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OPINIÓN

La sequía y el desborde del gasto, en el podio de las preocupaciones económicas

Hoy la sensibilidad de los “market makers”, el mercado y los que siguen a diario los vaivenes financieros, están en la sequía, con la caída de la producción agropecuaria, y en el resultado de la última licitación de Lebacs y de Letes del Gobierno.

La inflación y la situación económica están al tope de las preocupaciones sociales según algunas de las últimas encuestas de opinión pública. Un resultado cíclico y bastante obvio para la historia de la Argentina, en la cual los temas económicos siempre han ocupado los primeros lugares, cambiantes entre el empleo (o la falta) a los precios y a veces, reemplazado por otras angustias sociales como la seguridad. Los esfuerzos oficiales por desviar la atención han logrado cierto éxito en algunas oportunidades, aunque mucho más en la opinión publicada que en la vivencia social. En cualquier caso, la economía se aleja como tema central cuando hay crecimiento, oferta de empleo y mayor consumo, un conjunto de virtudes que se combinaron en escasas oportunidades en las últimas décadas. La realidad finalmente surge más allá de las susceptibilidades.
Hoy la sensibilidad de los “market makers”, el mercado y los que siguen a diario los vaivenes financieros, están en la sequía, con la caída de la producción agropecuaria, y en el resultado de la última licitación de Lebacs y de Letes del Gobierno. La semana última, el Banco Central recibió menos ofertas por las Lebacs que vencieron y la preferencia se concentró en los plazos más cortos. En parte puede ser atribuido a que el negocio de colocar en pesos con un dólar planchado se diluyó, aunque otra luz amarilla se encendió al día siguiente con la colocación de Letes del Tesoro: tampoco hubo desborde de ofertas, y eso a pesar de ofrecer una tasa mayor a la de licitaciones anteriores.
Los motivos de fondo pueden ser otros y tienen que ver con el cambio de los mercados mundiales, con la mayor tasa de interés de los EE UU y las dudas sobre como sigue la inflación. La lluvia de ingreso de dólares a la Argentina ya no es la del 2017 y el costo de endeudarse comenzó a ser más alto. Como se señaló con anterioridad en esta columna, la suba de la tasa de los bonos norteamericanos implicó un aumento de alrededor de un punto porcentual para endeudarse. Y esto ocurrió en un plazo de algo más de un mes de tiempo. Hoy, los Bonos del Tesoro de EE UU a 10 años rinden 2,9 %, un piso para el costo mundial del dinero. Y algo similar ocurrió con los bonos de 30 años, que tienen tasas 350 puntos básicos más que a fines del 2017.

Las pérdidas no serían una catástrofe, pero sí muy importantes. A nivel macroeconómico el PBI sería 0,5% menor.

Y a esto se sumó la sequía del campo que amenaza con la cosecha gruesa argentina. No existen datos contundentes sobre el nivel de pérdidas porque se esperan lluvias para lo que resta de marzo. Pero las estimaciones son de caídas fuertes, del orden del 25 % para el maíz y del 10 % para la soja. La Bolsa de Rosario menciona una caída de 10 millones de toneladas de maíz y de 5 millones para la soja. Es parte de un debate teórico mientras se espera que el clima cambie y devuelva algo de optimismo al campo. Un año atrás, en zonas de la provincia de Buenos Aires había campos con un metro de agua y hoy sufren sequía.
Las pérdidas no serían de una catástrofe, pero sí muy importantes. A nivel macroeconómico, el PBI sería 0,5% menor, aunque hay estimaciones mucho más pesimistas que hacen llegar las pérdidas al 1% del PBI. En compensación, la menor cosecha está levantando los precios, aunque quizás no alcance. En el caso de la soja y derivados, la cotización está 10 % más alta, pero habrá que esperar los datos finales y cómo varían los precios. Pero para la Argentina en conjunto, los problemas del campo se traducen en algunas expectativas de que el país crecería algo menos este año ¿Cuánto menos? Este es también un debate teórico que llevará tiempo de contar con datos más firmes. La novedad es que hoy, la posibilidad de un crecimiento menor es otro aspecto de las expectativas que están en la mesa de las dificultades que enfrenta la Argentina en el 2018.
La inflación, por otro lado, sigue dando que hablar. El ministro Nicolás Dujovne reconoció que éste es el peor momento y pronosticó que la situación cambiaría hacia abril. “Estamos atravesando los peores meses –dijo- porque estamos generando la suba de precios de servicios regulados que es inevitable, porque hay que eliminar el gasto en subsidios”. Los pronósticos esperan un índice cercano al 2,5% este mes. Pero el peor momento tiene que ver también con otro dato que alumbró la semana pasada. El Tesoro dio a difusión los datos del desequilibrio fiscal. Allí se pudo ver que el Gobierno consiguió bajar el déficit primario, que excluye los servicios financieros. Pero cuando se consideran los pagos de intereses que realiza el Gobierno, el déficit vuelve a subir a 6 % del PBI. Probablemente este resultado sea producto de algún pago de servicios de la deuda concentrado en enero. De cualquier manera, habrá que seguir cuanto más sube esta partida de gastos, sustancial para el programa económico.

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