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ANÁLISIS

Una carrera por seducir a la franja del electorado movedizo

Se abre, tras las PASO, un escenario novedoso.

Empieza a jugarse otra elección. El dato saliente de las PASO del domingo es que ha dejado un escenario abierto para octubre. Por eso es que a partir de ahora, los principales candidatos empezarán una carrera por seducir a una importante franja del electorado que ha demostrado flexibilidad y movilidad para decidir su voto.
Las PASO son en la Argentina una experiencia nueva. Esta fue recién la segunda elección nacional de este tipo. Por lo tanto, es difícil descifrar que particularidades puede tener el voto de las internas obligatorias y en qué medida puede reorientarse hacia la general.
En 2011, cuando las PASO trazaron un escenario casi inamovible de cara a las generales, se produjo -sin embargo- un desplazamiento de votos. Cristina, que había sumado el 50 por ciento en las Primarias, pasó al 54% en la primera vuelta. Hermes Binner creció del 10 al 17 por ciento entre una y otra instancia. Duhalde perdió en las generales exactamente la mitad del caudal que había cosechado en las PASO. Quiere decir que una porción  del electorado vota en la elección general de una manera distinta a la que lo hizo en las primarias. Al menos esto es lo que pasó en 2011, cuando la “foto” de las PASO tuvo una contundencia que no tuvo la del domingo pasado.
Muchos creen que este fenómeno se podría acentuar en esta coyuntura electoral. Y que la primera vuelta del 25 de octubre podría funcionar como una especie de ballotage anticipado, con una fuerte reorientación del electorado de acuerdo con el llamado “voto útil” o “estratégico”.
La aritmética muestra que a ninguno de los candidatos le alcanza para octubre con el caudal que cosechó este domingo. No se trata, entonces, de “hacer la plancha” y mantener lo conseguido sino de diseñar estrategias de crecimiento y apuntar a seducir a un voto que podría “moverse” en la general del lugar en el que estuvo en las PASO.
Dónde están los votos
¿Cuál es ese voto “movible”? En el sciolismo creen que buena parte del caudal que tuvo De la Sota podría ir al candidato del FPV lo identifican como un voto peronista que difícilmente vaya a votar a Macri y que puede estar enojado con el kirchnerismo pero no necesariamente con Scioli. Creen que algo del voto massista podría formar parte también de ese universo.
En el macrismo entienden que la mayor parte del voto massista podría reorientarse hacia el candidato de Cambiemos. Lo “leen” como un voto opositor al Gobierno que, probablemente, haya sintonizado con el discurso más duro que enarboló Massa en el último tramo de su campaña.
Lo cierto es que la política argentina ingresa en un territorio casi desconocido. Las primeras PASO habían anticipado un resultado cantado en primera vuelta. Estas son, en cambio, un pasaje a lo desconocido.

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