A un mes de las elecciones legislativas de medio término, cámaras empresarias y gremios consolidaron sus alineamientos políticos y aparecen divididas entre los candidatos del oficialismo y de la oposición.
En la provincia de Buenos Aires es donde más se evidencia la divisoria de aguas que atraviesa al sector empresario y sindical, ya que allí se librará la “madre de todas las batallas”.
Las principales cámaras empresarias bonaerenses, como la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (Uipba), la Federación Económica (Feba), la Cámara de la Construcción y hasta Carbap están alineadas con el gobernador Daniel Scioli, con quien tienen sintonía casi total.
En cambio, a nivel gremial la situación aparece más dividida: esta semana el tema fue analizado en una reunión a solas que mantuvieron Scioli y el jefe de la CGT Balcarce, Antonio Caló.
Caló le manifestó su apoyo a Scioli pero especialmente al modelo económico, que posibilitó que la industria metalúrgica, su gremio madre, renaciera de las cenizas en las que la había dejado la debacle del 2001.
A nivel empresario, Scioli mantiene una relación estrechísima con el titular de la Uipba, Osvaldo Rial, a quien nombró un mes atrás para manejar el Fondo de Garantías Buenos Aires (Fogaba), el principal instrumento de apoyo a las pymes que tiene la provincia luego del Bapro.
La relación entre Scioli y Rial se remonta a mucho antes de que el hoy gobernador se lanzara a la arena política, y está basada en lealtades mutuas que se mantuvieron aún en los peores momentos de la Argentina.
Scioli le reconoce esa lealtad a Rial, un empresario metalúrgico que tiene su planta en la zona de Tigre y creció con fuerza a partir del modelo de defensa del mercado interno y fomento a la exportación.
En los 90, Rial fue uno de los pocos empresarios que salió a advertir en voz alta que la convertibilidad estaba agotada, e incluso publicó un libro, “La dictadura económica”, en el cual cuestionaba el modelo de “especulación financiera que estaba destruyendo el aparato industrial”.
En cambio, el gobernador está desilusionado con José Ignacio de Mendiguren, también bonaerense, quien dio el salto hacia el Frente Renovador y se transformó en la espada empresarial de Sergio Massa.
Scioli mantenía una buena relación con “El Vasco” y se sorprendió por el pase que hizo el ex dirigente de la UIA.
De Mendiguren mantiene relación cercana con el jefe de la CGT Azopardo, Hugo Moyano, quien si bien está alineado formalmente con Francisco De Narváez, estaría jugando políticamente también con Massa.
Así, podría leerse que la estratégica provincia de Buenos Aires quedó dividida en dos grupos a nivel empresario y sindical: uno liderado por la dupla Caló-Rial, y el otro por Moyano-De Mendiguren.
Detrás de Caló-Rial se alinean casi todos los sectores empresarios, en especial las pymes, que aplauden el modelo económico implementado por el kirchnerismo en estos más de 10 años de poder.
Estos sectores también sostienen muy buena relación con la ministra de Industria, Débora Giorgi, fanática del proceso de sustitución de importaciones.
En cambio, Massa recibe apoyos de sectores vinculados con la actividad financiera, como el banquero Jorge Brito, quien supo ser kirchnerista pero ahora jugaría para Massa.
También de varios dirigente de la UIA, comenzando por su titular, Héctor Méndez, quien hace pocos días armó revuelo cuando sostuvo que a la Argentina le haría bien tener un ministro de Economía más fuerte.
A nivel agropecuario, la mayoría de las entidades castiga con dureza la política kirchnerista, por considerar que el “modelo” se construyó gracias a la “exacción de ingresos” al sector a través de las polémicas retenciones.
Las entidades que integran la Mesa de Enlace disparan directo al corazón del modelo, y sus reclamos van desde la eliminación gradual de las retenciones, como propone Federación Agraria, hasta la quita total de ese impuesto, como exige la Sociedad Rural.
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