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Raúl Ricardo Alfonsín.

A 9 años de la muerte de Raúl Alfonsín

Con el transcurso de los años desaparecen las anécdotas y se valoran los contenidos más profundos y trascendentes de los políticos como gobernantes o como ideólogos. No sucede de igual forma con otras actividades del mismo modo e intensidad.
El 30 de marzo se cumplen nueve años de la desaparición de Raúl Alfonsín, quien tuvo una despedida multitudinaria y de un calor popular similar al de la muerte de otras figuras que calaron hondo en el sentimiento de los ciudadanos. 
Miles de compatriotas se acercaron aquel día por propia voluntad a despedir al llamado Padre de la Democracia, sin aparatos, sin ómnibus contratados, ni siquiera con una convocatoria promocionada hábilmente.
Durante su mandato fue larga la lista de las difíciles circunstancias que soportó. Podríamos decir casi imposibles de superar; los más terribles y aberrantes hechos cometidos por la dictadura; asesinatos; desaparecidos, robos, desprestigio internacional, casi una guerra con Chile, deudas contraídas sin destino  e imposibles de pagar y reclamos de todos los sectores, especialmente  de los trabajadores.
Frente a ello estuvo la valentía y  lucidez de Alfonsín y el total respaldo de los legisladores partidarios y de todo el radicalismo.
Sin duda, sancionar a los que ordenaron y cometieron crímenes aberrantes y promover el juicio a las Juntas Militares fue el primer paso para instaurar el Estado de Derecho. 
Esa fue la sólida base para que por primera vez la justicia de la República juzgara, sentenciara y encarcelara a las cúpulas militares. Produjo sorpresa y admiración en el mundo la fuerte decisión de poner en el banquillo a quienes se sentían dueños del poder. Aún hoy ese juicio es un caso único en el mundo.
Alfonsín descartó los consejos de muy altos dignatarios del mundo de no hacer los juicios por el riesgo de su caída. En forma paralela, el peronismo reconocía la autoamnistía  que se habían dado los militares y  pretendían con ello borrar las atrocidades cometidas. Fue así que el candidato peronista durante su campaña defendió el autoperdón sostenido por todos los dirigentes que tardíamente descubrieron los Derechos Humanos.
Es hora de recapacitar sobre el enorme valor de Alfonsín, quien nos aseguró estos casi treinta y cinco años sin golpes de Estado.

(*) Abogado; ex diputado nacional

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