Por lo general la gente piensa que “hacer” publicidad es crear algo de cero, sin un antecedente que parte de la más estricta realidad. Sobre esto ya hemos hablado en este espacio pero hoy quiero hacerlo con un ejemplo.
Potenciar un recurso y transformarlo en eje publicitario implica poner sobre relieve algo que ya existe y debemos representar. Se trata de las expectativas, ilusiones, deseos, alientos y desalientos de la gente. Lo que dice la calle, como adopta una situación. Así fue con el candidato Ricardo López Murphy ¿Se acuerdan?
Un Bulldog
El candidato representaba a un partido con muy baja intención de voto, poco tiempo después la campaña logró instalarlo, incluso con un presupuesto mucho menor que los demás. El punto es que la caricaturización tomó la voz de la calle para usar su potencia, un recurso de identificación poco ortodoxo que no se podía esquivar, simplemente porque ya estaba instalado.
El gesto adusto y la apariencia física le habían otorgado a Ricardo el mote de “Bulldog”. ¿Se podría tapar semejante realidad? Seguramente fue incómodo presentar la propuesta ¿se enojaría? ¿lo entendería? El candidato debía asumir como propio un chiste que la gente hacía constantemente.
Está claro que la campaña no podía terminar ahí sino que luego debía completarse de valores positivos para una sociedad con demandas específicas de la época, algunas de ellas representadas publicitariamente a través del carácter del animal. Sin dudas una estrategia agresiva y “jugada” que tuvo mucho que ver con las limitaciones económicas y la necesidad de impactar con pocos mensajes.
Intento en esta columna dotada de un ejemplo, clarificar los caminos a recorrer para desarrollar una campaña. El ejercicio es dejar de lado la necesidad de autoexpresión o los enunciados políticamente correctos de los clientes y cierto egocentrismo publicitario para pasar a otra instancia.
En tiempos de uso y abuso de recursos técnicos para maquillar “lo real”, el punto de encuentro con la calle es la clave, entender que la venta es un axioma que no requiere de una explicación, funciona o no funciona y punto porque más allá de los recursos tecnológicos, seguimos trabajando para gente de carne y hueso. Guaf, guaf!
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