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PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

Cristina desoye el 18F y levanta la guardia

A sólo diez meses del final de su mandato, Cristina Kirchner decidió que ya no tiene tiempo de convencer a una porción importante de la sociedad de que sus argumentos pueden ser válidos aun cuando se trate de interpretar una realidad adversa. Por el contrario, tras la marcha del 18F la Presidenta optó paradójicamente por el silencio y cuando finalmente se pronunció, lo hizo para hablarles sólo a quienes la apoyan, reforzando las vigas del “núcleo duro” oficialista.
Tanto es así, que en la carta que difundió ayer a través de las redes sociales, la mandataria no se refirió ni una vez al hecho de que la marcha del silencio fue protagonizada por cientos de miles de ciudadanos que -en la Capital y en decenas de ciudades de todo el país- reclamaron justicia luego de la trágica muerte del fiscal Alberto Nisman. En su visión, sólo se trata de una pelea entre poderes fácticos que ahora dio origen al “partido judicial”.
Para muestra sobra un botón: en su mensaje, la Presidenta cuestionó “el empecinamiento de agregarle ceros a la marcha”, con lo que relativizó su magnitud pero también -en el plano de lo simbólico- pareció alentar el viejo dicho popular del “cero a la izquierda”, que no tiene ningún valor ni es de utilidad alguna. Aunque en esta etapa de la política nacional, serían justamente los ciudadanos comunes los que empezaron a tener la sartén por el mango.
Y es lógico que eso suceda, porque hay un grupo político que está en fase de retirada del Gobierno nacional y varias fuerzas que intentan ocupar su lugar, pero mientras dure esa indefinición son los ciudadanos -que más adelante se constituirán en el electorado- los que tienen espacio para colar sus demandas con una potencia superior a otras etapas. Por eso el mensaje del 18F también debe ser leído con inteligencia por la dirigencia opositora.
En efecto, ninguno de los líderes de recambio del kirchnerismo aparece en condiciones de atribuirse ningún tipo de respaldo de la “marcha del silencio”, ya que todavía están siendo evaluados por una sociedad que mayoritariamente sabe lo que no le gusta del Gobierno, pero que aún no decidió -de acuerdo a las encuestas conocidas- a quién le confiará la sucesión. Mientras tanto, el oficialismo arma un plan para “pelear la calle” en los próximos días.
Así, intentará reunir unas 100.000 personas frente al Congreso el domingo que viene, cuando la Presidenta se dirija allí para inaugurar el período de sesiones ordinarias. En el plano de la batalla política, durante su discurso Cristina Kirchner denunciaría con nombre y apellido a diputados de la oposición que tendrían lazos con los denominados “fondos buitre”, que harían aportes financieros a organizaciones no gubernamentales vinculadas con algún legislador.

Defensor
En el campo judicial, la Presidenta no descuidaría la imputación que pesa en su contra y podría designar al ex fiscal Luis Moreno Ocampo como su letrado en la causa iniciada por Nisman y reimpulsada por el fiscal Gerardo Pollicita, a quien la mandataria ordenó que el bloque de diputados del Frente para la Victoria “invitara” al Congreso para fundamentar su decisión. Aunque Pollicita se excusó por imperio del secreto de sumario.
Los jueces y fiscales que actúan con independencia del Poder Ejecutivo sintieron el respaldo que les dio el 18F y no temen que se los lleven puestos. De hecho, esta semana el magistrado federal Claudio Bonadio avanzaría con la citación de Máximo Kirchner en la causa que investiga supuestas irregularidades en Hotesur, la empresa de la familia presidencial que administra sus hoteles en El Calafate. El jefe de La Cámpora debería subir la escalinata de Comodoro Py.
Ese camino ya lo conoce a la perfección Amado Boudou. El Vicepresidente no tiene el futuro asegurado, ni mucho menos: su procesamiento en la causa Ciccone acaba de ser confirmado por la Cámara Federal y Alejandro Vanderbroele, el hombre que es señalado como su posible testaferro, fue detenido por orden de la Justicia uruguaya, que investiga la compra irregular de un campo en el país vecino. Son expedientes conectados por la llamada “ruta del dinero”.

Línea sucesoria

Mientras Boudou padece los avatares judiciales, en el Senado está todo dado para que el próximo viernes sea ratificado el santiagueño Gerardo Zamora en la presidencia provisional del cuerpo, que en rigor es el segundo eslabón en la cadena de sucesión presidencial. En la Cámara alta, más que en Diputados, comenzaron a observarse algunos gestos del peronismo histórico al que la intransigencia de la Casa Rosada perjudica en términos de posicionamiento electoral.
Es que si la Presidenta los arrastrara hacia el núcleo duro del kirchnerismo, sin dejarles margen para sumar votantes peronistas críticos o directamente independientes, a los candidatos del PJ se les hará muy complicado el proceso electoral de este año, tanto en las provincias como a nivel nacional. Los especialistas ya empezaron a buscar precisiones sobre el destino de los votos que podría perder Daniel Scioli y en todo caso hacia qué candidato podrían migrar.
Menos problemas tendría en ese caso Florencio Randazzo, quien por el momento no lograría sumar apoyo no kirchnerista y encarnaría, llegado el momento, la opción más afín a la Casa Rosada en la interna del FPV. Pero todo el mundo sabe en el oficialismo que si el ministro del Interior y Transporte fuera el candidato, el objetivo de máxima sería sacar el 25% de los votos para consolidar el espacio y pasar a la oposición como la primera fuerza en el Congreso.
En un camino inverso -que tiende a la ampliación de sus bases políticas- se encuentra Mauricio Macri, quien anunció la incorporación de Carlos “Lole” Reutemann a su oferta electoral en Santa Fe y terminó de romper, de esa manera, la oscilante relación que el ex piloto de Fórmula 1 mantenía con Sergio Massa. Salvo en la provincia de Buenos Aires, donde está mejor el Frente Renovador, el PRO luce consolidado en los grandes distritos como Córdoba y Mendoza.
Ni hablar de la ciudad de Buenos Aires, donde Macri obtiene una ventaja considerable que puede tener incidencia en el recuento de votos general en las PASO de agosto. Massa intenta contrarrestar esa ventaja con una alianza con Fernando “Pino” Solanas, en un distrito en el que le cuesta hacer pie. La relación entre ambos se forjó cuando el cineasta llamó al líder del FR para decirle que el extraño robo en su casa había sido una operación de inteligencia.
Aunque no sería Solanas el candidato renovador en la Ciudad de Buenos Aires. En la Provincia, en tanto, habrá una reunión de todos los precandidatos a gobernador del FR el viernes en Junín, para fijar las reglas de juego en una interna que viene agitada. Más allá de los armados electorales, ni Massa ni Macri pueden descuidar el pronunciamiento de los ciudadanos el 18F, mientras que la Presidenta empieza a perder -en forma progresiva- el pedestal de la política argentina.

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