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TRIBUNA DEL LECTOR

Murió el hombre que nos hizo bailar a todos

Como sucede siempre cuando muere alguna persona que influyó en la vida social de una ciudad, los contemporáneos a él sentimos que muere también una parte de nuestras vidas.
Con la muerte absurda, como son todas las muertes que tienen que ver con accidentes de tránsito en nuestro país, de Carlos Alberto Tossi, murió también un pedazo de juventud de muchos juninenses.
Con él muere también una era, la de las discotecas a la vieja usanza, la de los boliches bailables en donde nos encontrábamos cada fin de semana todos los jóvenes que salíamos a divertirnos sin distinciones de pertenencias, sin distinciones de colegios, clubes o grupos de amigos, todos nos encontrábamos cada sábado a la noche en los boliches que el armó durante más de treinta años. Todos, sin diferencias de clases o de edades, todos vivíamos allí las horas más felices de nuestra juventud.
De una juventud que nunca fue eterna, pero que tomamos conciencia de su finitud el miércoles 29 de marzo cuando la noticia  de su muerte salió publicada en los medios de nuestra ciudad.
Con la muerte de Carlos se fue una época, una época que siento que fue mas romántica que ésta, una época en donde salir a bailar por primera vez era crecer, donde bailar el primer lento con una chica era descubrir el mundo, donde encontrarse con las generaciones más grandes era recibir el carnet de la adultez, donde descubrimos la música, las bandas de moda, donde dimos el primer beso o conocimos a nuestra primera novia, murió en definitiva para muchos una parte de nuestra juventud.
Cuántos juninense que hoy han conformado una familia se conocieron en sus boliches, cuántos bailaron por primera vez con su mujer en Long Time, Energy o Note, cuántos acompañaron caminado hasta su casa a alguna chica a la salida de la disco, cuántos compartieron sobremesa en Tribunales o en Leños en la mañana del domingo comentando las anécdotas de la noche anterior en el boliche.
Como todas las personas que hacen cosas en la vida tenía amigos y enemigos, tenia aciertos y errores, pero nadie que haya sido joven en Junín durante los últimos treinta años puede negar que este hombre, con su pasión emprendedora y su visión innovadora influyó decididamente en nuestras vidas.
También además hay que decirlo, fue un hombre generoso, honesto y solidario. Un empresario serio, comprometido, que no dejó nunca de invertir en su ciudad, que generó cientos de puestos de trabajo, que obligó a sus competidores a progresar, a arriesgarse, a competir teniendo que mejorar todo el tiempo las propuestas que ofrecían, a levantar año a año la vara en un negocio que por lo general busca sacar el mayor provecho con la menor inversión.
Por eso el día de su tránsito final al cementerio lo acompañó mucha gente, estaban entre ellos algunos de los hombres que en la primavera democrática, allá por los ochenta, marcaron la tendencia en la cultura juvenil de la ciudad. Quiero destacar a Mario Derch, mítico empresario creador del ya más mítico Zaratusthra. En esas épocas de libertad desenfrenada jóvenes como ellos abrieron la puerta cerrada por años de la diversión a la juventud en nuestra ciudad.
Murió Carlos Tossi, los jóvenes de los 80, 90 y 2000 sentimos que con él murió también nuestra inocencia, nuestros años más felices. Murió el hombre que nos hizo bailar a todos. Siempre se lo vamos a agradecer.

Damián Itoiz.

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