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EL PAPA FRANCISCO ENVIÓ 150.000 EUROS PARA LA RECUPERACIÓN DE UN PAÍS DEVASTADO

Filipinas, en estado de "calamidad", tras el paso de devastador tifón

Más de 10.000 muertes, miles de desaparecidos y daños millonarios en infraestructura son las primeras consecuencias de una tormenta que azotó a buena parte de Filipinas, que ahora espera ayuda del mundo

El gobierno de Filipinas decretó el estado de "calamidad nacional" tras el paso del tifón Haiyan el viernes, que causó más de 10.000 muertes, miles de desaparecidos y daños millonarios en infraestructura, lo que dificulta llegar con ayuda a las poblaciones más castigadas.
Unos 4,5 millones de personas de 36 provincias, en especial en el centro del país, se vieron afectadas y unas 330.000 están en los centros de evacuados tras el paso del tifón, que con ráfagas de hasta 380 kilómetros por hora es el más fuerte registrado hasta ahora. El ministro de Interior admitió dificultades para contar los los cadáveres y los daños, después de que numerosas líneas de comunicación terminaron destrozadas.
Antes de la llegada de este último tifón a Filipinas, el vigésimo cuarto del año, los meteorólogos habían advertido que podría tener un efecto devastador mayor que Bopha, que en 2012 dejó cerca de mil muertos.
En Tacloban, capital de la provincia de Leyte, el ciclón dejó un paisaje de destrucción total, tras golpear la ciudad con ráfagas de hasta 315 kilómetros por hora y una crecida del nivel del mar de más de 2 metros.
El superintendente, Elmer Soria, dijo que la destrucción alcanza al 80% de la estructura de la ciudad, donde las autoridades desplegaron tropas del Ejército y policías en las zonas más afectadas para garantizar la seguridad y prevenir los saqueos a lo que quedó en pie.
Unicef estimó que unos 4 millones de niños necesitan asistencia y ya prepara en el terreno la distribución de alimento terapéutico, equipos sanitarios y kits de agua e higiene para unas 3.000 familias en las zonas más afectadas de la ciudad Tacloban, la más afectada, tan pronto como sea posible el acceso. Los niños necesitan ayuda urgente para superar las secuelas de la tormenta y hay "especial preocupación por el impacto en la salud de los habitantes, ya que el tifón ha producido daños en los sistemas de agua y saneamiento", informó Unicef.
El presidente filipino, Benigno Aquino, declaró ayer "el estado de calamidad nacional para agilizar las labores de emergencia y la entrega de ayuda en las provincias devastadas".

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