El bonaerense Juan Manuel Casella habló de la interna radical.
El bonaerense Juan Manuel Casella habló de la interna radical.
ENTREVISTA

“Hay dirigentes que sólo les interesa el cargo”

Juan Manuel Casella, un referente del radicalismo tradicional, con durísimas críticas a la conducción del partido centenario.

Con severos cuestionamientos a la conducción partidaria en sus diversos niveles, Juan Manuel Casella expresó el malestar que envuelve al radicalismo tradicional en este tiempo. Para el histórico referente, el partido sufre la “enfermedad del pragmatismo” que le hace perder de vista la necesidad de ofrecer una propuesta a la sociedad, para centrarse exclusivamente en la lucha por el cargo.

“Hay demasiados dirigentes a los que solo les interesa encontrar la diagonal que les permite llegar al cargo o conservarlo. Y esa diagonal puede pasar desde la izquierda a la derecha sin transiciones. Eso, a mi criterio, coloca al radicalismo al borde de la división. Porque no son proyectos compatibles”, explicó el dirigente radical.

Para Casella “hay un sector del partido que lo ha convertido, de hecho, en una agencia electoral. El radicalismo es un partido político que compite en las urnas, pero esa competencia electoral debe ser el resultado de una propuesta política de fondo, no al revés”.

Según su análisis, la fragmentación que sufre hoy el radicalismo no es comparable con las divisiones que experimentó a lo largo de su historia cuando personalistas y antipersonalistas, unionistas e intransigentes, línea nacional y Renovación y Cambio dirimían sus diferencias en internas calientes pero ricas en sustancia ideológica.

Hoy la UCR es un mosaico donde se expresan posturas antagónicas irreconciliables: el seguidismo de un grupo de diputados nacionales, el acuerdismo con La Libertad Avanza impulsado por los gobernadores Alfredo Cornejo o Leandro Zdero, posturas intermedias de “apoyo crítico” como la de Rodrigo de Loredo, y hasta un estertor de entendimiento con el kicillofismo propuesto por un sector minoritario. Según Casella, la lógica que gobierna estos impulsos es “el instinto de supervivencia más que la voluntad de articular una propuesta para la sociedad. En este sentido, la cancelación de la Convención Nacional es un claro síntoma de este sesgo”.

En ese marco, quien fuera ministro de Trabajo de Raúl Alfonsín sostiene “esto a los radicales que tenemos unos cuantos años, nos resulta absolutamente inaceptable. No son proyectos compatibles y, en medio de un partido destrozado y disperso como es el actual, profundizan el proceso de dispersión y coloca al partido frente al peligro de ruptura”.

 

Críticas, varias

Ante este escenario, Casella no se guarda críticas. En primer lugar, le apunta a Martín Lousteau de quien dice que “es un hombre inteligente y bien formado, con cuyo discurso generalmente coincido, pero que tiene un nivel de pertenencia muy bajo con relación a la UCR. Y ocupa el cargo de presidente del Comité Nacional que requiere un nivel de pertenencia muy alto”.

Tampoco comulga con Facundo Manes de quien afirma que “le hace bien a la política porque le agrega inteligencia, pero no tiene la menor idea de cómo se maneja. Personaliza demasiado las cosas y cree que él es el protagonista. Y contribuye a desarticular el sistema político”.

Sin embargo sus cuestionamientos más fuertes están dirigidos al radicalismo de CABA.

“Me parece que la preeminencia de Daniel Angelici es una desgracia para la UCR, por varias razones. En primer lugar, porque no es un dirigente político, es un empresario que interviene en política para conservar sus negocios. Es un empresario del juego, algo que no es ilegal, tiene una concesión del Estado y trabaja dentro de la ley. Pero justamente porque tiene una concesión del Estado no puede ser jefe de un partido político opositor, además de las consecuencias éticas de esa actividad”, señaló Casella.

 

La actualidad bonaerense

En cuanto al lugar que ocupará el radicalismo bonaerense en las próximas elecciones, Casella es pesimista. Por un lado, por la indefinición de la interna que no termina de convalidar una conducción y por el otro porque está convencido de que Maxi Abad, presidente del comité provincia con mandato vencido, “está decidido a acordar con la LLA y esa decisión pasa por preservar Juntos por el Cambio como el camino para lograrlo”.

Para Casella, Abad “es la expresión máxima del pragmatismo político: busquemos la diagonal a ver a dónde llegamos. Y me parece que es un desperdicio porque destruye lo que podemos nombrar las esencias morales del radicalismo. Cuando hablo de esencias morales no me refiero a no robar, me refiero a las esencias morales en cuanto a contenido, en cuanto a visión del país”.

Por último advirtió sobre los riesgos de la lógica territorial de los intendentes. “Cuando su visión es estrictamente territorial se convierten en un problema.

El intendente típico que defiende territorio puede transar con LLA, con el Partido Comunista o con quien le convenga para mantener el poder local. Y eso puede funcionar en la medida que exista un partido provincial y un partido nacional que controle general la situación. Pero en un partido destrozado e disperso como es el radicalismo actual esa función profundiza el proceso de dispersión”, consideró.

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