TRIBUNA DEL LECTOR

Las enseñanzas de Newton y Machado

Newton fue el científico más importante de la historia anterior a Einstein y -acaso con él, con Pitágoras y con algunos más- un genio de los que merecen llamarse como tales.
Su vida, sin embargo, fue un infierno de polémicas y enfrentamientos que los egos, la envidia, los celos, el nacionalismo y los intereses se encargaron de alimentar. El carácter de Newton colaboraba, porque se lo reconoce como irascible y poco sociable; eso no justificaba, igualmente, el ataque despiadado de quienes ni siquiera se tomaban el trabajo de comprenderlo, como Robert Hooke, Christian Huygens o Francis Hall que gozaban por la época de un prestigio superior.
El fastidio de Newton lo llevó a pedir que le dieran de baja en la Royal Society -a la que había entrado por la puerta grande después de la invención de su revolucionario telescopio- porque consideraba que las polémicas inacabables con los incapaces de comprender le quitaban tiempo para lo fundamental, que eran sus estudios y que nos legó como conocimiento del universo tal y como lo concebimos todavía, Einstein y teoría de cuerdas mediantes.
La anécdota, que podría aparecer descontextualizada en medio de otras urgencias y hasta de otras preferencias que circulan por estas redes, no lo es tanto si nos sirve para aceptar que no vale la pena gastar energía con quienes tienen el cerebro intervenido y responden como robots a las órdenes que se les envían desde alguna central.
Machado -que no vivió en la época de Newton, pero tampoco en ésta de la inteligencia artificial- lo intuyó y lo expuso de manera impar en sus 'Proverbios y cantares':
"De diez cabezas, nueve/ embisten y una piensa./ Nunca extrañéis que un bruto/ se descuerne luchando por la idea."

Claudio Portiglia -vía Facebook-