La educación, en el tobogán: diagnóstico y aportes para revertir la caída
SEIS DE CADA 10 ALUMNOS POBRES NO LLEGAN AL NIVEL MÁS BÁSICO DE COMPRENSIÓN DE TEXTOS

La educación, en el tobogán: diagnóstico y aportes para revertir la caída

Los preocupantes resultados y conclusiones de una prueba realizada por la UNESCO en nuestro continente motivaron una serie de análisis y debates en torno de un problema impostergable: el retroceso en la enseñanza

“Es notable que un país como el nuestro, que se construyó como sociedad  moderna a partir de su oferta educativa, descrea hoy del valor de este factor y relegue al analfabetismo a parte de su población”. La reflexión, inquietante, pertenece a una de las responsables de un minucioso estudio que desglosa los datos obtenidos por la UNESCO en una prueba regional comparativa que involucró a 16 países de Latinoamérica y el Caribe.

En Argentina, seis de cada diez alumnos de tercer grado de hogares vulnerables no  son capaces de entender ni aprehender textos adecuados a su edad. Es un panorama dramático, con tendencia a agravarse, y los expertos coinciden en que es imperioso abordarlo desde varios flancos, encarando políticas educativas que restauren valores perdidos e incorporen una mirada al futuro, y mejorando las condiciones sociales en aspectos tan esenciales como  una buena nutrición.

El Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) abordó a estudiantes de tercero y sexto grado en tres aspectos: el dominio discursivo (propósito comunicativo y adecuación a la consigna, género y registro), el dominio textual (vocabulario, coherencia global, concordancia oracional y cohesión textual) y las convenciones de legibilidad (ortografía y puntuación). A cada prueba le fue otorgado un puntaje por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE), que permitió a la UNESCO agrupar a los protagonistas en cuatro niveles.

Los  alumnos del II al IV son capaces, al menos, de localizar información o relaciones presentadas literalmente y  realizar inferencias a partir de información sugerida, destacada o reiterada, tras leer un texto adecuado para su edad. Aquellos en el nivel I no son capaces de llevar a buen puerto esas  gestiones intelectuales. 

La convención general es que, en tercer grado, todos los chicos saben leer con fluidez. Sin embargo, el 46% de los alumnos argentinos no maneja esas nociones elementales de lectura. Y en la franja que proviene de familias más pobres, seis de cada diez se sitúan en ese perfil.

En un flamante documento elaborado por el Observatorio de Argentinos por la Educación, “Lectura y desigualdad. Comparaciones entre Argentina y América Latina”, Guillermina Tiramonti, Martín Nistal y Eugenia Orlicki subrayan que “en la Argentina, muchos chicos cumplen con los años de escolaridad obligatoria que determina el  plexo regulatorio, pero no adquieren los aprendizajes básicos, no ya vinculados a un determinado diseño curricular, sino los mínimos para la vida en una sociedad democrática”. 

“Diferentes evaluaciones han mostrado que una alta proporción de los chicos termina la primaria, y aún la  secundaria, con dificultades para comprender textos. En un informe de 2023, Furman y otros muestran que sólo el  43% de los alumnos llega en el tiempo teórico esperado y con aprendizajes satisfactorios de lengua y matemáticas a sexto grado” continúa el  análisis del Observatorio, cuyos referentes apuntan a la necesidad de atender como prioridad al nivel primario,  “fortaleciendo la formación de los docentes y las condiciones de aprendizaje de las escuelas, mejorando los  métodos de enseñanza y proveyendo de los recursos suficientes para que todos puedan egresar de esa instancia con los aprendizajes esperados”. 

En este sentido, el coordinador del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación  (LLECE), Carlos Henríquez, destacó que “a la luz de los resultados del estudio ERCE 2019, Argentina tiene el desafío urgente de impulsar un plan de desarrollo del sistema educativo”. 

En materia de escritura, en cambio, a la Argentina no le fue mal... con algunos reparos. La prueba de la  UNESCO reveló que los estudiantes de tercer y sexto grado “escribieron  textos adecuados a la consigna solicitada”, usando “un vocabulario amplio y sin repetición de palabras”, y  que “mantuvieron la unidad temática en sus textos”.

Pero también se detectaron dificultades en el uso de la  puntuación y otras ortográficas. Claudia Uribe, directora de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO), con sede en Santiago, Chile, argumentó que “la escritura es una competencia altamente demandante a nivel cognitivo, y a diferencia del lenguaje oral, no se desarrolla en la mayoría de las personas de manera natural.

