La inflación anual acumulada para los últimos 12 meses alcanza ahora al 24%, aún lejos de la meta del 17% señalada oficialmente.
LA COLUMNA DE LA SEMANA

Kirchnerismo sin peronismo

Suele pasar como fecha poco advertida. Siempre a la rastra de aquella en que partidos y frentes cierran sus listas de candidatos. Pero, esta vez, un nuevo momento resulta estelar en el interminable calendario electoral argentino: el correspondiente a la inscripción de las alianzas en la provincia de Buenos Aires.
Ese día, el próximo miércoles 14 de junio, los frentes electorales deben quedar registrados ante la justicia electoral de la provincia.
Ese día, Cambiemos será Cambiemos, el Frente Renovador incorporará al GEN de Margarita Stolbizer, y el peronismo develará la incógnita a que lo tiene sometido las pretensiones excluyentes de Cristina Kirchner.
Dicha pretensión excluyente incluye, desde la boca para afuera, estridencias tales como que a un ex empleado -Florencio Randazzo- no le está permitido desafiar a su jefe –Cristina Kirchner-.
Se trata de otro capítulo del relato en el que cada vez son menos los que creen. Obvio resulta que si la Kirchner confiara en un triunfo abultado no solo no impediría la precandidatura de Randazzo, sino que la fomentaría.
Lo cierto es que el cristinismo, a esta altura, es un tembladeral. A tal punto, que ya no solo no existe más en el interior del país como quedó demostrado en las recientes elecciones provinciales de Chaco, La Rioja y Corrientes, sino que está limitado al Gran Buenos Aires, siempre y cuando los intendentes no abandonen el barco.
Seguramente, el principal síntoma de ese tembladeral está en la posible inscripción de un nuevo frente que, inclusive, no contenga al Partido Justicialista.
Ocurre que nadie puede evitar que Randazzo participe de la PASO del Partido Justicialista. Para ello, ya reunió los avales necesarios que establece la ley.
Entonces, los kirchneristas para rehuir cualquier competencia, presentarán un frente que no incluye al Justicialismo.
Si no lo decidieron con certeza hasta el momento es porque el Partido Justicialista en manos de Randazzo es un riesgo mayor. Con dicha contingencia, Randazzo puede pasar la “ambulancia” y recoger los heridos del cristinismo y sobre todo el apoyo de más de un intendente, si Cristina trastabilla en las encuestas.
Dicho en otras palabras, el otrora invencible “cristinaje” saca cuentas hoy para determinar el riesgo menor, si es con Randazzo adentro –en la PASO- o con Randazzo afuera, en la general.
La clave hay que buscarla en la consideración de la propia Cristina sobre cuál de ambos caminos le asegura la senaduría que le evite cumplir las eventuales sentencias en las causas por corrupción abiertas.
Pero esa clave se compone de diversas variables. Y la principal, es la de los intendentes.
Cristina Kirchner cuenta con un puñado de incondicionales. No muchos, más vale pocos.
En el Gran Buenos Aires, la nómina incluye a los intendentes de Moreno y Avellaneda y, en el Gran La Plata, al intendente de Ensenada. De allí, en más, los grados de lealtad varían pero, en ningún caso, adquieren la categoría de incondicionales.
Ergo, orientan sus preferencias en función de los vientos. Y los vientos, soplan a través de las encuestas. De momento, la ex presidente consigue adhesiones suficientes como para asegurar un éxito en sus respectivos distritos a los intendentes que la ladeen. Pero, nadie puede afirmar que todo continúe inalterable hasta el momento de votar.
El resto es lo malo conocido. La Cámpora, muy alicaída –ya no está el dinero del Estado, es decir, de los contribuyentes- y los grupúsculos que alientan a la Kirchner para intentar colar algún legislador nacional o provincial que, de ninguna manera, colarían si compitiesen con boleta propia.

