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María Eugenia Vidal, mientras recorre el interior bonaerense, sabe que le espera una dura puja salarial con los docentes.
PANORAMA PROVINCIAL

Preparativos para una dura batalla salarial

En el Gobierno ya imaginan un escenario de conflicto con los docentes, que tendrá largo aliento y afectaría el inicio de las clases

En el gobierno bonaerense ya dibujan un cielo plagado de nubarrones. La negociación salarial asoma compleja y no pocos funcionarios se entregan a pensar en que se viene un conflicto extenso con los docentes.
No se trata de un escenario novedoso para la administración de María Eugenia Vidal. Debutó en las duras lides de definir salarios con los sindicatos del sector allá por 2016, con apenas dos meses de asumida. El resultado fue exitoso: acaso la clásica benevolencia con una gestión que recién se inicia, allanó el camino para un acuerdo relativamente rápido que permitió un inicio de clases sin sobresaltos.
Pero ese año fue un espejismo: en 2017 los sindicatos concretaron 17 días de paro antes de firmar la paritaria. Y la actividad escolar se reanudó con normalidad el 3 julio, casi cuatro meses después de lo que establecía el calendario educativo. Su antecesor Daniel Scioli, padeció en carne propia la dureza de los gremios a la hora de defender sus salarios: tuvo que tragar saliva para absorber 20 medidas de fuerza en 2014. Hay quienes imaginan un panorama similar para este año.
El gobierno de Vidal intenta por estas horas concentrarse en una negociación salarial previa con los sindicatos de los trabajadores estatales. Sigue la hoja de ruta del año pasado con la premisa de despejar de medidas de fuerza el funcionamiento de la administración central. Los gremios del sector público fueron los primeros que acordaron los sueldos para 2017 luego de un trámite sin demasiadas complejidades.
Por estos días se produjeron los primeros sondeos. Sobrevoló en un encuentro entre funcionarios y sindicalistas una propuesta de aumento del 15% en cuatro cuotas, en sintonía con lo que pretende el gobierno de Mauricio Macri con la idea de que los incrementos en los sueldos no sobrepasen la meta de inflación prevista para este año.
La discusión no parece tan sencilla. Es cierto que los gremios que tantearon los funcionarios tienen una impronta dialoguista que los aleja de posiciones más duras como las que suelen adoptar los maestros y ATE. Pero existen circunstancias que no contribuyen a despejar ese diálogo incipiente.
La primera cuestión remite a una invención del oficialismo que fue crucial para el acuerdo del año pasado y que ahora oficia de búmeran: la cláusula de ajuste automático de los salarios por inflación.

Con o sin paraguas
Los estatales y docentes se terminaron asegurando, gracias a esa cláusula gatillo, no perder frente a la disparada del costo de vida. Pero la Nación, que celebró aquel mecanismo que surgió de las entrañas del vidalismo y que contribuyó decididamente al cierre de paritarias del sector público nacional y de varias ramas de la actividad privada, ahora pretende archivarlo.
Los gremios sostienen que sin ese paraguas es prácticamente imposible cerrar por el 15 por ciento. Más aún cuando las consultoras privadas más optimistas aseguran que la inflación no será menor al 19 por ciento.
Existen algunas otras cuestiones que remiten a las entrañas sindicales. Por necesidades propias o por la lógica de la actividad de sus organizaciones, algunos sectores dialoguistas le están mostrando los dientes al gobierno de Vidal.
El diálogo con los docentes, mientras tanto, está cortado. Pero los mensajes van y vienen. Los gremios ya enviaron señales inequívocas: por más que exista un cierre con los estatales, ellos no abrocharán ningún acuerdo por un 15 por ciento.
“Cláusula gatillo y piso del 19%. Y ahí empezamos a hablar”, señaló en las últimas horas uno de los actores centrales de la negociación por el lado sindical. El gobierno bonaerense parece lejos de satisfacer esa aspiración.
La cuestión es que el clima paritario va tomando temperatura. No habría que dejar pasar de largo la presencia de Roberto Baradel en la cumbre que el PJ bonaerense acaba de celebrar a orillas del mar.
El titular del Suteba fue recibido por la cúpula partidaria. Y allí explicó, entre otras cosas, el rechazo sindical al proyecto de reforma al sistema previsional que ahora Vidal decidió poner en el freezer.
Cualquier cambio en el Instituto de Previsión Social debe pasar por el filtro de la Legislatura. Los sectores del PJ dialoguista que ahora ostentan la conducción partidaria, tienen la llave en la Cámara de Diputados, a través de distintas terminales, para trabar o darle vida a una iniciativa de esas características. Baradel tiene pautado para los próximos días un encuentro con Sergio Massa en busca de sumar masa crítica a la reforma previsional.
La Gobernadora decidió poner el pie en el freno con aquella iniciativa y transitar el mismo sendero de la Nación que optó por no avanzar con un mega paquete de reformas a la legislación laboral para no tensar más la cuerda con los gremios. El repliegue táctico quizás tenga que ver con la necesidad de no abrir otro frente de conflicto con los sindicatos que contamine la de por sí compleja negociación salarial.
¿Tendrá que ver con esa misma intención la postergación de la salida a escena del proyecto que se amasa en despachos oficiales para reformar el Estatuto del Docente que incluiría la eliminación de algunas licencias especiales de que gozan los maestros? En la Provincia ahora se habla de que sería un debate para el segundo semestre.

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