En el actual discurso de campaña, tanto el candidato presidencial del oficialismo, así como sus referentes más cercanos, aseguran que luego de su triunfo electoral, impulsarán políticas desarrollistas a su gestión de gobierno, particularmente en lo económico.
En un matutino capitalino, en el pasado mes de mayo, el presidente del Banco de la Provincia, Gustavo Marangoni, quizá el más entusiasta difusor de este mensaje, expreso que “Daniel Scioli será el Frondizi del Siglo XXI”. En aquella ocasión y por este medio rechacé la afirmación en una nota que titulé “Osadía”.
Un simple análisis, nos revela diferencias entre ambos personajes: el Presidente Frondizi al asumir el poder, puso al servicio del país su notable capacidad intelectual y formación, a punto de ser considerado por muchos el más importante estadista argentino del siglo pasado, conformando un equipo de colaboradores de primera línea, como Rogelio Frigerio, gobernadores y jefes comunales, plenamente consustanciados con su proyecto.
Por el contrario, convengamos que la gestión de Daniel Scioli, en la Provincia de Buenos Aires, evidenció notorias falencias en áreas como Salud Pública (edificios e insumos), Red Vial, Seguridad, manejo de los recursos presupuestarios, etc. Además, en estos días tomó estado público que hace 8 años no oficializa la obligatoria Declaración Jurada Patrimonial y su fortuna, como la de muchos funcionarios provenientes del populismo, se ha acrecentado considerablemente y es dueño entre otros bienes de una especie de polideportivo, cuyo valor asciende a varios millones de dólares.
No obstante, si estos anuncios no son meras promesas de campaña y fuera eventualmente electo, enhorabuena que imprima en su acción de Gobierno los postulados del desarrollismo, que el Dr. Arturo Frondizi enunció en oportunidad de asumir la presidencia en el año 1958.
Pese a la trascendencia de sus contenidos, por razones de espacio me limito a transcribir solamente sus títulos:”Gobernar sin enconos ni prejuicios”; “Terminar con el clientelismo”; “Respetar celosamente la división de poderes”; “Garantizar la seguridad jurídica”; “ Tener presente que sin previsibilidad, no hay inversión”; “Fortalecer el mercado de capitales”; Asegurar el autoabastecimiento de energía”; “No olvidar que el agro es factor de progreso técnico y social”; “Permitir la libre competencia”; Promover el federalismo económico”; Combatir la inflación con productividad, no con controles”; “No redistribuir pobreza”; etc.
Finalizo, por considerarlo de interés con una cita de Marco Tulio Cicerón (año 55 a.C): “El presupuesto debe equilibrarse, el Tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, y la ayuda a otros países debe eliminarse para que Roma no vaya a la bancarrota.
La gente debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado”.
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