Por eso  hay que enseñarla desde los niveles más tempranos del proceso educativo, y seguirla practicando y enseñando de manera intencional a lo largo de toda la trayectoria escolar. Hoy en día, es una de las competencias más exigidas en el entorno laboral; ayuda a pensar, ordenar y transmitir las ideas,  interactuar con otros de manera indirecta y asincrónica, comunicar y  plasmar de manera duradera los pensamientos, reflexiones y aprendizajes. Desarrollar altos niveles de competencia en escritura es un imperativo para todos los sistemas educativos”. 

Del diagnóstico a la acción 

Para el ex presidente de la UNLP, Raúl Pessacq, los cambios necesarios en el  sistema educativo nacional tienen puntos de contacto con lo propuestos por quien fuera cinco años ministro de Educación francés, Jean Michel Blanquer. “Propuso metas simples” adhiere el ingeniero Pessacq, de vasta trayectoria académica: “enseñar a leer, escribir y hacer las cuatro operaciones básicas; restaurar la autoridad de los directores y maestros  por encima de los pedagogos; y volver a las bases tradicionales, como dominar la lectura, realizar ejercicios de dictado diario, valorizar la memorización, integrar coros... Enseñar contenidos sin despreciar los métodos, y recuperar la cronología en la enseñanza de la historia”. 

“Blanquer cree que el discurso igualitarista es destructivo, pues sólo una  escuela de excelencia puede compensar las desigualdades de cuna” subraya Pessacq: “pero se opone al rechazo de la selección por mérito, prohibe el uso del celular en la escuela, propone volver al método silábico y la repitencia. Y apunta a mejorar la formación docente con contenidos porque el peso de la didáctica es excesivo”. 

“El facilismo y la demagogia imperantes invitan a la frivolidad y a seguir la línea del menor esfuerzo llevando la formación a la mediocridad y el fracaso. Hoy, aprender es pasar de grado, y ser buen profesor aprobar  muchos estudiantes. El docente está bastante mal formado pues en los institutos no se valora demasiado el conocimiento” apunta el ex rector, que  agrega: “considerar a la educación como un juego, trivializando los contenidos, es deteriorar su calidad. ‘Aprender jugando’ es mantener al  niño en la infancia y no prepararlo  para la edad adulta. Quizá se pueda atribuir la principal responsabilidad en este empobrecimiento a la teoría alfabetizadora de Piaget, complementada con la ‘pedagogía del oprimido’  de Paulo Freire, una heterogénea ideología que colocó al ‘pedagogismo’ por  sobre la didáctica, los contenidos y los maestros”. 

¿Occidente perdió el norte? 

“En nuestro país, la caída del nivel educativo desde hace décadas es dramática, pero es algo que preocupa a todo Occidente; no ocurre así en Oriente, donde el paradigma es que la clave de la educación es el compromiso del alumno, que tiene que esforzarse para adquirirla” sentencia Angel Plastino, otro ex presidente de la UNLP que sigue con especial atención los  temas relacionados con la enseñanza. “La educación no tiene por qué ser ‘divertida’, sino que se debe acceder mostrando cierta voluntad, cierto esfuerzo.

Es crucial el tema docente: en nuestro medio, los colegios de la UNLP,  está medido y probado, son los mejores. Y ahí, los profesores son graduados de la facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; sólo la Universidad puede formar docentes a la altura de las circunstancias. Pero acá pareciera que cualquiera puede poner un Instituto de Formación Docente; hay 150 para 45 millones de habitantes, cuando en Francia son 28 para 60 millones y con rango universitario. El problema está ahí: es la calidad de los profesores lo que está fallando”.

El científico y profesor emérito repasa que “en la Argentina existen dos enfoques de enseñanza de la lectura y la escritura en pugna: la ‘conciencia fonológica’ y la ‘psicogénesis constructivista’. Hasta fines de los ‘80, en las aulas se alfabetizaba con el método fónico, que permite que los niños aprendan a leer y escribir simultáneamente. Se basa en enseñarles primero el abecedario completo junto con el sonido y el nombre de cada palabra; los que tenemos más de 30 años  aprendimos así.

Pero la ‘psicogénesis de la lengua escrita’, también llamada constructivismo, plantea que el conocimiento se adquiere en la interacción del niño con el objeto de conocimiento. El estudiante selecciona y transforma la información, construye hipótesis y toma decisiones. Cada individuo, a su ritmo, elabora significados a medida que va aprendiendo.  Muchos expertos se inclinan a considerar que este método es el ‘culpable’ del deterioro educativo, por ser inaplicable en aulas con más de 30 alumnos”.

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