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OPINIÓN

Vuelve Cristina, ante una economía caliente

Si como lo anticipó el Jefe de Gabinete, la presidenta Cristina Kirchner retoma desde el lunes “plenamente” sus funciones, desde ese mismo día deberá afrontar desafíos económicos clave.
El permanente drenaje de reservas del Banco Central, la tensión cambiaria y el impacto en los precios, serán los puntos centrales de la cuestión macroeconómica a tratar en el corto plazo.
Salvo por algunos detalles y más allá de la velocidad en la que transcurren los hechos económicos y políticos en la Argentina, el país no es tan distinto desde aquel 8 de octubre, cuando la Jefa de Estado fue intervenida quirúrgicamente y debió tomarse más de un mes de licencia por prescripción médica.    
En rigor, en aquel momento también la merma en los fondos del Banco Central, las dificultades cambiarias y la suba de precios formaban parte de la realidad argentina.
Esa misma realidad que a veces parece salida de una ficción, porque en pocos lugares del mundo debe existir una sociedad pendiente de cuestiones macroeconómicas tan sofisticadas como la evolución de las reservas de su autoridad monetaria.
Es insólito, pero así como en el 2000 la gente se interesaba por el riesgo país y lo vivía casi como si fuera un partido de fútbol, lo hace ahora --en menor medida-- con el nivel de las reservas.     
En la actualidad, los recursos atesorados por la entidad que preside Mercedes Marcó del Pont se encuentran en torno a los 32.600 millones de dólares y todos los argentinos están preocupados porque bajan a razón de 10 mil millones por año.
Es cierto, la tendencia es altamente preocupante y la toma de medidas, urgente y necesaria, pero nadie mostró ese mismo nivel de nerviosismo y ansiedad cuando descendieron a 18 mil millones de dólares en 2006, tras el pago de toda la deuda al Fondo Monetario Internacional.
Durante el año pasado, la pérdida de reservas se ubicó en el 6,6 por ciento, mientras que en lo que va del 2013 ya se fue el 25 por ciento.
La Presidenta retomará “plenamente” su actividad como pronosticó Juan Manuel Abal Medina, con un dólar oficial a 6 pesos --que el Gobierno proyectó para fin de este año y que marca una tasa anualizada de suba del 30 por ciento--, un billete paralelo a 10 pesos y una caída de 460 millones de dólares de reservas en sólo una semana.
Hace un mes y una semana, mientras la Presidenta recién se estaba recuperando de la operación, el dólar oficial era ofrecido para la venta a 5,83 pesos y el paralelo, a 9,62.
En ese momento, la tasa anualizada del incremento de la moneda norteamericana era del 18,6 por ciento, pero ahora se aceleró a casi 30 por ciento.
Para intentar abastecerse de dólares y descomprimir tensiones, el Gobierno apuntó hacia las cerealeras para que tomen préstamos en el exterior y no en el mercado local y está tratando de limitar aún más las importaciones y controlar otros mecanismos por los que se pierden reservas, como las compras con tarjetas en el exterior y las operaciones vía internet.
Por ahora, todas las disposiciones apuntan a cuestiones de forma pero no de fondo como podría ser un desdoblamiento cambiario o un acentuamiento del cepo para restringir importaciones o elevar el valor del dólar para el turismo.
“De los 11 mil millones de dólares que cayeron en lo que va del año las reservas, el 75% fue por el pago de la deuda”, afirmó la Jefa del Central, Mercedes Marcó del Pont, al inaugurar las
Jornadas Monetarias y Bancarias que todos los años realiza esa entidad. Y en ese mismo evento, aseguró que el Gobierno: “tomará, sin dogmatismos, las decisiones que sean necesarias” para rebajar las tensiones que terminan impactando en los precios.
“El desdoblamiento cambiario asoma como la salida más elegante”, consideró el economista Hernán Lacunza, mientras que Juan Llach aseguró que “del cepo se puede salir pero  gradualmente”.    
No figuran entre las alternativas que maneja el oficialismo, ninguna de las dos propuestas. El Gobierno no suele tomar medidas tan abruptas y menos si insistentemente son planteadas.
El contenido de la inquietante agenda económica que encuentra Cristina, convierte en virtualmente de imposible cumplimiento el consejo de los médicos que la asisten: evitar situaciones de stress. 

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