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Un giro para alejar el fantasma de la recesión

En los últimos días se hizo evidente el giro copernicano del programa económico del presidente Mauricio Macri. Al proyecto de ley de blanqueo y pago de la deuda a los jubilados, se sumó la retranca con las tarifas del gas y los compromisos de más fondos a las provincias y para la obra pública.
En el olvido, el abandono o una postergación para más adelante (no hubo explicaciones oficiales) quedó la promesa de disciplina fiscal y, por añadidura, de una baja sensible de la inflación.
La contrapartida que espera el Gobierno de este cambio no es otra que la perspectiva de dejar atrás la recesión.

Segundo semestre
Con más gasto, sin reparar en el financiamiento, habría la certeza de una recuperación económica en la segunda mitad del año.
La mención al segundo semestre es ya una muletilla de la actual administración.
En esa fecha alumbrarían los beneficios de los actuales sacrificios.
No es claro y existen opiniones variadas sobre esos pronósticos. Aunque con la nueva política habría un quiebre: hacia fines de año la promesa de fuerte suba en el gasto se derramaría sobre el consumo y la demanda interna.
En la obra pública, transcurrida casi la mitad del año, apenas se ejecutó el 30% de lo presupuestado. El 70% restante podría concentrarse en el último tramo del 2016.
El impacto sobre la construcción y el empleo debería ser importante, en especial si el punto de referencia son los últimos 12 meses, de fuerte parálisis.

Paquete previsional

En cuanto al paquete previsional, la estimación es de unos 24 mil millones de pesos de aumento en lo que resta del 2016 y, en los años subsiguientes, un incremento del gasto en jubilaciones superior a un punto del PBI.
En términos fiscales, es un esfuerzo enorme. En el 2015, la seguridad social representó más de 9 puntos del PBI, con lo cual se trata de un incremento de más del 10% de un sistema que, además, es deficitario.
Un análisis lineal indica que estos recursos deberían colaborar a reanimar el nivel de actividad y del consumo.
El resultado económico del año, de cualquier manera, quedaría en cero o muy cerca de ese número.
En cuanto a la inflación, las estimaciones están en revaluación permanente.
El nivel del gasto y los datos de la recaudación tributaria abren nuevos interrogantes acerca de cómo terminará el 2016 y qué déficit acumulará la administración de Macri en su primer año.
Hay pocas expectativas de que la meta de 4,8% de desequilibrio anunciada por el ministro Prat-Gay, pueda cumplirse.
Hoy, debería quedar descartada y un primer indicio es la recaudación de mayo.
La meta de inflación cercana al 25% o del 2% mensual en los meses finales del 2016 era de difícil logro.
Y ahora, con las novedades económicas, se presenta más improbable.
Los especialistas estiman un número cercano al 30%.
La inflación núcleo no declina de acuerdo a lo esperado por el Gobierno y, adicional, el mayor gasto con desequilibrio fiscal alienta hacia arriba los precios.
¿Qué podría ocurrir más adelante y el año próximo?
Por ahora es materia de especulación. Habrá que ver cómo siguen los números fiscales y si el mayor gasto en el último trimestre del año se traduce en otro rebote de los precios.
¿Qué pasará con la política de altas tasas del Banco Central? ¿Y con el dólar que sigue perdiendo terreno? ¿Se trata de un esfuerzo inútil que ahora también será revertido?
Los cambios, ajustes en el gabinete y alzas y bajas de influencias de los ministros son otro tema que está en danza. El tiempo dirá si ocurren o no.
Las inversiones, entre tanto, siguen ausentes, al menos en el nivel que se especulaba. La Argentina sigue siendo cara en dólares, un dato que frena los negocios.

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