Pocas veces se han desatado tantas expectativas como en la última semana por los cambios, que de acuerdo a las versiones circulantes, serían inminentes.
La convalecencia de la presidenta Cristina Kirchner aceleró esas especulaciones y también las ansiedades, en los propios despachos oficiales.
El suspenso debería develarse en los próximos días, aunque los problemas de salud y el fallo de la Corte Suprema sobre la ley de medios frenaron la inercia que se abrió con el resultado electoral del 27 de octubre, desalentando algunas demandas que se cocinaron en algunos centros de poder económico y que ahora se guardaron para otra oportunidad.
Debate político
No sucedió lo mismo en el debate político, en donde el oficialismo entró en ebullición con la mira puesta en el 2015, sin faltar alusiones muy concretas al tema económico, como la del gobernador Maurice Closs de Misiones, que embistió directamente contra Guillermo Moreno.
El funcionario, aferrado a un discurso insostenible, volvió a negar la inflación.
Sin embargo, los jefes territoriales peronistas, intendentes o gobernadores, no se sienten capaces de continuar defendiendo ese discurso oficial y esperan algún giro importante de la Presidenta: el alza de precios y la inseguridad castiga por igual a todos los sectores, en la región metropolitana y en el interior. Sin una acción política en estos temas el futuro del 2015 se asoma más inquietante que los últimos resultados electorales.
Frentes abiertos y desafíos
Los frentes económicos abiertos son muchos y si bien se advierte algún giro en el tema de la deuda, los desafíos son cada vez más complicados.
Hernán Lorenzino, uno de los ministros que se rumorea no seguirían, trabaja hoy en esa nueva orientación, tratando de retomar la negociación con el Club de París, de arreglar los desaguisados de fallos del Ciadi, y arreglar el conflicto con los holdouts.
Quienes conocen el paño de esa negociación no imaginan una salida ordenada.
El paso del financista mexicano David Martínez por Buenos Aires, para anunciar la compra de Telecom por parte del fondo de inversión Fintech, refrescó la complejidad de esa negociación: son muy pocas las expectativas de que la Corte Suprema norteamericana falle a favor de la Argentina; en ese escenario quedan dos opciones.
La primera es de que avancen las conversaciones con los fondos litigantes, como NML Eliot, que requiere que los actuales tenedores de bonos que aceptaron el canje en el 2005 y 2010, resignen parte de los servicios de la deuda que cobran, en alrededor de 8%.
La última declaración de Paul Singer, titular del fondo MNL, negando esa opción deja poco margen para rehabilitarla. Además, para hacerla viable, se requiere el acuerdo de casi el 90% de los actuales tenedores de la deuda argentina renegociada. La segunda opción es la que anunció Cristina Kirchner, de fijar domicilio de pago en la Argentina y concretar un nuevo canje de bonos voluntario.
Dentro del Gobierno y los fondos que colaboran con la Argentina, como el que encabeza David Martínez, creen que esa salida es posible y le permitirá al país lograr una negociación más ventajosa.
No todas las opiniones son iguales. El cimbronazo de otro default con reapertura del canje, pero ahora con jurisdicción en la Argentina, no parece muy potable para una parte importante de los mercados, que desconfían del gobierno de Cristina Kirchner y también de la Justicia del país. El fallo de la ley de medios por la Corte Suprema, integra ahora el set de elementos que colocan al país fuera de los parámetros que se consideran aceptables.
El tiempo dirá como se desarrollan los acontecimientos, pero un episodio como el señalado arriba difícilmente tranquilice las aguas en el final del mandato kirchnerista.
Otra urgencia
No menos urgente es otra negociación internacional, la del Mercosur con la Unión Europea, que definirá la posición que tendrá en el comercio la Argentina en los próximos años.
Un ministro de la Nación reconoció en un encuentro con empresarios que se requiere una decisión perentoria de la Presidenta, porque la negociación se cierra a fines de este año.
Y si no hubiera algún alineamiento con Brasil o algo intermedio para negociar, el proyecto del Mercosur desaparece tal como es conocido hasta hoy.
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