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EL PAÍS | ANÁLISIS POLÍTICO DE LA SEMANA

Jarrón chino

Amado Boudou es hoy un personaje incómodo para los principales actores de la política argentina. Y no lo es sólo porque su caso comienza a demandar una respuesta de orden institucional, sino también debido a que el derrape del Vicepresidente no compromete únicamente al Gobierno y al oficialismo. También desnuda la existencia de prácticas viciadas que anidan en buena parte de la dirigencia y que son ignoradas o permitidas por una sociedad que no suele levantar el estandarte de la transparencia.
Por cierto que la principal responsable por la situación de Boudou es Cristina Kirchner. Más allá del “error” que puede reprochársele en la elección de su compañero de fórmula para los comicios de 2011, más grave es que haya avalado la estrategia de la defensa del vice en el caso Ciccone, que consistió en embestir contra fiscales, jueces y hasta contra el entonces procurador general, Esteban Righi, con tal de frenar el avance de una causa que lo compromete cada vez más seriamente.

¿Y la oposición?

Tampoco son ajenos al affaire los tres principales candidatos a la Presidencia de cara a las elecciones de 2015: Sergio Massa, Daniel Scioli y Mauricio Macri. En el caso del líder del Frente Renovador, porque el vice fue su discípulo político en los tiempos en que dirigía la ANSES, aunque tomaron distancia en diciembre de 2008 cuando el marplatense -según relata Massa- “entró en la lógica de (Néstor) Kirchner”. A partir de entonces, la carrera de Boudou en el Gobierno fue meteórica.
Scioli, por su parte, siempre tuvo menos vínculos con Boudou, aunque habría estado al tanto de la negociación del entonces ministro de Economía con la empresa Ciccone a través de su estrecho colaborador Lautaro Mauro, según consta en el expediente de la causa por una declaración que avaló el juez Ariel Lijo. Hasta el momento, el Gobernador se limitó a pronunciar un lacónico “sin comentarios” cuando lo consultaron sobre la situación del Vicepresidente. Un silencio que hace ruido.
La incomodidad por la caída en desgracia de Boudou también llegó a las orillas del PRO, que no puede reclamar libremente que el vice renuncie a su cargo o pida licencia a raíz del avance de la causa judicial, ya que el propio Macri se encuentra procesado en el expediente de las “escuchas ilegales”. Los memoriosos recuerdan además que Boudou ingresó a la Anses en 1998 de la mano de Horacio Rodríguez Larreta, cuando el jefe de Gabinete de la Ciudad era funcionario menemista.
Tal vez sólo la alianza Faunen se encuentre totalmente a salvo de quedar salpicada por el escándalo de Boudou. En ese conglomerado todavía incierto, el que picó en punta al lanzar su candidatura presidencial fue Julio Cobos. El ex vice de Cristina Kirchner se perfila como dominador de la interna radical sobre el senador Ernesto Sanz, aunque la competencia con el socialista Hermes Binner será más dura. El legislador santafesino todavía aparece arriba del mendocino en las encuestas.
Detrás de ambos se ubica Elisa Carrió, quien impulsa un acuerdo con Macri y para ello contaría con la ayuda de la senadora Gabriela Michetti, una de las principales espadas del PRO. Aunque el alcalde porteño estaría decidido a avanzar con su candidatura sin alianzas de complejo entramado, a caballo de un ostensible crecimiento en los sondeos (en los que estaría captando electores de la franja de los indecisos) que durante mayo lo acercó a la segunda posición que ocupa Scioli.
El Gobernador estaría sufriendo los efectos del embate constante que recibe desde el kirchnerismo. El último de ellos lo lanzó ayer la propia Presidenta, cuando desde Río Gallegos pidió a la gestión bonaerense que se hiciera “responsable” del conflicto de la autopartista Gestamp, cuya toma por un grupo de obreros paralizó a las más importantes empresas automotrices radicadas en la zona norte de la Provincia. “No se puede estar únicamente para la sonrisa”, disparó sin contemplación la mandataria.

Otros actores

En el mundillo oficialista también se destacan otros dos hechos: el crecimiento de la figura del ministro Florencio Randazzo como posible contendiente en las PASO de 2015 y la consolidación de jefe de los diputados, Julián Domínguez, como el dirigente cuyo discurso está más afincado en el legado kirchnerista de la última década. Un agregado pintoresco lo brinda el hecho de que Sergio Berni está siendo medido por la Casa Rosada como posible candidato a jefe de Gobierno de la Capital.
El territorio porteño no es solamente un escollo insalvable para el kirchnerismo, que aun cuando estuvo en la cúspide de la valoración popular no logró derrotar al macrismo. También se constituyó en un dolor de cabeza para el armado de massistas y sciolistas, que saben que difícilmente podrán hacer una elección decorosa en la Ciudad de Buenos Aires en una compulsa anticipada de la nacional como la que proyecta Macri para el año que viene. La presencia de Faunen en el distrito los complica todavía más.
De todos modos, la fortaleza del no-peronismo en la Capital se diluye en el Conurbano, donde radica la explicación del posicionamiento de Massa a nivel nacional. El líder del FR acaba de lanzar una nueva etapa de su campaña proselitista, que consiste en la presentación de una tanda de propuestas que se extenderá durante el segundo semestre del año. “La idea es mostrarnos por encima de las disputas y consolidarnos sobre los 30 puntos de intención de voto”, explicaron en su entorno.
En los hechos, la segunda mitad de 2014 arrancará después del mundial de fútbol que se disputará en Brasil, cuya final tendrá lugar a mediados de julio. Para ese momento, la Justicia norteamericana ya podría haberse expedido sobre la extensa controversia del Estado nacional con los bonistas que no ingresaron a los canjes de deuda de 2005 y 2010. El acuerdo firmado por el ministro Axel Kicillof con el Club de París puede representar un punto a favor de la Argentina ante los ojos del poder estadounidense.
Para el país, en tanto, significó un paso adelante porque le otorga una cuota de certidumbre a una economía que no se viene caracterizando por ello. Y sobre la cual el propio Kicillof abrió el paraguas al advertir que podría esperarse un segundo “ataque devaluatorio” en lo que resta del año. En medio de esa situación, el Banco Central al mando de Juan Carlos Fábrega cerró mayo con un destacable aumento de las reservas internacionales, que treparon hasta los 28.546 millones de dólares.

Lázaro Báez

Pero en la Argentina las buenas noticias se evaporan en cuestión de horas. Así, cuando la Presidenta aún festejaba la invitación a participar de la cumbre de los países emergentes (BRICS), se conmovió con la citación a indagatoria de Boudou. Casi al mismo tiempo, la Justicia de Suiza pidió información sobre el origen de 22 millones de dólares que Lázaro Báez tiene depositados en la banca helvética.
Se trata de dos casos graves, que vuelven a instalar entre los argentinos el debate sobre la corrupción. La actuación del Vicepresidente en el affaire Ciccone resulta incómoda para la política, tanto como un jarrón chino que no puede pasar inadvertido por más que se lo corra de un sitio a otro.

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