriben a la idea de que buena parte de la sobrevida política de Cambiemos depende de que se mantenga la división del peronismo entre el sector que lidera Cristina Kirchner y el PJ Federal en el que abrevan varios gobernadores, el senador Miguel Angel Pichetto y Sergio Massa. Creen que dejar abierta la posibilidad de que el peronismo pueda dirimir en una interna esas diferencias, sería exponerse a un riesgo enorme y de consecuencias letales.

Habrá negociaciones
Ya existirían sondeos tendientes a convencer a Massa de sumarse a la aventura de pasar las Paso a mejor vida. El macrismo se dice convencido de que no habrá espacio para una tercera vía electoral, la que hipotéticamente representaría ese peronismo dialoguista. Ese fue uno de los análisis que escucharon de boca de Durán Barba. “El que sale tercero en las Paso no tiene destino en octubre”, grafican. “A Sergio ya le pasó en 2013 y en 2015”, anotan como antecedente favorable a ese análisis.
El proyecto necesita de un pase por el Congreso. Y allí el oficialismo podría encontrar obvias resistencias. También, el propio fuego amigo: hay sectores de Cambiemos que no quieren saber nada con eliminar las Paso. De hecho, el radicalismo acaba de deslizar en la cumbre que se desarrolló en las últimas horas, su deseo de plantar un candidato para competir con Macri. Un sector del ala política del PRO, tampoco comulga con esa idea.
Massa, por ahora, trabaja en su propio proyecto. Sigue sin abandonar la idea de que se vote en la Provincia una iniciativa que permita a los intendentes desdoblar las elecciones de la que se convoque para elegir gobernador. El tigrense pone como condición para que salga el Presupuesto bonaerense, que al mismo tiempo prospere esa propuesta.
Cerca de Vidal le enviaron el mensaje. “Tenés que hablar en la Casa Rosada; nosotros vamos a seguir la estrategia electoral de Mauricio”, transmitieron. En el gobierno bonaerense ya tienen noticias de que los intendentes del PJ no quieren saber nada con esa iniciativa, pero Massa insiste. “Lo que está buscando Sergio es asegurarse Tigre. Porque el intendente Zamora ya no le responde”, dicen, insidiosos, en el oficialismo. Sospechan que con un posible desdoblamiento, el ex diputado nacional no tendría inconvenientes para encumbrar a su esposa, Malena Galmarini.
El debate por la supresión de las Paso, dicen, entusiasma a Macri. Habrá que ver que se termina decidiendo en los laboratorios de la Casa Rosada. Cerca de los intendentes macristas creen que habría que ir apurando la marcha y hasta arriesgan una fecha de posible viaje del proyecto al Congreso: hacia fines de diciembre, cuando se hayan acallado los ecos de la discusión del Presupuesto nacional.
“Esto no invalida que el que quiera hace interna lo pueda hacer, pero no con el formato obligatorio que impone las Paso”, dicen quienes impulsan la iniciativa. Ese es el otro anzuelo que le tiran al Peronismo Federal, que parece encaminado a dirimir en las urnas sus candidaturas.
Prospere o no el proyecto, el debate pone sobre el tapete una cuestión central: las dificultades palpables que afronta el Gobierno. Las Paso fueron un mecanismo que ayudó a Cambiemos y a orientar el voto de la gente que terminó inclinándose por esa alianza en desmedro del kirchnerismo. Por el fuerte malhumor social y el deterioro de la imagen del Presidente ponen ahora en revisión ese mecanismo.
Ese escenario de crisis muestra por demás laborioso al peronismo. Dividido, pero con apelaciones a la unidad cada vez más insistentes. Esos movimientos encuentran sintonía con la no menos notoria actividad de algunos obispos. Algunas señales tienen cierta contundencia. La reunión de ayer en Luján frente a la emblemática basílica organizada por Hugo Moyano y que convocó a distintos sectores del peronismo K, pareció el segundo capítulo de aquél encuentro que tuvo lugar en la Catedral platense en la que diversos sindicatos y organizaciones embanderaron el templo mayor para marcar presencia en la cita llamada por el arzobispo Fernández.
  Moyano, en aquellos días de incertidumbre por la posible detención de su hijo Pablo, acusado de integrar una presunta organización ilícita junto a barrabravas, había recibido otro guiño eclesiástico al ser recibido por el titular de la Pastoral Social. Ayer esas señales fueron más contundentes. En Luján la Iglesia habló directamente de “cambiar el rumbo económico”.

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