Este miércoles a las 17, en la Casa Rosada, el presidente Alberto Fernández recibirá a la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina. Hasta Balcarce 50 llegarán cuatro obispos que están alineados al Papa Francisco dentro de la Iglesia Católica argentina. Será el primer encuentro formal con la cúpula eclesiástica luego de la sanción de la Ley del Aborto Legal.
Del lado del Gobierno estarán presentes, además del jefe de Estado, el canciller Santiago Cafiero; el jefe de Gabinete, Juan Manzur; y el secretario de Culto, Guillermo Olivieri, principal nexo con la Iglesia y con el Vaticano. Por el lado de la Conferencia Episcopal estarán su titular, monseñor Oscar Ojea (foto); el vicepresidente primero Marcelo Colombo; el vicepresidente segundo Carlos Azpiroz Costa y y el secretario general Alberto Bochatey.
Uno de los temas a tratar es la presentación de un proyecto para regular la eutanasia en la Argentina que realizaron los legisladores Alfredo Cornejo, Jimena Latorre y Alejandro Cacace.
La audiencia, que en lo formal es un saludo navideño que suele repetirse cada año, fue un pedido de Ojea a Olivieri, con quien tiene un trato cercano, de confianza y semanal. Relación que no se agrietó pese a la furia que desató en el interior de la Iglesia el impulso que el Presidente le dio al proyecto para que las mujeres puedan abortar en forma legal.
El año pasado, como la ley se encaminaba a ser aprobada en el Congreso en los últimos días de diciembre, los referentes de la Iglesia, enojados frente al avance del proyecto, decidieron suspender el clásico saludo navideño. Por eso la decisión de Ojea de pedir la audiencia es una señal positiva para el Gobierno en el cierre de este año. Un gesto de acercamiento.
La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal se reunió ayer para delinear los temas que los obispos pondrán sobre la mesa presidencial. La intención es dialogar sobre la situación actual y aportar un punto de vista desde la Iglesia en el final de un año donde la pandemia dejó de ser un tema central, pero la crisis económica sigue golpeando fuerte en los sectores más vulnerables.
La relación con la Iglesia se enfrió a fines del año pasado con la sanción de la Ley del Aborto. En algunos sectores internos sintieron que la promoción del proyecto por parte del Gobierno era una “burla” frente al trabajo que estaban realizando muchos sacerdotes en los barrios más humildes para contener a miles de personas que entre la pandemia y la crisis económica habían caído en la marginalidad.
Si bien el vínculo se modificó, en el Gobierno aseguran que la comunicación nunca se cortó. La Ley del Aborto se aprobó el 30 de diciembre del año pasado. Durante el verano la relación estuvo freezada.
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