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OPINIÓN

Pocos rebotes en un mundo cambiante

Todo lo que el mundo creía, ya no es así.
Hubo libros y teorías que durante años se consideraron infalibles. Todo cambió.
Por ejemplo: Donald Trump, destruye el libre comercio y como Aldo Ferrer dice “vivir con lo nuestro”, mientras el Partido Comunista chino en Davos defendió el capitalismo mundial.
¿Se acuerdan cuando nos decían que el Acuerdo Transpacífico, era ganancia pura para Estados Unidos? No es así, era al revés, perjudicaba según Trump al imperio.
Todo el mundo “políticamente correcto, el Frente para la Victoria, la izquierda, el Papa Francisco criticaron las restricciones del gobierno de Macri para no dejar entrar al país a los inmigrantes que tengan un prontuario delictivo. Dos encuestas, una de ellas Poliarquía, señalaba que el 84 %, está de acuerdo con la medida a pesar de las protestas de Evo Morales.
Guillermo Moreno volvió a hablar de Donald Trump y dijo que es 50 %, peronista. Al mismo tiempo el presidente de EE.UU. respondía a una pregunta y contestó: “Sí, Putin puede ser un asesino, pero acá nosotros también tenemos”.
Si uno habla con algún dirigente del peronismo histórico les gusta más el presidente ruso. ¿Por qué? Es nacionalista, proteccionista, censura a los medios, y lo calificaron como un “jefe macho”. Se olvidaron de decir que es xenófobo, que está a favor de la censura y en contra de los gays. Pero eso es otra historia.

Nacionalismos
¿Hay una inclinación clara del mundo hacia los nacionalismos, sean económicos o políticos? ¿Cuándo comenzó?
Según los analistas, la socialdemocracia retrocedió varios casilleros en Europa desde la crisis de 2008. La izquierda no tiene respuesta y el vacío lo ocupó la derecha con el nacionalismo como bandera. La globalización dejó a la intemperie a millones de personas. Se produce entonces una crisis y nadie sabe cómo responder. Los que vienen, tampoco tienen soluciones sólidas pero alimentan la frustración y el odio, culpando a los que gobiernan, las elites y también a los emigrados.
Mientras tanto en Argentina, la economía apenas aparecen algunos rebotes circunstanciales, los funcionarios dicen: “Ya está, comenzamos a crecer”. “Lo peor ya pasó”.
Para demostrar que todavía falta, tenemos a dos personas que se encargan de decirnos lo contrario. Son Juan José Aranguren y Federico Sturzenegger.
Uno, con el nuevo aumento de tarifas y el otro, manteniendo elevada la tasa de interés y absorbiendo dinero de la calle para controlar la inflación.
Son actores, que dicen, saldrán de escena en el mes de marzo. No porque vayan a renunciar, pero se acercan las elecciones y no tomarán más medidas que compliquen a la gente y frenen la reactivación que espera Macri.
Aranguren explicando cómo tenemos que ahorrar luz por los medios, es un elemento conflictivo y logra que la gente acuse al Gobierno de insensible.
Algunas cifras: venta de autos en enero, subió 61 %; y patentamiento de motos 55 %; la mejora del comercio con Brasil y la recaudación del IVA que avanzó un 37,2%. Siguen ingresando dólares: 400 millones de Aeropuertos; préstamos a Entre Ríos, Banco Superville; y Central Puerto. Resultado: el atraso cambiario llegó para quedarse.
La marcha de la CGT y el posible paro general se cocina a fuego lento.

Un caso testigo
Arranca la paritaria docente en la provincia de Buenos Aires y será un caso testigo.
El Gobierno en el discurso sigue firme en el 17 % de aumento con cláusula gatillo. En privado dicen que se podrían estirar hasta el 23 ó 24 % .
La inflación, en los papeles dicen 17% pero llegará al 20 % por el aumento de tarifas. Para ellos, este año los salarios ganarían entre tres o cuatro puntos. Todo esto es teoría. Es una año electoral y mejor no ponerle la firma a nada. El despegue de la inversión es clave para que el empleo vuelva a crecer.
También sueñan con las exportaciones. En 2016 con las ventas del agro hubo un leve repunte y se quebró la tendencia a la baja iniciada en 2011. Este año, el campo será el motor y habrá mayores exportaciones del sector minero y de la industria gracias a que Brasil superó lo peor.
La pregunta que todavía no tiene respuesta es: ¿Vamos a recuperar este año lo que perdimos en 2016 o se inicia un ciclo de crecimiento?
En la vereda de enfrente, el Gobierno sólo tiene a los sindicatos y los movimientos sociales. El peronismo después de las escuchas telefónicas de Cristina, está en estado de shock. La pregunta que se hacen es: ¿Y ahora qué?

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