Como comúnmente se dice el hilo se corta por lo más delgado. En esta vuelta a clases reflexiono sobre los vulnerables que nos encontramos los docentes frente a ciertas situaciones.
Siempre lo que sucede dentro de la escuela es nuestra culpa, pero parece que ahora nuestro rol va más allá de las paredes de la escuela.
Una directora y una maestra son apartadas de su cargo por la muerte de un alumno. El alumno no fallece en la escuela, no fallece por un accidente escolar, fallece en manos de su padrastro y aun así es culpa de ellas.
Me estoy refiriendo al dramático caso de Agustín que muere después de recibir golpes de su padrastro dentro de su hogar, situación “avalada” por su propia madre.
Agustín muere el 9 de junio pasado la directora y la maestra son apartadas del cargo 5 días después por no actuar de la manera correcta.
Si bien se hicieron actas y se entrevistó a la mamá que hasta justifico uno de los tres episodios detectados con un certificado médico en el que constaba que el niño se había caído de la bañera y perdido dos piezas dentales.
¿Qué más se puede hacer?
Si la familia dice que fueron accidentes, si presentan certificados y el alumno asiste de manera discontinua. ¿Debemos descreer y desacreditar la palabra de la familia y aun descreer de las palabras del médico? Aparentemente nada es suficiente y todo es nuestra culpa.
Yo siento que puedo ser la próxima separada del cargo… Las situaciones nos desbordan, las escuelas no contamos con los recursos necesarios y muchas compartimos el equipo de orientación escolar con otra escuela: una asistente social y una psicopedagoga para dos escuelas, unos 250 alumnos.
Y si la escuela tiene la suerte de tener equipo exclusivo, el cargo de las mismas es de 4 horas diarias aunque la escuela trabaje dos o tres turnos.
Así es imposible que se sigan todos los casos…
Ni mencionar que aquí en Junín el servicio de emergencias médico es privado… si señores, lo tenemos que pagar todos los meses y, si no se paga, se corta el servicio y, si se llama más de 5 veces mensuales, hay que pagar un plus.
Es una tarea titánica en algunos casos afrontar este gasto. El servicio es poco eficaz y no va a escuelas rurales, ni de la zona. Otro problema es si hay que realizar una denuncia en el Servicio Local que sólo funciona hasta las 14 horas. Por suerte, la Comisaria de la Mujer está siempre dispuesta a acompañar.
¿Cómo podemos desde nuestro rol ocuparnos de todo? Se hace todo lo humanamente posible: se cita a los padres, se asiste a los niños, se contiene, se denuncia, se acompaña, pero una vez que se van a sus hogares, ahí sí que no podemos intervenir.
Pero aun así es nuestra culpa.
(*) Docente juninense
TRIBUNA DEL LECTOR
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