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TRASTIENDA POLÍTICA

Pan y agua para la UCR

La relación de María Eugenia Vidal y el radicalismo bonaerense parece destinada a estar surcada por tensiones. Es verdad que en el inicio de la gestión de Cambiemos en la Provincia no se exteriorizan, acaso cubiertas por la cuestión novedosa que supone la salida del peronismo del poder y por el paraguas político que otorga ese romance inicial entre la gobernadora y la opinión pública. Pero están ahí, latentes.
“Pan y agua para el radicalismo”, resume con crudeza una fuente oficial para explicar cómo conciben en el PRO el grado de injerencia efectiva que tendrá la UCR en las cuestiones de poder del gobierno de Vidal. Es una orden no escrita.
Más allá de que su figura terminó siendo una suerte de “fenómeno electoral”, Vidal sabe que el radicalismo bonaerense, especialmente el del interior, tuvo un rol importante en el proceso eleccionario. Sobre todo en lo referido a la fiscalización de los comicios y en el aporte de logística lugareña. “Siempre hubo un radical en cada pueblo que pisamos”, admite un funcionario de su entorno.
Pero también es cierto que, apenas consumada la alianza con los radicales, la ahora gobernadora percibió esa típica pulsión partidaria por la rencilla interna que, para las fuentes del PRO, termina dificultando el diálogo entre los socios de Cambiemos. Algunos creen ver que Vidal se ha vuelto una experta en explotar esas diferencias intestinas de sus aliados.
Se sabe: Vidal pidió una “ventanilla única” para hablar con los radicales. Lo que, en principio, había sido concedido por el ex titular nacional del partido, Ernesto Sanz, quien designó a Daniel Salvador, el vicegobernador provincial, como interlocutor.
Pero, dicen en el oficialismo, luego de las elecciones otros actores han empezado a tocar la puerta de la mandataria. Alfonsinistas, storanistas, nosiglistas y hasta cierto legislador provincial que, al igual que Salvador, responde a Sanz. El mendocino hoy está alejado de la titularidad de la UCR nacional pero, dato no menor en la dinámica interna de su partido, aparece muy cercano al presidente Mauricio Macri como una suerte de asesor en temas sensibles.
Por cierto, en la elección del vice bonaerense habría que buscar un germen de la primera rencilla entre Vidal y la UCR. Basta recordar que Salvador terminó integrando la fórmula ante la amenaza de Sanz de romper los acuerdos cuando se enteró que el primer elegido para el binomio de Cambiemos era el porteño Cristian Ritondo, hoy ministro de Seguridad provincial. Ritondo hasta dio algún reportaje como precandidato a vicegobernador pero Vidal terminó bajando su postulación para calmar a la tropa radical. Pero, está visto, una cosa es la fórmula y otra diferente los lugares en el gobierno naciente que efectivamente terminaron ocupando los de la boina blanca.
Es tema de conversación en el radicalismo el proceso de integración del ministerio de la Producción, en manos de un hombre propio, Jorge Elustondo, quien se habría encontrado con reticencias macristas cuando empezó a integrar con hombres cercanos las cinco subsecretarias en que se divide la cartera. El tironeo por el área de Puertos, por ejemplo, graficó esa tensión.
La novela de la designación del ministro de Salud, una cartera que siempre estuvo destinada al radicalismo, marcó la rigurosidad con la que Vidal parece dispuesta a manejar la relación con los socios. Por pedido de la gobernadora, la UCR presentó ternas de candidatos y hasta llegó a conformarse un equipo posible con nombres reconocidos en el mundo de la salud. Pero, dicen las fuentes consultadas, ningún perfil agradó a la mandataria hasta que si abaló la designación de la epidemióloga sanjuanina Zulma Ortiz, quien en principio no había sido pensada para el cargo principal.
El vicegobernador Salvador, ocupado por estas horas en tratar de que salga el presupuesto 2016 de la Legislatura, se pudo anotar una pequeña victoria personal en el gabinete. Uno de los suyos, el ex pre candidato a intendente de Berazategui, Gustavo González, fue nombrado como director provincial del Concejo de Reforma Política.

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