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Un recambio que acelera definiciones

Llegó el tiempo de las definiciones y el ajuste económico: más inflación, más devaluación y más impuestos, sin que se libere el cepo cambiario o se moderen las regulaciones. Esas son las perspectivas que pueden esperar para los próximos meses los argentinos. 


Ganar tiempo


Con el recambio de gabinete, los primeros movimientos oficiales estuvieron destinados a ganar tiempo. Jorge Capitanich, el jefe de Gabinete, y Axel Kicillof, el ministro de Economía, abrieron una ronda de diálogo con sindicalistas cercanos al Gobierno y las entidades empresarias, pero excluyendo al campo, mostraron una inusual apertura al periodismo y dejaron trascender que no habrá grandes cambios. 

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner, a su regreso, habló de “profundizar el modelo” y el propio Capitanich aseguró que con la salida de Guillermo Moreno, de todos modos, no habrá un “viva la pepa”. Todas señales que pueden parecer contradictorias con el pronóstico más sombrío de la situación económica para el 2014 si, además, se tiene en cuenta otras declaraciones del jefe de Gabinete, quién habló de cumplir con las metas de crecimiento del 6% para el año próximo, la propuesta de generar más divisas y de que no se hará nada que afecte a los trabajadores.

Declaraciones -finalmente- necesarias en vísperas de un escenario más complicado en el cual ya no hay recursos para distribuir, prometer mayores ingresos o suponer que con un acuerdo de precios se suprimirá la inflación por algunos meses. 


Incógnitas


Las incógnitas son demasiadas, en especial porque el Gobierno no ha anunciado aún cuál será su programa económico de ahora en más, y porque lo que se ha dado a conocer es apenas una gota de agua en el océano de dificultades que existen por delante. 

La tentación de “ganar tiempo” para ver si es posible llegar hasta mayo/junio del 2014, cuando se inicia la temporada de la soja es, por el momento, una de las hipótesis sobre el rumbo que adoptaría la gestión cristinista, ahora bajo la batuta de Capitanich. En esos despachos se habla, a veces con excesiva convicción, de que llegarán del exterior créditos de los organismos multilaterales, incluso fondos de China, pasando por el Club de París, recursos con los cuales se moderaría la sangría de las reservas internacionales y permitiría al Gobierno estirar en el tiempo los ajustes de tipo de cambio, exceso de emisión monetaria, subsidios y presión tributaria. 

La designación de Capitanich y Kicillof, y la salida de Moreno, lejos de tranquilizar han precipitado las urgencias.La estrategia de ganar tiempo, de todas maneras, no solo es arriesgada, puede que termine acelerando los tiempos y el desgaste del nuevo gabinete. La dinámica de la crisis es difícil de frenar con políticas a cuenta gotas, de un Gobierno que viene de una fuerte derrota electoral y con una fecha fija de retirada. La pérdida de reservas ha sido muy alta en las últimas semanas y a esto se suman las propias decisiones oficiales: el reposo médico de la Presidenta congeló por un tiempo las expectativas, pero una vez producidos los cambios de gabinete las presunciones sobre la necesidad de dar un giro a la gestión se han acelerado. 


Urgencias


La designación de Capitanich y Kicillof, y la salida de Moreno, lejos de tranquilizar han precipitado las urgencias. ¿Cuánto tiempo más se tomará el Gobierno para avanzar con los anuncios económicos? ¿Cuáles serán las decisiones sobre tipo de cambio, subsidios, emisión monetaria? ¿Cuántos dólares habrá? ¿Turista, bienes suntuarios, soja, trigo, insumos industriales, oficial, “blue”, “contado con liqui”? 

Son tiempos de definiciones. Hasta ahora los primeros pasos han generado expectativas. En los próximos días se verá si esas expectativas serán cubiertas o defraudadas.

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