El voto joven, el más buscado por los candidatos
El voto joven, el más buscado por los candidatos
DE CARA A LAS PASO

Empatizar por el voto de los sub 30, una estrategia difícil en la campaña

Los candidatos de todos los frentes políticos enfocan sus discursos en los jóvenes, que en su mayoría muestra apatía y desencanto

La estrategia, en el tramo final para las PASO, es empatizar con una juventud apática, desencantada y dispersa. Con esos más de 10 millones de votantes de entre 16 y 29 años habilitados para sufragar, muchos de ellos golpeados por una pandemia que los eyectó de la escuela o los desempleó (según el Indec, hasta en un 24,9 por ciento en el caso de las mujeres). Y una franja etaria -que es un tercio del padrón electoral- en la que, como coinciden distintas encuestas, son varios los que dicen estar peor que el año pasado y tampoco se ilusionan respecto del futuro. Si pudieran -avisan, protestan, lamentan-, se irían del país. Son señales de angustia que los candidatos de todos los frentes políticos recogen para rediseñar sus campañas y recuperar a un electorado de voto incierto, que empezaría en algunos casos a alejarse de los partidos tradicionales para radicalizarse en opciones extremas de la izquierda o del liberalismo. La misión, parece, es empatizar frente a la apatía, sobre todo en la Provincia.

En ese plan se lució en las últimas horas la precandidata a diputada nacional por el Frente de Todos en la Provincia, Victoria Tolosa Paz, que desde un medio alternativo que se difunde en redes sociales unió en una misma oración los conceptos sexo, peronismo y juventud. “En el peronismo siempre se garchó. Es así. Nosotros vinimos para hacer posible la felicidad de un pueblo y la grandeza de una patria y no hay felicidad de un pueblo sin garchar. Nosotros somos así”, lanzó la dirigente platense en un pasaje de la entrevista que cosechó no pocas críticas opositoras (ver página 8) y en la que le habló directamente “a los pibes que nos están mirando, que están desesperados, hartos de la los aforos y quieren bailar”.

Los dichos de Tolosa Paz no son una expresión aislada dentro de la coalición gobernante. Ya semanas atrás el precandidato porteño y asesor presidencial, Leandro Santoro, había incluido al Frente de Todos en la “izquierda democrática” y reivindicado banderas como “el goce, el feminismo, el ambientalismo, el tiempo libre y el disfrute”. Santoro también le hablaba a los jóvenes. Pero fueron las palabras elegidas por la exconcejal platense las que abonaron a la polémica. “El Gobierno subestima a los jóvenes”, le respondió por caso la exgobernadora y precandidata a diputada por Juntos en la capital federal, María Eugenia Vidal, para después preguntarse: “¿De verdad creen que los jóvenes los van a votar por eso? Dejemos que ellos se ocupen de su sexualidad, nosotros tenemos que encargarnos de que tengan trabajo digno y educación de calidad, conseguir un alquiler, para eso tenemos que derogar la ley de alquileres y puedan irse a vivir solos”, enumeró quien también había propuesto que los jóvenes cobren la mitad de un salario mínimo al emplearse para incentivar el trabajo en esta franja etaria.

Aunque hay quienes sostienen que Vidal no debe “pescar” el voto joven en aguas kirchneristas, sino atender a la ola liberal que con Javier Milei en la ciudad de Buenos Aires talla fuerte entre los jóvenes, que parecen encontrar en estos candidatos lo que no hallan en el Gobierno y la oposición. “Hoy la revolución es liberal”, proclama Milei y compara que “antes, ser rebelde era ser de izquierda y ahora el statu quo es de izquierda. Por eso los más jóvenes, que son rebeldes, abrazan lo contrario de las ideas de izquierda”.
Quienes lo elijan, lo harán en clave “antisistema”, “contra el Estado” y sabiendo que lo suyo será un “voto de protesta”. Un grupo contestario similar se puede encontrar en California, Estados Unidos y que van cobrando protagonismo con el lema libertario aunque no tan audaz como el de Milei, que propone, por ejemplo “hacer desaparecer el Banco Central”.
 

Milei escogió como precandidata a la Legislatura porteña a Delfina Ezeiza, una adolescente que aún no terminó la secundaria. Tiene 18 años y es parte de la franja etaria más castigada por la pandemia, la que dispara las estadísticas del desempleo y la deserción escolar. Una generación a la que se dirige especialmente el economista, al que los sondeos dan entre 5 y 12 por ciento de intención de voto, suficiente para que su candidatura supere el piso de 1,5 por ciento que exigen las PASO. Luego, habrá que ver que si ese mismo electorado acompaña al tándem de economistas en las generales de noviembre.

Una carrera para la que se también se que anota Facundo Manes, que desde la neurociencia y con sello radical competirá contra Diego Santilli en la interna provincial de Juntos. Con “la revolución del conocimiento” como propuesta insignia, el médico, que reconoce no contar con “la experiencia de los que llevaron a la Argentina a este desastre”, insta a los jóvenes a “invertir en creatividad, en su cerebro, porque eso los hará más libres”. Pero, ¿a dónde irá finalmente el voto joven? Es algo que desvela a los candidatos, mientras los analistas empiezan a anticipar un “voto escarmiento” -contra el Gobierno y oposición- por parte de jóvenes que ya no se conmueven con la épica kirchnerista de antaño, pero con la memoria fresca de la administración PRO. Son votos sueltos -no en mayoría- que, concluyen, podrían terminar en manos de la izquierda o su extremo, el liberalismo

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