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TENDENCIAS ECONÒMICAS

Endeudamiento, antes de que suban las tasas

La baja productividad de la Argentina y la alta vulnerabilidad fiscal son el talón de Aquiles que enfrenta la administración del presidente Mauricio Macri.
En el flanco económico, es la herencia más pesada del legado de los años K y que tardará tiempo en ser resuelta, en tanto se avance con políticas adecuadas y se logre suficiente consenso social y político.
Dos condiciones difíciles de alcanzar. Y si bien las metas están en los papeles de la agenda oficial y del ministro Nicolás Dujovne, el año electoral que se iniciará en breve deja interrogantes sobre las chances de lograr algún paso en esa dirección.
Las dificultades políticas del macrismo y de toda la dirigencia partidaria son elocuentes. Y el contexto internacional tampoco ayuda demasiado.
Las luces de alerta están encendidas hace ya tiempo con el triunfo de Donald Trump en noviembre pasado, el resultado del Brexit en Inglaterra y los temores de avance del populismo en Europa. El resultado del cóctel es el aumento de la incertidumbre y de bajo crecimiento.
En definitiva, menores posibilidades de resolver la pobreza.
Con Trump, la globalización está en crisis pero sin alternativa de superación. El retorno a aranceles del 35% para el ingreso de automóviles al territorio norteamericano, como ha afirmado Trump, está fuera de toda lógica y sustento.
En lo inmediato, la novedad sería la decisión oficial de tomar la mayor cantidad de fondos del mercado financiero para blindar el frente fiscal del año.
La emisión de deuda sería para los próximos 10 días, previo a la jura de Trump, el 20 de enero próximo, y si fuera posible debería estar lo más cerca posible de los 20.000 millones de dólares que el ministro Luis Caputo estimó como necesarias de nueva deuda para el 2017.
Adicional a este monto, la Argentina debe renovar vencimientos por algo más de 21.000 millones de dólares este año.
La expectativa es que a medida que avance el año el costo de tomar fondos en el mercado sea más elevado. De allí la premura. Y si la Argentina lograra tomar deuda por un valor cercana a sus necesidades del año, los problemas fiscales serían más sencillos. Claro, siempre que la competencia electoral no lleve a Macri a abrir la mano y soltar más fondos para cerrar otros compromisos políticos, aumentando la brecha del desfinanciamiento.
El gradualismo adoptado por el oficialismo es también motivo de incertidumbre.
El rebote económico es otro de los datos de la ecuación política que se evalúa en el inicio del año. La mayoría de los estudios económicos coinciden en que hacia octubre-noviembre la recesión tocó fondo y que los alrededor de 20.000 millones de pesos que colocó el Gobierno entre planes sociales, jubilaciones y otros gastos, están impulsando una recuperación. Aunque los resultados recién serían visibles en uno o dos meses.
La temporada veraniega refleja parte de este resultado mixto con el consumo.
En muchos lugares no termina de arrancar y las salidas son puntuales. En cambio son importantes los viajes a Chile y Uruguay, en razón de las diferencias de precios.
También aquí se advierte la escasa productividad. De acuerdo con The Conference Borrad, en los últimos 15 años la Argentina ocupó el último lugar en la región en rankings de productividad. Del 2000 al 2015 la productividad laboral mejoró a un ritmo de 0,3% anual. Países como Uruguay o Perú, mejoraron 2,7% y 3,3%, muy lejos de la performance local.

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