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PANORAMA POLÍTICO DE LA SEMANA

Temor e incertidumbre antes del fin de año

La situación política bonaerense ha ingresado en zona de turbulencias. Y el clima social, aún cuando los funcionarios se empeñen en asegurar que no se prevén sobresaltos, sigue generando una fuerte inquietud.
"No hay que bajar la guardia", es la máxima que impera por estas horas, aplicable también a un debate que parecía transitar sus últimos tramos dentro cierta dosis de normalidad: el del Presupuesto 2017.
El clima de fin de año viene envuelto en un manto de tensión e incertidumbre. Hay inquietud por eventuales desbordes sociales que, en la Provincia, estiman que no ocurrirán. Pero hay grupos que en las redes sociales empujan a las protestas y saqueos en distintos puntos del Conurbano que encienden las alarmas en despachos oficiales.
No resulta para nada casual que mañana se complete el proceso de desembarco de agentes federales en la Provincia para reforzar la seguridad. Ni que numerosos intendentes del Gran Buenos Aires estén armando operativos de contención social como medida preventiva para frenar posibles protestas.
La Nación y la Provincia han venido trabajando en forma conjunta con organizaciones sociales con la mira puesta en atender la crisis y desinflar eventuales reclamos que se potencian en las Fiestas. El acuerdo social que la gestión de Mauricio Macri firmó con varios sectores, entre ellas el Movimiento Evita que lidera Emilio Pérsico, supone una barrera frente a posibles desbordes callejeros. ¿Alcanzará frente a una crisis que no da tregua y que este año sumó 1,4 millones más de pobres? Ese fue el costo de evitar que estallara la bomba dejada por el kirchnerismo.
Aquellas inquietudes empezaron a ganar a los negociadores oficiales que fatigan la cancha en busca de aprobar el Presupuesto que María Eugenia Vidal envió a la Legislatura. El acuerdo con Sergio Massa y un sector del peronismo marchaba sobre rieles, pero en la última semana ese escenario comenzó a temblar como reflejo del cruento debate por la ley de reforma al Impuesto a las Ganancias en la Cámara de Diputados de la Nación.
El tigrense le propinó un duro revés político al oficialismo en acuerdo con sectores del peronismo y del kirchnerismo. El presidente Mauricio Macri lo tildó de "impostor" y la tensión no cede. ¿Habrá reflejo de este escenario de fuerte disputa política en el acuerdo que había sellado Vidal con el líder del Frente Renovador?

El presupuesto

"Por ahora, no", señalan en Cambiemos. Pero por las dudas resolvieron apretar el acelerador para que el Presupuesto se vote sin más demoras el próximo miércoles. "Si no se aprueba el 14, todo puede pasar", acotan enigmáticos.
Las tensiones con Massa no son las únicas que debe surfear Cambiemos. Los intendentes peronistas del Grupo Esmeralda parecen encaminados a ser los garantes de aportar los votos que le faltan a Vidal para contar con la "ley de leyes". Pero ayer sorprendió la virulencia con que el alcalde de Lomas de Zamora y uno de los líderes de ese espacio, Martín Insaurralde, se despachó contra la administración Macri. "Es el gobierno de la mentira y el ajuste", disparó.
Si Vidal y los acuerdos que tejió saldrán inmunes de los cortocircuitos de la política nacional, es una incógnita que se develará en horas. Acaso jueguen en su favor algunas cuestiones. Una de ellas, la obligación en que se vería la oposición de explicar, por caso, los motivos por los que dejó sin Presupuesto a una de las dirigentes con mejor imagen en el país.
En el medio se libran batallas subterráneas. El peronismo asiste por estas horas a alineamientos sorprendentes.
El ex ministro Florencio Randazzo estaría cerca de La Cámpora y Máximo Kirchner empujando una embestida para quedarse con la vicepresidencia de la Cámara de Diputados. No estaría ajeno a esa estrategia el presidente del PJ bonaerense, Fernando Espinoza.
Cambiemos ya acordó que Massa ocupe ese espacio de poder clave en la estructura de poder de la Cámara baja: más allá de la decisión del presidente, cargo que será ejercido por el macrista Manuel Mosca, sin la firma del vice no hay gastos que se puedan ejecutar.
Hay quienes analizan que esa movida tendría relación con la pulseada que Randazzo libra con Massa por transformarse en el principal referente opositor con la mira posada en el año electoral.

¿Estallido?

Casi como un consejo dirigido a los cazadores de recuerdos, en el oficialismo aconsejan tomar la instantánea de los tres bloques peronistas que existen tanto en el Senado como en Diputados. Y empujan a hacerlo antes de la aprobación del Presupuesto. "Después estalla todo", pronostican para describir un realineamiento inevitable si, como se espera y Vidal zafa de los cruces nacionales, parte del PJ le allana el camino para contar con ese proyecto clave de gestión.
Pensando en el año electoral, el oficialismo sigue rastreando las huellas del PJ. Abrochó la llegada de Francisco Echarren, el intendente de Castelli, quien de ser ultra K, aterrizó en Cambiemos luego de realizar una curiosa pirueta que lo catapultó a la subsecretaría de Tierras, Hábitat y Vivienda.
Se trata de un arribo al que habría que rastrearle su origen para tomar su real dimensión. Cuentan que quien terminó convenciendo a Echarren fue Gustavo Menéndez, el jefe comunal de Merlo.
Muy cercano al Papa Francisco, Menéndez conoce desde hace años a Vidal y a su ex esposo, el intendente de Morón, Ramiro Taglaferro. Con éste último tendría una relación de amistad desde niño.
Si fuera por Vidal y su equipo, Menéndez tendría las puertas abiertas para ingresar al gobierno provincial. O al menos, para transformarse en un aliado estratégico en una zona del Conurbano donde el oficialismo no pisa en firme.
El codiciado alcalde, pese al gesto, no da señales de querer trasponer los límites de su partido. 

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