Capítulo corrupción
Obvio, no pasa nada. Solo se acumulan asuntos que parecen destinados a que la ciudadanía emita un “qué barbaridad” y todo continúe como si nada fuera.
La semana que acaba de concluir quedó caracterizada por las derivaciones de la muerte del financista Aldo Ducler y de la saga argentina del “affaire” Odebrecht.
En el caso Odebrecht, el Gobierno intenta demostrar que mueve fichas y piezas para avanzar en el esclarecimiento de las coimas por 35 millones de dólares que los ejecutivos brasileños de la empresa aseguran haber pagado a funcionarios argentinos.
Con los brasileños, más no se puede avanzar. La ley del arrepentido que rige en el país de habla portuguesa cobija a los ejecutivos de la constructora que, a cambio de reducciones de penas, confesaron sobre los hechos de corrupción de la empresa.
Es que acá, en la Argentina, dicha ley no existe y, por ende, los ejecutivos de Odebrecht serían juzgados y condenados, sin atenuantes. Por tanto, que la justicia brasileña envíe los antecedentes a la argentina violaría la propia legislación brasileña.
Es probable que algunos jueces locales hayan respirado aliviados. Cualquier cosa, menos llevar a juicio un K por corrupción. Eso, y no otra cosa, es Justicia Legítima.
Paradójicamente, a título solo informativo, la procuradora general de la Nación recibió la información de su similar brasileña. Sí, la procuradora general es Alejandra Gils Carbó. Ningún kirchnerista se desveló esa noche.
Ahora el Gobierno busca colaboración en Estados Unidos. Es posible que la obtenga. Por eso, el Gobierno prepara un viaje de jueces y fiscales. Aunque, más probable es que solo resulte un viaje “casi de egresados” por los pagos del Norte,
También busca un acuerdo con la empresa que garantice impunidad y continuación de las obras a cambio de información y el pago de una importante multa. Difícil que pase.
Todo indica pues que estamos ante un nuevo capítulo de impotencia –¿Deliberada?- para llevar a juicio a los millonarios. Otra burla.
Y está el tema Ducler. Un hombre que colaboró con la dictadura militar –fue secretario de Hacienda del gobierno del ex teniente general Leopoldo Galtieri- a quien los Kirchner  recurrieron para concretar “manejos” con los fondos que el Estado nacional reconoció en su momento a la provincia de Santa Cruz, por regalías petroleras mal liquidadas.
Se trató de 800 millones de dólares que el entonces gobernador Néstor Kirchner, sin autorización alguna, sacó del país y depositó en bancos extranjeros.
Solo dos días antes de fallecer en la vía pública, Ducler concurrió a la Unidad de Investigaciones Financieras para presentar un escrito donde dejaba constancia de su intención de aportar información a cambio de una recompensa.
En el escrito, Ducler hacía referencia al empleo de dichos fondos –más sus intereses- en campañas políticas pero, sobre todo, en la adquisición de las acciones de YPF por parte de la familia Eskenazy, probable testaferro de los propios Kirchner.
Capítulos que se agregan a la saga de la corrupción K.

Merkel
La visita de la canciller federal de Alemania, Angela Merkel, a la Argentina demostró, una vez más, que el destino del país está en manos de sus propios ciudadanos y no en oscuros y brumosos centros de poder internacional como aman esbozar los teóricos de las conspiraciones antinacionales.
Merkel, los funcionarios y los empresarios que la acompañaron fueron precisos. En la próxima elección de octubre, los argentinos y solo los argentinos decidirán si desean formar parte del mundo o si prefieren el aislamiento cuyo exponente más acabado –perdón por la ironía- es la Venezuela de Chávez y Maduro.
El apoyo, más allá de lo esperado, de la canciller alemana a las políticas que exhibe el Gobierno argentino fue contundente.
Claro que es un apoyo supeditado. La Argentina resulta un país interesante para Alemania, donde no son pocas las empresas provenientes de dicho origen aquí radicadas, siempre y cuando no caiga nuevamente en las aventuras populistas, corruptas y aislacionistas a que estuvo sometida durante el gobierno de los Kirchner.
En materia internacional, la Argentina requiere de la buena voluntad alemana para avanzar en el objetivo regional de alcanzar un Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y el Mercosur.
También para incorporarse a la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, y para organizar en el país la próxima reunión del G-20.
La sintonía entre el presidente Macri y la canciller Merkel quedó patentizada cuando el primero hizo público su compromiso de defender el libre comercio. Fue música para los oídos de Merkel, empeñada en una disputa sobre la cuestión frente al proteccionista presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Claro que si se trata de atraer inversiones, la buena voluntad no basta. Sí, claro, hará falta optar por un modelo de país integrado al mundo, pero hará falta también mejorar las condiciones de la macroeconomía.
Con un déficit fiscal que alcanza al ocho por ciento del Producto Bruto Interno –dos por ciento es el criterio de convergencia de las economías europeas-, alta inflación, voracidad fiscal, una infraestructura colapsada, energía insuficiente para una etapa de crecimiento sostenido y conflictividad social manifestada por piquetes y cortes junto a la inseguridad ciudadana, difícil es que se verifique una corriente inversora.
Con todo, España, Holanda, Italia, Francia, Estados Unidos, China, Japón, ahora Alemania, indican que Argentina volvió al mundo.

