PANORAMA POLÍTICO DE LA SEMANA

Desvelos territoriales y obediencia debida

La situación en el Conurbano es inquietante para el oficialismo. El escenario social ha desmejorado y la inseguridad no sólo no da tregua sino que parece haberse agravado con altas dosis de violencia y crueldad. De hecho, se prevé intensificar el trabajo conjunto entre la Policía bonaerense y fuerzas federales.
Para los gobiernos nacional y provincial de Cambiemos, se trata de un territorio tan complejo como decisivo en clave electoral. Hay dirigentes que se esfuerzan en marcar lo bien que el oficialismo mide en el Interior bonaerense a partir de algunas medidas económicas que básicamente despertaron al campo. Pero esa ponderación no llega, ni por asomo, a compensar el panorama no tan auspicioso del Gran Buenos Aires.
“Con la quita de retenciones y las obras que se están haciendo en las rutas nos va a ir bien en el interior. El año pasado Mauricio obtuvo una ventaja de 250 mil votos y en el mejor de los casos podríamos estirarla a 400 mil”, se esperanzan en el PRO.
Pero esas cuentas optimistas chocan con la realidad de la “otra” Provincia, donde habita casi el 70% de la población. Allí, en 2015 el actual Presidente cayó en la Primera Sección por 130 mil votos y el resbalón fue mucho más feo en la Tercera, en los distritos más pobres del sur, donde la distancia con el peronismo trepó a 500 mil votos.
La caída de la imagen del propio Macri y de su gobierno en el Conurbano ya resulta una preocupación. Acaso, una encuesta por demás reservada que mandó a hacer el propio macrismo terminó por encender las luces de alarma: si las elecciones fuesen hoy, de acuerdo a ese sondeo, los candidatos del oficialismo quedarían terceros detrás del Frente Renovador y del peronismo con Cristina Kirchner a la cabeza.
La dirigente que mejor mide sigue siendo María Eugenia Vidal, pero la mandataria no será candidata. Es una verdadera incógnita si la alta ponderación pública que logra podrá derramar sobre quienes enarbolen las banderas de Cambiemos en el próximo turno electoral.
El oficialismo está intentando robustecer su propia presencia territorial en el Conurbano. Y auspicia una movida política fuerte: regalarle a Vidal su propio 17 de Octubre. La pata PJ de Cambiemos le está preparando a la Gobernadora un acto en sintonía con esa liturgia peronista. Podría ser en la quinta de San Vicente, si es que no choca con alguna celebración orgánica del partido que fundara Juan Domingo Perón.
Si no, el lugar elegido sería el Astillero Río Santiago.
Puede que Elisa Carrió también haya empezado a trabajar en busca de mitigar aquellas carencias. En su cruzada contra la corrupción, Lilita apuntó contra dos barones del peronismo del Conurbano: Patricio Mussi (Berazategui) y Julio Pereyra (Florencio Varela). En ambos distritos del sur del Gran Buenos Aires, Cambiemos perdió feo.
Los dos intendentes fueron imputados por los presuntos delitos de enriquecimiento ilícito. Carrió promete ir por más mientras no descuida, con el aporte de nuevas pruebas, su embestida sobre el ex gobernador Daniel Scioli quien no descarta ser candidato el año próximo en la Provincia. La infatigable Lilita estaría cosechando información sobre otros dirigentes.
Aún cuando prefiera no brindar definiciones en torno de su futuro político, en diversos sectores del PRO ya se descuenta que Carrió se postulará en territorio bonaerense. “Va a ir de diputada y Esteban Bullrich de senador”, pronostican quienes creen que tamaño esfuerzo, más allá de su convencimiento personal, no estaría desvinculado de su futuro electoral.
Quizás Carrió pudiera ser funcional también a la estrategia de pelear el voto que busca Sergio Massa con el acuerdo que apunta a sellar con Margarita Stolbizer: ir por aquellos sectores de la ciudadanía que juzgan como valores esenciales la transparencia y la honestidad. Cristina Kirchner es otra de las apuntadas por Lilita. En las últimas semanas multiplicó reuniones y contactos con dirigentes y se especula que está dando pasos firmes tendientes a anotarse en la pelea electoral bonaerense.
“En los barrios pobres del segundo cordón del Conurbano mide 40 puntos”, se sinceraba en las últimas horas un intendente del PJ ahora distanciado de los K. Esa adhesión se desploma, es cierto, en otra parte de la geografía bonaerense. Pero aún así podría alcanzarle para quedarse con una de las tres bancas de senadores nacionales que se pondrán en juego.
Por lo pronto, ha vuelto a reunirse con algunos alcaldes y con dirigentes que había dejado de recibir luego de su salida de la Casa Rosada. Algunos de esos interlocutores creen ver a la ex presidenta con predisposición para volver al ruedo.
No todo el peronismo comulga con ese probable reentré. Hay intendentes que siguen mirando a Florencio Randazzo como frutilla de la renovación que plantean. Otros apuntan a la posibilidad de acercar posiciones con Sergio Massa.
El tigrense, acaso, esté por brindar una señal fuerte. Algunas versiones indican que se reunirá en breve con la intendenta de La Matanza, Verónica Magario, para expresarle su rechazo a una eventual división de ese distrito que auspicia Cambiemos.
Sería un fuerte gesto político hacia sectores del peronismo con los que buscaría confluir en el año electoral.

Una paridad polémica
No es menos controvertido para el oficialismo resulta resolver el proyecto de ley de paridad de género en la Legislatura. “El Senado nos tiró una bomba encendida”, se quejan en el oficialismo de Diputados donde existe una posición mayoritaria de rechazo a esa norma.
La distribución de un 50% de mujeres y un porcentaje similar de hombres en las listas de candidatos demandó una tortuosa y polémica negociación en la Cámara baja que incluyó amenazas de renuncia y una votación interna en Cambiemos que acaso deje algunas secuelas.
En medio de la presión del massismo para que el proyecto se aprobara en Diputados, cuentan que hubo una reunión de bloque de la bancada oficialista y que se registró una situación inusual: que la posición frente al proyecto surgiera del pronunciamientos individual de cada legislador. El resultado fue abrumador: 26 a 4 en contra de la ley de igualdad de género.
La votación no saldó la discusión.
No parecería existir margen para un pataleo mayor. “Será obediencia debida”, grafican.
Pero en el oficialismo creen que acaso la que termine por comprar el conflicto sea la propia Vidal que auspició la reforma en las últimas semanas.
“No sea cosa que se vea obligada a vetarla”, advierten diputados del PRO.

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