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María Eugenia Vidal, tras la explosión de una escuela y la muerte de dos personas, afronta un escenario complejo cuyas consecuencias están por verse.
PANORAMA PROVINCIAL

Vidal, ante un nuevo cimbronazo y los dilemas que le plantea la oposición

El drama en la escuela de Moreno pegó con dureza y ahora afrontará una difícil negociación por el Presupuesto

El affaire de los aportantes “truchos” a la campaña de Cambiemos que sacudió al gobierno bonaerense, pareció tapado casi como por encanto por la causa del “cuadernogate” que amenaza con desentrañar una madeja de corrupción que involucra a empresarios y funcionarios del gobierno kirchnerista. Pero esa bocanada de aire fresco para el oficialismo duró lo que un suspiro: la tragedia ocurrida en la escuela de Moreno que se llevó la vida de una docente y un portero, volvió a dejar expuesta a la administración de María Eugenia Vidal.
Así de dinámica es la política. La Gobernadora afronta un nuevo escenario de alta complejidad con un tema por demás sensible. Y que la obligará a hurgar para encontrar responsables.
El caso expone, además de las negligencias que pudieran comprobarse, el costado más cruel de la Provincia: la falta de recursos para atender cuestiones básicas de funcionamiento. La escuela de Moreno no es la única con problemas graves de infraestructura: un reciente relevamiento realizado por los sindicatos docentes señala que el 30% de los 11.500 establecimientos escolares con los que cuenta la Provincia tiene tamañas deficiencias que no estarían en condiciones de funcionar.
Se trata de un viejo problema que la explosión puso en escena de la forma más cruel. Y cuyas derivaciones aún están por verse. La utilización de los fondos públicos para atender cuestiones de infraestructura en los colegios también está en debate, porque no sólo su escasez es lo que cuenta. Una parte es manejada por la Provincia, pero desde hace algunos años otra porción es derivada directamente a los municipios. 
Otra particularidad: el Consejo Escolar de Moreno había sido intervenido hace casi un año por presuntos desmanejos por parte de consejeros cercanos al intendente peronista del distrito y quedado a cargo de un funcionario que responde al director general de Educación, Adolfo Sánchez Zinny.
Vidal, mientras tanto, afronta otro dilema al que la expone Sergio Massa. La Gobernadora deberá volver a requerir de los servicios de los legisladores que responden al tigrense para contar con Presupuesto en 2019. La cuestión ya no pasa por la cesión de espacios de representación en diversos organismos como prenda de negociación, un mecanismo que funcionó para acuerdos anteriores. Cuentan que Massa está empecinado en que la moneda de cambio sea un proyecto que ya presentaron sus diputados y que allana el camino para que se desdoblen las elecciones en los municipios.
En el Ejecutivo no quieren saber nada del tema. Sencillamente, porque algunos intendentes opositores en problemas podrían hacer un llamado anticipado para desprenderse del efecto arrastre que pudiera generar una candidatura taquillera como la de Vidal. Eso dejaría huérfanos de un apoyo clave a los dirigentes de Cambiemos que pugnan por quedarse con algunas comunas.
Pero Massa está inquieto por otras implicancias de ese mismo asunto. En primera instancia, piensa que tendría menos dificultades para conservar Tigre, un distrito al que Vidal le ha puesto el ojo desde hace rato. La otra cuestión tiene que ver con el armado bonaerense que tendrá necesariamente que intentar si quiere tallar en la pelea presidencial del PJ Federal.
Analiza que la posibilidad de desdoblar las elecciones comunales y anticiparlas a la provincial, permitiría cierto juego para algunos intendentes que, aún sin estar convencidos, decidieron atar su suerte a la de Cristina Kirchner. La ex presidenta aparece como un imán difícil de eludir en distritos del Conurbano donde se figura logra una alta ponderación. La ley que fogonea el tigrense permitiría a varios de esos alcaldes asegurarse primero el distrito y luego tener la libertad de apoyar a otro candidato.
La cuestión no parece de fácil resolución. Existen las razones políticas apuntadas, pero también están las económicas que pesan, y mucho. El gobierno de Vidal puede que vaya a necesitar un permiso para endeudarse mayor al de este año, que trepó a los 60 mil millones de pesos.
Hay quienes ubican cerca de 100 mil millones de pesos esas necesidades por los vencimientos de deudas en dólares que se dispararon producto de la devaluación y la absorción de los cerca de 25 mil millones a los que tendrá que hacer frente por el ajuste fiscal que acordó la Nación con el Fondo Monetario.
Sin el concurso del massismo y un puñado de diputados peronistas, ese permiso no verá la luz.
En Cambiemos empieza a tallar otro debate, soterrado por el momento por las malas noticias que llegan desde el campo de la economía. Una primera aproximación surgió en un encuentro que hace unos días mantuvieron dirigentes del interior con legisladores y funcionarios de la Provincia. Allí se debatió acerca de la necesidad de abrir el juego en los distritos a sectores que han sido relegados y que empiezan a sentir como ajena la propuesta de Cambiemos.
La máxima de no habilitar internas donde haya un intendente propio es lo que algunos dirigentes pretenden que se ponga en revisión. Anotan que el corset que significa que el jefe comunal sea patrón y sota en su distrito, no sólo está generando rupturas en los bloques oficialistas sino también se empieza a transformar en el germen del armado de fuerzas locales que terminarán compitiendo contra la propia fuerza gobernante.
Hay casos notorios en algunos distritos del interior. En Trenque Lauquen se acaba de fracturar la bancada de concejales. En Junín, algunos radicales sin chances de enfrentar al alcalde macrista, estarían pensando en volver a articular con el ex intendente Mario Meoni, ahora en el Frente Renovador.
Esos escenarios se extienden en otras zonas de la Provincia y podrían agigantarse con un oficialismo en apuros.
Pocos creen que, aún con Vidal a la cabeza de la lista, la elección bonaerense vaya a ser un trámite. Algunos dirigentes sacan cuentas y estiman que esos grupos locales jugando sueltos pueden sacar según los distritos ente el 5 y el 10 por ciento de los votos. Sumados, representan un caudal nada desdeñable para un oficialismo que no ofrece esa impronta de imbatible de hace apenas unos meses.

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