Economía
Difícil es determinar si se trata de un momento o de una tendencia. Lo cierto es que la inflación correspondiente al mes de mayo pasado fue del 1,3 por ciento, medida frente al mes anterior.
El guarismo muestra una desaceleración pronunciada que difícilmente se reproduzca para el mes en curso. Es que en abril, el costo de vida aumentó un 2,6 por ciento es decir el doble que en mayo. 
La inflación anual acumulada, para los últimos 12 meses, alcanza ahora al 24 por ciento, aún lejos de la meta del 17 por ciento, señalada oficialmente.
Para llegar a cumplir la meta, la inflación mensual, para los restantes 7 meses del año, no debería superar el 0,8 por ciento mensual, algo difícil de imaginar con un altísimo gasto público sostenido que no es debidamente reducido por el Gobierno nacional, ni por la mayoría de los gobiernos provinciales.
Por su parte, los pronósticos sobre crecimiento de la economía argentina fueron revisados a la baja por parte de la Organización para el Comercio y el Desarrollo Económico (OCDE).
A principios de año, la OCDE calculaba el crecimiento argentino en un 3,1 por ciento para el corriente año y en un 3,4 por ciento para el próximo. Ahora, si bien mantiene su pronóstico para el 2018, baja al 2,5 por ciento para el año en curso.
Así, la Argentina muestra una disonancia para el presente año frente al crecimiento del mundo estimado en un 3,5 por ciento para sintonizarse casi en la misma frecuencia -3,6 por ciento- para el 2018.
La discriminación de la situación actual muestra que el consumo mejora en autos, naftas y motos; que la inversión crece en construcción, maquinarias agrícolas y en todo el sector vinculado a la agroindustria.
 De su lado, el empleo se mantiene estable con crecimientos focalizados en Paraná, Rosario y Córdoba.

Internacionales
Justo. Ahí nomás. Por cuatro votos contra tres, el Tribunal Superior Electoral de Brasil decidió absolver al presidente Michel Temer de la acusación de utilizar fondos provenientes de la corrupción para financiar la campaña electoral de la fórmula Dilma Rousseff-Michel Temer.
A nadie escapa que se trató de una decisión sumamente influenciada por la política para evitar la caída del gobierno que hubiese disparado un período de inestabilidad sin precedentes en el vecino país.
Como se recordará, los casos “lava-jato”, “Odebrecht” y “Batista” pusieron contra las cuerdas a la casi totalidad de la clase política brasileña. La caída de Temer hubiese significado la ante sala de la anarquía.
De allí que no son pocos los comentaristas que aceptan la salida política pero advierten sobre una profundización del divorcio entre la política y la sociedad. 
¿Por qué no cae Temer? ¿Con cuáles apoyos aún cuenta? Básicamente, con el de los mercados que no temen un caos social y político, y con el de los legisladores que no quieren perder su banca y sus privilegios. Es bastante, pero no es mucho.
Del otro lado del Atlántico, el voto británico solo dejó en claro la confusión que sufre la ciudadanía del Reino Unido. Los conservadores ganaron pero perdieron la mayoría absoluta de la que gozaban. Llamaron a votar anticipadamente, para alcanzar un número de comunes, legisladores, menor al que tenían.
Pero, la confusión central no está allí, ni siquiera es producto de los recientes atentados terroristas. Es la consecuencia del Brexit, la traumática salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, justo cuando del otro lado del Atlántico gobierna un imprevisible Donald Trump.