PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

Un futuro incierto

Ningún fiscal quiere hacerse cargo de la unidad especial AMIA, que quedó vacante con la muerte de Alberto Nisman. La procuradora Alejandra Gils Carbó ya tanteó a varios candidatos, pero nadie se mostró proclive a aceptar el puesto. La negativa puede interpretarse como un rechazo generalizado a tomar una causa pesada, que implica un compromiso extremo, pero también como una reacción ante un poder político que no ofrece garantías.
El fiscal que subroga a Nisman, Alberto Gentilli, concluirá su reemplazo esta semana y ya dejó en claro que regresará a su sede de San Martín, por lo que no hay chances de que prosiga con la investigación de su colega fallecido, de quien era amigo personal. Y el Gobierno vería con buenos ojos la designación de la fiscal Graciela Caamaño, quien fue funcionaria del ministerio de Seguridad luego de investigar el asesinato del militante del PO Mariano Ferreyra.
Pero tampoco Caamaño querría agarrar la papa caliente y entonces Gils Carbó pensaría en conformar un equipo de fiscales -entre 2 y 5 integrantes- para que la unidad AMIA no quede paralizada, a sabiendas de que la oposición la acusará de cajonear la denuncia de Nisman si eso sucediera. La oficina de esa fiscalía especial queda sobre la calle Hipólito Yrigoyen, en diagonal al Cabildo porteño, donde el 18 de febrero habrá una “marcha del silencio”.
Un hecho inédito
La convocatoria de los fiscales en homenaje a Nisman es, por cierto, un hecho inédito para la historia argentina. La iniciativa se gestó en conversaciones reservadas entre estos agentes del Ministerio Público, la mayoría de ellos con despacho en los tribunales federales de Comodoro Py, en Retiro. Pero incluso antes de la muerte de Nisman, el Gobierno ya había detectado un almuerzo en Puerto Madero del que participaron fiscales que llevan casos en su contra.
Es que a finales de 2014 Gils Carbó había quedado facultada para nombrar decenas de fiscales -posiblemente afines al kirchnerismo- y sus actuales subordinados decidieron que no podían permanecer indiferentes frente a la avanzada oficialista. Ya no es un secreto que la Casa Rosada desea que la Procuración General pueda ser un enclave fiel en su salida del poder, puesto que Gils Carbó sólo podría ser removida del cargo con dos tercios de los votos del Senado.
Aunque por el momento no logra efectivizar esos nombramientos -por el bloqueo de jueces y fiscales críticos- ni puede hacer mucho para frenar investigaciones delicadas para el kirchnerismo, como la que tiene bajo la lupa al empresario santacruceño Lázaro Báez por lavado de dinero. Tanto es así, que ya se presenta como una certeza que el juez federal Claudio Bonadio citará a declarar a Máximo Kirchner en la causa denominada Hotesur.
Semejante situación que debería afrontar el hijo de la presidenta Cristina Kirchner y jefe de La Cámpora hablaría, por sí misma, del convencimiento que tienen muchos jueces y fiscales sobre la necesidad de investigar haciendo caso omiso a cualquier presión, de acuerdo con una creciente demanda social. Esa actitud, de consolidarse, generaría una nueva situación cuyas consecuencias institucionales futuras serían más que significativas.

La causa
La investigación sobre la misteriosa muerte del fiscal podría deparar más de una sorpresa en los próximos días. Por un lado, circula el rumor de que las pericias toxicológicas practicadas sobre el cuerpo de Nisman habrían hallado la presencia de una sustancia, aunque la fiscal Viviana Fein aguarda la conclusión de exámenes complementarios para oficializar la información. El Gobierno vuelve a focalizarse así en la hipótesis original del suicidio.
En forma paralela, dos psicólogos se presentaron en forma “espontánea” ante la fiscal Fein para sugerirle una “autopsia psiquiátrica” que profundice sobre el estado de ánimo de Nisman en los días previos a su muerte. También, para realizar un análisis grafológico sobre el famoso borrador de la denuncia, que fue encontrado en el tacho de basura de su departamento, para determinar si fue el propio Nisman quien hizo las correcciones y si actuó bajo presión.
En contra de la hipótesis del suicidio, trascendió por otra parte la existencia de una fotografía que probaría que el orificio de la bala sobre la cabeza de Nisman se registró al menos dos centímetros detrás de su oreja derecha, con lo cual el fiscal debió ser un contorsionista si realmente pretendió quitarse la vida.

Las escuchas
Otra cosa que desvela al Gobierno es que se filtren más escuchas telefónicas de las que recolectó Nisman para basar su denuncia de encubrimiento.
En realidad, esas escuchas habrían sido tomadas por el sector de la ex SIDE que hasta los primeros días del año encabezó Antonio “Jaime” Stiusso, quien ya fue citado a declarar por la fiscal Fein luego de que el Poder Ejecutivo lo relevara del secreto que rige la actividad de inteligencia. Incluso, no falta quien sospeche que Nisman guardó algún otro elemento de prueba para defenderse de la reacción que –como se comprobó- iba a tener el Gobierno.

La política
La conmoción que provocó la muerte de Nisman impactó en términos de opinión pública, algo que suele tener correlato en la política partidaria. Por eso no llamó la atención que el sciolismo adoptara una postura propia respecto del caso, ya que su líder no puede darse el lujo de perder sintonía con la sociedad en el inicio del año electoral. Incluso, el vicepresidente del Banco Provincia, José Pampuro, manifestó su adhesión a la marcha por el fiscal Nisman.
Aunque en su entorno negaron que haya hablado por pedido de Scioli: “Las convicciones no se consultan”, afirmaron. La relación entre el Gobernador bonaerense y el kirchnerismo duro está signada por la desconfianza. El propio Scioli dijo que no quería “hablar del tema” cuando le preguntaron por La Cámpora, mientras que en la agrupación ultraoficialista deslizaron una frase que suena a amenaza: “A Daniel lo vamos a llevar hasta junio, después se verá”.
El día 20 de ese mes vencerá, justamente, el plazo para la inscripción de candidatos y fórmulas presidenciales de los partidos y frentes electorales. Bastante más acá en el tiempo, el 14 de marzo, la UCR reunirá a su Convención en la ciudad de Gualeguay-chú, donde terminará de definir su estrategia con tres opciones a la vista: ir a una interna con el PRO de Mauricio Macri, alentar una consulta más amplia que incluya a Sergio Massa o mantenerse sólo dentro de UNEN.
El presidente del radicalismo, Ernesto Sanz, se inclinaría por promover “una gran PASO nacional” que, de acuerdo a las encuestas, contaría con el beneplácito del 60% del electorado. Aunque el macrismo no está de acuerdo con esa alternativa y tal vez por eso anticipó el anuncio de la alianza con Elisa Carrió, como una manera de conjurar esa movida, luego de que trascendiera una cena entre Sanz, su correligionario Gerardo Morales y Massa en Tigre.
Los preparativos electorales sufrirán la influencia de la demanda de las clases medias urbanas y del grado en que se mantengan sensibilizadas por la muerte de Nisman y sus consecuentes avatares judiciales.

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