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OPINIÓN

Cerrar las compuertas de Gómez y Carpincho es tan malo como recibir más agua de la Picasa

Desde hace varias semanas, desde el Frente Renovador venimos alertando que se está realizando un mal manejo del sistema de compuertas en las tres lagunas de Junín y que el resultado de esa mala acción traerá perjuicios a la ciudad y a los productores rurales.
De acuerdo a la Resolución 804/2014 de la Autoridad del Agua de la provincia de Buenos Aires, las compuertas de las lagunas de Gómez y Carpincho deben ser abiertas de manera paulatina cuando el agua supera la cota 75 en la primera y 69 en la segunda.
Esto no es una especulación política, ni una opinión política, ni una chicana, como muchos quieren hacerles creer a los juninenses. Esto lo establece una resolución oficial de un organismo gubernamental, cuyo esquema de funcionamiento fue diseñado por profesionales.
El viernes último, cuando el intendente Pablo Petrecca dijo que el Puente de Lincoln se encontraba en óptimas condiciones, el subsecretario de Obras Públicas municipal dijo que la cota de la Laguna Gómez había llegado a 75,8 metros sobre el nivel del mar. Esto significa que las compuertas deberían estar abiertas por completo. Además, anunció que Gómez, según la información de Hidráulica, va a crecer entre 15 y 20 centímetros en las próximas semanas. Pero las compuertas siguen cerradas.
Tanto Gómez como Carpincho cuentan con seis compuertas que permiten el paso de 6 metros cúbicos por segundo de agua. Cada metro cúbico significa 1000 litros de agua, por lo tanto, imagínense la cantidad de agua que puede pasar por allí en un solo día.
Si las compuertas se hubieran abierto en el momento que correspondía, es muy probable que la Ruta Nacional 188 no se hubiese cortado. Ya que el nivel del agua, a ambos lados de la ruta, no habría sido tan diferente.
Abrir las compuertas permite que circule más agua, por lo tanto, permite mantener la laguna con menos caudal e ir bajando la cota. O en el peor de los casos, mantenerla siempre a un mismo nivel, pero impidiendo que siga creciendo.
Como esto no se hizo, la Laguna de Gómez de desbordó. Además, el río Salado también aumentó su nivel a picos históricos, superando los niveles de los desagües de la ciudad, razón por la cual ahora el municipio debió apurarse para poner bombas y tapar todos los desagües para evitar que el agua del río ingrese a la ciudad.
Mantener las lagunas y el río bajo es defender a la ciudad y a los productores. Cumplir con lo que dicen las resoluciones oficiales es cumplir con las obligaciones como funcionarios públicos. 
En este marco y con esta realidad, las explicaciones actuales no tienen ningún sentido. Ya que desde el Municipio de Junín y desde el Comité de Cuenca se hace alarde de manera permanente con que no se va a permitir la construcción de un nuevo canal en la provincia de Santa Fe para desagotar la Picasa.
La disputa por esta situación llevó a que el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y todo el equipo de funcionarios de recursos hídricos del Gobierno nacional, mantuvieran una reunión con los gobernadores de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires.
Esta reunión y las posteriores que se siguieron haciendo tuvieron como objetivo principal debatir si desde la Laguna La Picasa, en Santa Fe, se pueden enviar cinco metros cúbicos por segundo más de los que se están enviando.
Sí, cinco metros cúbicos. Sí, un metro cúbico menos de lo que pueden desagotar Gómez y Carpincho.
Sí, mantener las compuertas de Gómez y Carpincho genera más acumulación de agua que si se hiciera el canal de la Alternativa Norte en La Picasa. 
Sí, mientras que por un lado se niega el envío de agua, por el otro se es incapaz de sacarla teniendo todas las herramienta técnicas, físicas y legales.
Sin embargo, es posible que ahora ya sea tarde para hacer todo lo que no se hizo en los últimos meses.


(*) Diputada provincial por el Frente Renovador.

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