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PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

Pulseadas por el liderazgo

La discusión política en torno a la modificación del impuesto a las Ganancias se acercaría a una solución con una ronda de diálogo multisectorial, de la que podrían verse los frutos en la semana que está por comenzar. Pero aun así, el debate excedió largamente la cuestión técnica, lo que desnudó la disputa de liderazgos que atraviesa al país con un gobierno que todavía busca una consolidación.
La prueba mayor la afronta el presidente Mauricio Macri, quien apunta a concluir el año dando señales de gobernabilidad política que contribuyan a despejar la incertidumbre económica. El mandatario quiso mostrar autoridad cuando envió el proyecto de Ganancias directo al período de sesiones extraordinarias del Congreso, pero cometió el error de no negociarlo antes con la oposición.
No es que el Presidente haya ordenado a los referentes legislativos de Cambiemos que no atendieran las demandas opositoras, pero les quitó margen de maniobra al advertirles que para financiar la suba del mínimo no imponible el Gobierno sólo podría contar con los 27.000 millones de pesos destinados para ello en el Presupuesto Nacional ya sancionado por el Parlamento.
En términos fiscales, Macri actuó con racionalidad, pero en el plano político su estrategia falló. ¿Por qué  endureció su posición justo en el último mes de 2016, tras un año en el que el Gobierno no hizo un culto a la austeridad con el gasto público? Tanto oficialistas como opositores piensan que recibió comentarios negativos de inversores tras la sanción de la Emergencia Social.
Tanto en el exterior, como entre los empresarios más poderosos del país, el Gobierno comenzó a percibir dudas sobre la forma en que se consigue la gobernabilidad, cediendo a las “presiones” de distintos sectores como las organizaciones sociales y los sindicatos. Así lo confesó Marcos Peña: “Un inversor me dijo que iba a ver qué pasaba en el Senado”, admitió el jefe de Gabinete.
La referencia del funcionario más ponderado por el Presidente -y a la vez el que recibe más críticas desde la UCR y también dentro del PRO- fue concreta y apuntó al peronismo que domina la Cámara alta, casi a modo de advertencia de que pronto le llegaría una factura política si decidía avanzar con el proyecto opositor de Ganancias, sancionado en Diputados dos semanas atrás.

La posición de Pichetto

El senador Pichetto, jefe del bloque del PJ-FpV, supo que ese mensaje era para él y lo corroboró luego con un llamado telefónico del propio Macri. Tras esa charla llegó a su despacho una avanzada negociadora del PRO integrada por Monzó, Pinedo y Laspina. Las conversaciones derivaron en el llamado presidencial a una ronda de diálogo que está en pleno desarrollo.
Desde entonces, Pichetto viene soportando fuertes críticas internas de los senadores más identificados con el kirchnerismo como Fuentes (FpV-Neuquén), quien impulsa la sanción del mismo proyecto que votaron los diputados, pese a que contiene deficiencias técnicas en la fórmula que utilizó el ex ministro Kicillof para calcular el gravamen en los sueldos más altos.
En este contexto, el debate por Ganancias también agudizó las tensiones internas en el bloque que conduce Pichetto, al que no pocos observadores le auguran una escisión de entre 10 y 12 senadores ultra K en el inicio del período legislativo 2017, que estará marcado por la contienda electoral. Consciente de esa situación, Pichetto inició un acercamiento con el renovador Massa.
El jueves último, ambos se reunieron en el despacho del tigrense en la Cámara baja, mientras que el viernes Pichetto envió al asesor económico de su bloque, Guillermo Mitchell, a un encuentro de equipos técnicos del que también participaron Marco Lavagna (FR), Diego Bossio (BJ) y el senador Abal Medina (FpV-PJ). De esas reuniones opositoras no está participando ahora el cristinismo.
A Massa le costó mucho, en términos políticos, la foto compartida por el Frente Renovador con Kicillof y Héctor Recalde, el jefe del bloque FpV-PJ en Diputados, de la que se preservó él mismo pero que fue aprovechada por el Gobierno para caracterizarlo públicamente como un contrincante desleal. Hasta el Presidente, abandonando el medio tono, lo calificó de “impostor”, y en el peronismo causaron escozor sus conversaciones con Máximo Kirchner.
Pero la aspereza de la Casa Rosada no estuvo presente en el tono de la gobernadora Vidal cuando lo llamó por pedido de Macri para pedirle que desistiera del proyecto opositor de Ganancias. La confianza mutua que construyeron este año la mandataria provincial y el jefe de una de las principales fuerzas políticas bonaerenses, balancea las prevenciones del macrismo nacional.
Massa es otro de los dirigentes que está inmerso en las disputas de liderazgo que signan a este período político del país. Por eso no llamó la atención que algunos gobernadores del PJ que tienen las mismas apetencias que el tigrense, como el salteño Urtubey, salieran a marcar la cancha con proyectos propios para modificar Ganancias, a caballo de una declamada moderación fiscal.

Urtubey, en carrera

Urtubey se considera un futuro competidor de Massa y advierte, así como lo hacen otros gobernadores del PJ con más experiencia a cuestas, que el jefe renovador representa un doble peligro para ellos: su figura tiene alcance nacional, dado que ya fue candidato a presidente, pero a la vez tiene una ascendencia natural en la provincia de Buenos Aires, la más importante lejos.
Los últimos líderes peronistas, Menem y Kirchner, llegaron a ostentar la jefatura desde distritos remotos como La Rioja y Santa Cruz, por lo que el PJ provincial fue para ellos como una suerte de contrapeso. Un dirigente que lo encarnó como nadie fue Eduardo Duhalde, quien enfrentó a Menem y luego a los Kirchner, pero desde su ocaso político no surgió otro líder bonaerense.
El ex gobernador Scioli nunca lo fue, ni tampoco Cristina Kirchner, pese a que ambos conservan intención de voto en el Conurbano. Por eso la mayoría de los intendentes peronistas están a la búsqueda de un nuevo jefe político y tantean a Florencio Randazzo, pero el ex ministro tiene un perfil más orientado a la gestión que a la conducción política. Entonces, afloran las dudas.
En esas aguas revueltas del peronismo es donde plantea Monzó al macrismo salir a pescar dirigentes para nutrir las filas de Cambiemos. El titular de Diputados se sorprendió gratamente por la reacción política que tuvo el PRO para empezar a negociar con los senadores, los gobernadores y la CGT un nuevo proyecto de Ganancias. “Nunca es tarde para avivarse”, deslizó por lo bajo.
Uno de esos negociadores es Federico Pinedo, quien recorrió de ida y vuelta la Avenida de Mayo entre el Congreso y la Casa Rosada varias veces en los últimos días. A tal punto, que se encargó de fijar la agenda de la discusión, que proseguirá mañana con los jefes de bloque parlamentarios y el martes con los gobernadores provinciales. El miércoles, si todo va bien, sesionaría el Senado.
En ese optimismo que emana el oficialismo, los 87 diputados de Cambiemos ya fueron convocados para garantizar su presencia en el Congreso el próximo jueves, ya que sería intención avanzar con la modificación de Ganancias al día siguiente en que lo haga el Senado, si es que eso finalmente ocurre. Mientras tanto, los gremios meten presión con medidas que afectarán el transporte.
El triunvirato de la CGT también hace su juego. Dos de sus integrantes, Daer y Acuña, negocian con el Gobierno, mientras que Schmitd se endurece desde la CATT, la confederación que nuclea a los gremios del transporte. Ni siquiera Hugo Moyano lo pudo convencer tras una reunión con Macri en Olivos.
En clave de época, el movimiento obrero también tiene sus disputas de liderazgo.

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