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Si se cayó en intensidad el conflicto en el Astillero Río Santiago, se debió a la intervención del arzobispo Víctor “Tucho” Fernández.
PANORAMA PROVINCIAL

La política bonaerense acelera en medio de la crisis económica

La oposición sueña con la oportunidad que le abre el malhumor social.

El complejo escenario económico y social está apresurando los tiempos. 
También, ha cambiado las percepciones sobre el futuro que se adjudica  para sí la oposición.
El halo invencible que pareció cubrir a Cambiemos y en especial a María Eugenia Vidal no parece tan sólido por esta etapa de fuertes turbulencias. Hasta hace algunos meses, el peronismo en sus distintas variantes creía poco probable ensayar con éxito la aventura de volver al poder que dejó en diciembre de 2015 luego de un ejercicio ininterrumpido de 28 años.
La crisis aumentó el malhumor social con el oficialismo. Y aunque Vidal sigue siendo la dirigente mejor ponderada, la oposición empezó a  convencerse de que se le abrió una ventana de oportunidad.
La empresa no parece fácil, pero la ilusión peronista-kirchnerista se alimenta en los resbalones oficiales. La economía promete no dar buenas noticias -al menos esas que pueden palparse en el bolsillo de la gente- hasta bien entrado el año electoral. Y ese escenario, aún con Vidal enfrente, alimenta el histórico apetito de poder del PJ.
Algunas cortinas comenzaron a descorrerse. Con la convicción de que Cristina Kirchner será candidata presidencial, Unidad Ciudadana comenzó a hablar sobre bases un poco más sólidas de las alternativas para la Provincia.
La pulseada por quién será el contrincante de Vidal está instalada. No alcanza altos decibeles, pero sí insume análisis y negociaciones reservadas.
Buena parte de los intendentes del PJ apoya la postulación de la ex presidenta. Por necesidad o por convicción, creen que parte de un piso alto de votos cercano al 40 por ciento que la transforma en una postulante de peso para contribuir a recuperar el poder en la Provincia.
Los intendentes que se reunieron en las últimas horas con Máximo Kirchner le dejaron un mensaje: quieren que del poder territorial del Conurbano surja el nombre de quien deba calzarse el uniforme de combate para lidiar con Vidal.
No llevaron un menú de nombres, pero han dejado trascender que piensan en Verónica Magario (La Matanza) y Martín Insaurralde (Lomas de Zamora).
En el kirchnerismo no dicen ni que sí ni que no. Pero resultaron llamativas dos cuestiones. La primera, que a los pocos días de que los intendentes dejaran su petición, saliera el ex ministro de Economía Axel Kicillof a asegurar que será candidato en la Provincia, y alimentó así las versiones de que podría ir por la Gobernación.
Pero también circuló algún que otro documento que se adjudica a sectores de La Cámpora, en el que se afirma que la mejor estrategia para ganar en la Provincia debería pasar por encontrar un candidato que pueda seducir a votantes del interior bonaerense que se enojaron con Cristina tras la crisis con el campo. La tesis que se esboza en el escrito es que el voto del Conurbano está consolidado y se va a ampliar, pero que hace falta levantar la puntería en terreno adverso. Algo así como cazar fuera del zoológico.
El desafío pasa por encontrar quien, en la boleta junto a Cristina pueda generar esa seducción. ¿Felipe Solá? El ex gobernador está cerca del kirchnerismo, pero esa alternativa no estaría en sus planes.
En el Peronismo Federal se apura una convocatoria para octubre   -el 17, Día de la Lealtad, se baraja como fecha probable- con la idea de apurar el paso del armado nacional y bonaerense.
Mientras tanto, nadie desatiende el juego. El salteño Juan Manuel Urtubey estuvo de campaña en Junín. Sergio Massa insiste con ser candidato presidencial y abre el juego para otros nombres en la Provincia.
El tigrense empuja al diputado nacional Daniel Arroyo, mientras suena el nombre del Eduardo Bucca, el legislador ligado a Florencio Randazzo. 
Todo parece provisional. Porque no cesa la presión para que el candidato bonaerense del peronismo anti K sea Massa.
En Cambiemos existe el convencimiento de que, aún con varias versiones en el escenario, Vidal será la candidata en la Provincia.
En el PRO creen que esa carta brava logrará sobreponerse a las malas nuevas que trae la economía. Tanto, que algunos hasta retomaron la idea de una fórmula macrista pura. Hay quienes dicen que, si fuera por los deseos de buena parte del equipo del PRO, el compañero de fórmula de Vidal sería el ministro de Seguridad, Cristian Ritondo.
Pero una decisión de esas características pondría en crisis el acuerdo con el radicalismo, que se dispone a empujar la reelección como vice de Daniel Salvador.
Salvador se juega una parada brava en los próximos días, embarcado en lograr una lista de unidad en la UCR bonaerense que vuelva a catapultarlo a la presidencia del Comité Provincia. La oportunidad fue propicia para la reaparición en las lides partidarias de Gustavo Posse, que amaga al vicegobernador con armarle batalla.
Para el vice, consolidar la unidad es un gesto necesario ya no sólo puertas adentro del partido, sino también como mensaje para sus socios macristas. Una coronación que desalentaría a quienes preferirían a Ritondo y que acaso serviría de paso para disuadir el nuevo intento de ir junto a Vidal del intendente de Vicente López, Jorge Macri.
El complejo escenario social mostró por demás activa a la jerarquía eclesiástica bonaerense. Si se cayó en intensidad al menos momentáneamente el conflicto en el Astillero Río Santiago, se debió a la intervención del arzobispo platense Víctor “Tucho” Fernández.
Monseñor Fernández había ido al Astillero a celebrar una misa en respaldo al reclamo de continuidad laboral de la planta. Allí propuso que si no hay barcos para hacer, los trabajadores podrían hacer otras tareas como construcción de puentes y participar en la obra pública. Es lo que, justamente, está planteando ahora el gobierno de Vidal para salir del parate.
La mandataria estuvo además reunida con los obispos por la cuestión social. Uno de ellos, Fernando Maletti (Merlo-Moreno), le llevó el mensaje para que reciba a los intendentes del PJ. Otro, también cercano a sectores peronistas y muy ligado al papa Francisco, decidió  directamente no ir. Jorge Lugones (Lomas de Zamora), ya había cruzado feo a Vidal en una reunión en Mar del Plata. Adujo compromisos asumidos con anterioridad para pegar el faltazo.

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