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María Eugenia Vidal avanza con las reformas de fondo que quiere imponer en el territorio provincial.
PANORAMA PROVINCIAL

El laboratorio político de Vidal para las reformas de fondo que están por venir

La imagen del intendente kirchnerista de Ensenada Mario Secco desencajado y a los empujones en el recinto de la Cámara de Diputados casi logró eclipsar lo más significativo de lo ocurrido el jueves pasado en la Legislatura bonaerense. En esa tumultuosa jornada, María Eugenia Vidal puso en marcha una suerte de laboratorio político para la serie de reformas estructurales que proyecta para el año próximo. Pese al escándalo y los incidentes, la jugada tuvo éxito.
En el estreno de la nueva Legislatura, en la que Cambiemos logró mejorar su peso relativo y fortalecer su posición, Vidal obtuvo la sanción de proyectos con ribetes polémicos con los votos de los legisladores del oficialismo y sus nuevos aliados. De esa manera, no sólo dejó en claro esta semana que usará esa nueva posición de fortaleza en la Legislatura para imprimir un sello propio en la segunda parte de sus cuatro años de gestión, sino que además lo logró aislando al kirchnerismo.
El paquete de  12  proyectos que envió a las cámaras y que quedaron en medio de fuego cruzado tenía, en rigor de verdad, un sólo punto de conflicto: la reforma a la caja previsional del Banco Provincia, cuyo tratamiento finalmente fue postergado para la sesión que se realizará el martes.
Quizás por ser la situación más fácil de explicar en términos de cifras (genera un déficit anual de 5 mil millones), el sistema de jubilación de los trabajadores de la banca pública provincial fue el primer paso elegido por Vidal y sus consejeros para inaugurar este nuevo tiempo de reformas.
“No es posible sostener el funcionamiento de la caja muchos años más  si no hay cambios. Hasta ahora se financia con deuda”, dicen en el oficialismo sobre el proyecto que eleva la edad jubilatoria y modifica el cálculo para los haberes y que es visto por los gremios como la antesala de cambios que van más allá de una caja puntual.
El camino de las reformas, aunque por ahora nadie se anime a ponerlo en palabras en la Gobernación, tendrá en efecto próximas paradas en los primeros meses de 2018.
En ese escenario fue que se encendió  la chispa de la reacción gremial. Muchos dirigentes sindicales estatales están convencidos que el gobierno de Vidal avanzará el año próximo con una reforma previsional integral para la Provincia.
Esa advertencia, y las esquirlas de una tarde con escenas de violencia policial en las cercanías del Congreso nacional, fueron los elementos que confluyeron, el jueves,  en una movilización que terminó con una carga del cuerpo de Caballería sobre la avenida 7 con gases lacrimógenos y bales de goma, después de que un grupo de manifestantes rompieran una de las rejas.

Versiones encontradas
Hay, en rigor, versiones encontradas sobre cómo se desarrollaron los incidentes. Según fuentes policiales, se produjo un enfrentamiento entre dos sectores de los manifestantes que generó una intervención para evitar que ingresen a la Legislatura por la reja que habían roto antes. La versión encontrada es la del intendente Secco, que denunció que hubo una represión intempestiva e injustificada cuando la columna comenzaba a desconcentrar.
Como sea, ese clima de incidentes terminó de convencer a los hombres de Cambiemos de postergar el tratamiento del proyecto de reforma a la caja del Bapro. En la decisión influyeron, además, los temores del Gobierno a una reacción gremial que complique el operativo de pago de medio aguinaldo, que finalmente se depositó el viernes.
Cambiemos decidió concentrarse, en cambio, en otros proyectos, como el de reformas a la ley de ministerios, cuyo tratamiento dejó también elementos de análisis. Luego de que se reanude la escandalosa sesión en Diputados, el oficialismo volvió a jugar la carta de la alianza con los sectores del peronismo “dialoguista” de los intendentes y el massismo. Con esos números, sancionó el retoque a la estructura de ministerios, que reorganiza áreas y secretarías, y extendió por un año la emergencia en seguridad, en un trámite exprés y en medio de las denuncias del kirchnerismo, que quedó aislado.
Lo del proyecto de reforma de la caja del Bapro fue, apenas, una postergación. En Cambiemos dicen estar dispuestos a negociar modificaciones a la letra de la norma con los gremios. Pero también dejan entender que harán todo lo posible por sancionarlo en las sesiones convocadas para el martes. “Podemos aceptar revisar, por ejemplo, algunos aportes extraordinarios que tienen los empleados del Bapro, que son elevados. Pero no la cuestión de fondo con respecto a la edad”, dicen.
El escenario deja al descubierto el apuro con el que Cambiemos se viene moviendo en los últimos días para sancionar proyectos sobre tablas y sin debate en comisiones. La premura tiene una explicación “de agenda”. “Este tema tenemos que cerrarlo ya porque en marzo se vienen otros debates”, reconocen operadores políticos del Gobierno de Vidal.
En el horizonte de posibles reformas, trascendió, hay temas previsionales, pero también del ámbito educativo. ¿Se viene una revisión del estatuto docente?

Lista única, tribus varias
En tanto, el peronismo provincial irá hoy a elecciones para renovar autoridades con un esquema de lista de unidad que está muy lejos de reflejar el escenario real en el PJ bonaerense.
“El Tano” Gustavo Menéndez será electo nuevo presidente del partido en reemplazo de Fernando Espinoza, el ex intendente de La Matanza que parece haber perdido consenso interno.
El desembarco del intendente de Merlo supone un cambio de aire en la conducción de la fuerza, con los intendentes que lograron resistir el aluvión electoral de Cambiemos en 2015 como nuevos protagonistas. El trabajoso acuerdo para unificar listas dejó en tanto fuera de juego a los sectores del kirchnerismo duro y La Cámpora.
Pero el alineamiento de todas las tribus internas del peronismo es un escenario lejano. Así quedó en evidencia en la Legislatura bonaerense, donde comienza a profundizarse la grieta entre un sector que responde a liderazgos territoriales por un lado, y el kirchnerismo en su nueva piel de Unidad Ciudadana por otro.  En ese marco, comienza a asomar un acercamiento entre los bloques de los intendentes y el massismo, que todavía conserva posiciones de relativa influencia. Hacia ese tándem miran desde Cambiemos de cara a un 2018 al que piensan como el año de las grandes reformas.

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