Los chicos recibieron clases virtuales desde que se desató la pandemia en el país.
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Educación, el mejor complemento para la salud

No existe la fórmula perfecta para reabrir escuelas durante una pandemia. Incluso cuando un país tiene Covid-19 bajo control, no hay garantía de que puedan volver a recibir alumnos con total seguridad. Pero es posible y debe intentarse.En Francia, en el momento de una “segunda ola” de Covid-19, con un increíble aumento de casos (superando los 50.000 casos diarios a principios de mes), se ha decidido un nuevolockdown, pero manteniendo abiertos los colegios.
Con protocolos, el regreso a las aulas se entiende como prioritario. Se interpreta que mantener a los jóvenes alejados de los colegios es perjudicial.Con restricciones. pero con escuelas abiertas, se ha logrado bajar drásticamente el número de casos diarios a menos de 12.000 en sólo un par de semanas.
Ejemplos más cercanos nos muestran que a fines de abril, Uruguay reabrió las escuelas en las zonas rurales, donde la población estudiantil es reducida. A principios de junio, llevó a las aulas a estudiantes con dificultades para acceder a la enseñanza en línea y a los alumnos del último año de la secundaria. Luego, fue el turno de los estudiantes de las zonas no urbanas y, desde el 29 de junio, 256.000 estudiantes de Montevideo cumplen un horario alternado de instrucción presencial y virtual.
A ocho meses del comienzo de los casos, en la Argentina aún se discute si es pertinente o no abrir los colegios. En la escala de prioridades, ¿qué lugar ocupa la educación en nuestro país?
Las discusiones públicas no son sencillas en estas latitudes. Exponer públicamente un argumento que no esté en línea con lo que se considera que “debe decirse” significa situarse en el lugar de extrema incomodidad. Esta dinámica es parte del problema y no de la solución. Y se advirtió en cómo se encaró el debate sobre qué hacer con la educación durante el confinamiento. 

Aprender a cuidarnos
También acerca de cómo entendemos la salud. Ya desde hace tiempo se dejó de pensar que la salud es ausencia de enfermedad, y que se trata de un concepto que incluye la calidad de vida, el bienestar físico, emocional y espiritual.
 Covid es una gran amenaza, pero ¿no deberíamos enseñar a cuidarnos, a enfrentar miedos y saber atravesarlos, a mantener la calma y la red de vínculos que nos da sustento? ¿No deberíamos enseñar este saber desde edad temprana?
 En nuestro país, los chicos fueron uno de los primeros grupos a los que se les prohibió salir. Su socialización se vio diezmada. Creció en ellos la ansiedad, la depresión, el insomnio y el nerviosismo. Mantenerlos fuera de la escuela y fuera de sus espacios de recreación, ¿fue pensar en su bienestar?
Pareciera que ante cualquier medida inconsulta no hay costos políticos ni presión social pero ¿tienen la culpa sólo los dirigentes? Responsabilizamos a quienes cierran nuestras escuelas y a la vez cuestionamos a quienes se movilizan para abrirlas. Nos quejamos de todo, pero ante la solución -que nunca es sencilla- nos rebelamos.
 Ya es momento de creer en lo que nadie cree. Entender y aceptar nuestras deficiencias y comenzar con pequeños cambios, sin esperar a que la dirigencia lo haga.Una revolución de los valores es necesaria para transitar otro camino. Nos han hecho creer que no es posible y esa ha sido su gran victoria. Ahora, tal vez, llegó el momento.


(*) Profesor titular de Cirugía de la Facultad de Medicina de la UBA y director de la Cátedra de Excelencia en Cirugía Percutánea de la Universidad de Estrasburgo, Francia.