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La sociedad toma conciencia sobre la especulación que oculta la concentración en los mercados de productos de consumo masivo.
ECONOMÍA

La política del consumo

Los autores, entendiendo la comunicación como una instancia que integra y a la vez desborda lo mediático, sostienen que desde allí se pueden tender puentes y vínculos para dar comunicabilidad a la economía social y solidaria.

Cada vez con mayor fuerza surge la pregunta acerca de qué consumimos, de dónde proviene lo que compramos, dónde lo adquirimos, a quiénes beneficiamos con nuestras inversiones y consumos. Y las respuestas nos invitan hacia formas de consumo más políticas, éticas, críticas, responsables y amigables con el ambiente. 
En ese camino se entrecruzan la economía social y solidaria, la comunicación comunitaria y la cultura popular. Estos campos se encuentran frente a un desafío y una  oportunidad, que requiere más que nunca de mecanismos que favorezcan el fortalecimiento de los vínculos y la conformación de espacios de comunidad dentro del campo popular. 

Procesos de integración
La articulación de miles de organizaciones de la economía, la comunicación y la cultura puede generar estos procesos de integración con capacidad de gestión, financiamiento, producción de saberes académicos, técnico-profesionales, nuevas tecnologías, gestión asociada, trabajo participativo y cooperativo para el crecimiento del campo y para conseguir mayores volúmenes de producción, comercialización y consumo.
Entendiendo a la comunicación como una instancia que integra y a la vez desborda lo mediático, el rol pasa fundamentalmente por tender puentes y vínculos para dar comunicabilidad a los procesos de las organizaciones (y entre las organizaciones y la ciudadanía).
Una de las claves pasa por potenciar esa incipiente concientización ciudadana sobre los procesos de producción que expulsan cada vez más trabajadores a la vez que degradan tierras y productos, así como también sobre la concentración en los mercados de productos de consumo masivo y la especulación que se oculta detrás de ellos. 
Tomando esa tendencia hacia una opción más responsable, se visualiza la necesidad de construir un consumo en el que la dimensión política tiene un valor significante a la hora de la decisión de compra. Y de cubrir esa búsqueda de los ciudadanos de conocer la historia detrás de cada producto y organización. 
Es necesario profundizar la construcción de procesos alternativos de mercado que faciliten esos acercamientos y vínculos entre consumidores (asumidos como sujetos políticos) y productores en detrimento de los especuladores y concentradores que reducen la oferta y aumentan constantemente los precios.

Desarrollo local en todo el país
En ese camino, y de la mano de varias experiencias promisorias, la consolidación de las tecnologías de uso libre abre la posibilidad de generar herramientas de mapeo, geolocalización y comercialización para que los ciudadanos puedan tomar conciencia sobre la importancia de consumir productos y servicios de la economía social y solidaria y puedan hacerlo de forma cada vez más accesible. Estos mapas pueden -y deben– transformarse en espacios de comunidad. De esta manera, la economía social, la comunicación y la cultura comunitaria y popular se fortalecen y se genera desarrollo local en todos los territorios del país.  
En este marco, el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC), la Universidad Nacional de Quilmes, la Red Universitaria de Economía Social y Solidaria y las cooperativas GCoop, Huvaiti y el Centro Cultural de la  Cooperación se encuentran diseñando un proceso de gestión asociada para relevar y visibilizar estas prácticas, a partir del uso de las nuevas tecnologías y el desarrollo de herramientas apropiadas para el campo. 
Se trata del proyecto MAPESS, un mapeo participativo de la economía social y solidaria, y el proyecto ESSApp, para el diseño y desarrollo de una aplicación para celulares y otros dispositivos móviles junto a una plataforma web multimedia que busca fortalecer los procesos de comunicabilidad y comercialización de productos, emprendedores, organizaciones, usuarios, consumidores y colaboradores del campo de la economía social y solidaria, la comunicación y la cultura popular.


Campo popular
El espacio también busca establecer agenda, debates y discusiones en torno a la economía social y la comunicación comunitaria. Ante la dificultad de la economía social y solidaria de ganar presencia dentro de la agenda mediática hegemónica (en tanto su modo de pensar y vivir la economía desafía la estructura de propiedad de esos sistemas de comunicación y entretenimiento), se apuesta a un abordaje creativo, complementario e integral de todas las estrategias comunicacionales (y culturales) en las que se debe intervenir para expandir la visibilidad y el impacto vital de las experiencias de la economía social. 
Es una apuesta a estrategias comunicacionales que no solo informen de cuestiones concretas sino que también arriesguen al largo plazo para la generación de una identidad, “una cultura” y un sentido de pertenencia de la economía social y solidaria.

(*) Comunicadores sociales, integrantes de la  Cooperadora de Comunicación Huvaití.

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