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Sergio Palazzo se reuniría con María Eugenia Vidal para tratar la situación de los empleados del Bapro.
PANORAMA PROVINCIAL

El sueño de la conquista política del Conurbano y un regalo de Navidad para Vidal

El próximo jueves, la Legislatura bonaerense sesionará tardíamente para dar adhesión formal al Pacto Fiscal que acaba de sancionar el Congreso de la Nación. Será el último paso formal para el mejor regalo de Navidad que recibirá la gobernadora María Eugenia Vidal, que ya mira con atención el horizonte hacia 2019.
Fruto del acuerdo alcanzado por el presidente Mauricio Macri con los gobernadores y la reforma previsional sancionada con masivas protestas callejeras, Vidal dispondrá en los próximos dos años de unos 65 mil millones de pesos adicionales, entre aportes del Tesoro nacional y la compensación por el Fondo del Conurbano. Se trata, en rigor, de una reparación histórica por la enorme injusticia  que suponía el reparto de un fondo creado para compensar las inequidades sociales del área metropolitana pero que en los últimos años inyectaba más fondos a Chubut o Misiones que a la propia provincia de Buenos Aires.
El Fondo se creó a mediados de los ‘90, como una compensación política para el entonces gobernador Duhalde. En aquellos años tuvo una gran significación económica, pero luego se desnaturalizó.
Con todo, más allá de los argumentos técnicos impositivos y financieros, se trata de un movimiento que promete tener un enorme impacto político que, para algunos, comienza a preparar el terreno para la reelección de Vidal.

“La sanción del Pacto Fiscal promete tener un fuerte impacto político en el tablero bonaerense”

“Vinimos para quedarnos”
La frase la dijo Vidal en Florencio Varela. Y la repitió luego, junto al presidente Mauricio Macri, nada menos que en La Matanza. “Esta vez vinimos al Conurbano para quedarnos”, lanzó Vidal en agosto, en medio de la campaña a las PASO. Fue, más que una arena electoral o un mensaje para sus rivales, una declaración de principios. En efecto, con la llegada de los fondos derivados del Pacto Fiscal, la Gobernadora sueña con salir a la conquista total del Conurbano bonaerense. En cierto modo, el efecto Cambiemos ya había generado un sacudón al peronismo en el Gran Buenos Aires en 2015, cuando le arrebató intendencias históricas. Ahora, la estrategia apunta a correr al kirchnerismo de su último reducto, los distritos de la Tercera sección electoral.
El plan de Vidal tiene el foco puesto en el trabajo territorial. Los 65 mil millones de pesos adicionales que se aseguró esta semana le permiten proyectar un esquema de obra pública y de infraestructura social de altísimo impacto en algunos de los sectores más peronistas del sur y sudoeste del Gran Buenos Aires. El listado contempla obras hidráulicas en arroyos claves y de vialidad a cargo del Ministerio de Infraestructura de Roberto Gigante, que son las de mayor costo, y también inversiones en escuelas, comisarías, hospitales, dependencias judiciales y penitenciarias.
La estrategia de Vidal se completa con otro dato: el trabajo que viene haciendo el ministro de Desarrollo Social Santiago López Medrano en el Conurbano con la instalación de las denominadas “Casas de Encuentro”. La primera se creó en La Matanza y le siguieron otras en Varela y José C. Paz, todos municipios gobernados por el peronismo. Son espacios que dan apoyo escolar, pero que también cuentan con comedores y consultorios médicos, para contención social pero también con una mirada política.
Son, todos, movimientos que vienen mirando con atención y nerviosismo muchos de los referentes territoriales del peronismo.
La semana política de Vidal tuvo, más allá de las novedades financieras, otros capítulos más tensos. El martes, con una sesión que volvió a tener ribetes escandalosos, los legisladores de Cambiemos lograron la sanción de los cambios en el régimen de jubilaciones de los trabajadores del Banco Provincia.
La norma se votó en la Legislatura en medio de un operativo policial con pocos precedentes en la Ciudad y a pocas horas de que las calles porteñas se conviertan en un campo de batalla entre manifestaciones y fuerzas de seguridad.
Con ese trámite parlamentario, Vidal se anotó un poroto político pero abrió un frente de conflicto gremial que generó tensión y nervios en la Gobernación. Las medidas de fuerza convocadas el mismo martes por la noche por la Bancaria amenazaban con extenderse hasta después de la Navidad, lo que iba a generar caos y malhumor social en otro diciembre convulsionado.
 Fue necesario, para descomprimir la olla a presión, la intervención del Ministerio de Trabajo de Nación. Jorge Triaca dictó una conciliación obligatoria que garantizó, sobre todo, la carga de dinero en los cajeros y el cobro del aguinaldo para un amplio universo de empleados municipales.
El martes, habrá una reunión formal entre las partes en la cartera laboral. Pero esta semana, dicen, también podría producirse otro encuentro sobre el que se viene especulando fuerte en la Provincia. La Gobernadora recibiría al titular de la Bancaria, Sergio Palazzo. Vidal haría en ese marco un gesto al modificar algunos aspectos de la norma en la etapa de reglamentación a pedido del gremio.
El tratamiento de la reforma de la caja del Bapro, a principios de la semana, dejó además mucha tela política. El dato central fue la ratificación de la alianza estratégica entre Vidal y un sector de dirigentes del peronismo, básicamente representado por los intendentes Martín Insaurralde y Fernando Gray.  A través de los legisladores que responden a su mando político, prestaron quórum en Diputados para que se vote la polémica ley.
La jugada dejó cruelmente expuestos a diputados que recién asumen sus bancas, como Fabiana Bertino y Federico Otermín. Este último, para irritación del kirchnerismo, decidió argumentar su voto en contra mientras permanecía en su banca casi en soledad para que no se caiga la sesión y Cambiemos tenga la ley.
Pero la Gobernadora también tuvo movimientos esta semana en el frente interno, apurados luego de la sanción de la reforma a la Ley de Ministerios, con la que Vidal buscó darle un nuevo ordenamiento a su gestión.
En un movimiento que causó sorpresas para muchos pero que era cantado para los que conocen los avatares de la dinámica cotidiana del Ejecutivo, el director provincial de Hidráulica Rodrigo Silvosa presentó su renuncia al cargo alegando “motivos personales”.
El alejamiento se produjo en medio de una fuerte interna con el ministro Gigante, un hombre que fue puesto en su cargo por indicación del presidente Macri.

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