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PENÍNSULA VALDÉS

Los huesos de Chubut eran de un pueblo originario

Se trata de “restos humanos de pueblos originarios, muy antiguos”, que los científicos del Cenpat registraron y analizaron in situ en 2016 por segunda vez. Algo similar a lo ocurrido en estos días había pasado en 2012.

A pocas horas del hallazgo de al menos 20 esqueletos -algunos dentro de bolsas negras- en un campo en Península Valdés, se develó el misterio en torno a las imágenes que se habían viralizado en las redes sociales. Los huesos hallados “no son de personas desaparecidas” sino “restos humanos de pueblos originarios, muy antiguos”, informó una especialista.
La licenciada y doctora en Antropología Julieta Gómez Otero desmintió que los huesos humanos hallados en Península Valdés “sean de personas desaparecidas” y aclaró que se trata de “restos humanos de pueblos originarios, muy antiguos, que ya habían sido registrados y analizados en dos oportunidades.
Gómez Otero se desempeña como Investigadora Independiente del Conicet en el Laboratorio de Arqueología del Centro Científico Tecnológico (CCT) Cenpat. Afirmó que los hallados horas atrás no son los restos que aparecieron en Pirámides hace años y que el equipo del que ella forma parte reenterró en la estancia San Pablo de Valdés de Vida Silvestre. Esos restos, aclaró la experta, fueron extraídos en 2000 y 2003.
En conferencia de prensa, la investigadora puso el acento en aclarar que tampoco son restos de desaparecidos. “Eso fue lo que más me preocupó por la sensibilidad del tema. Imagino que las personas que tienen familiares desaparecidos deben haber recibido esa noticia con gran conmoción”, explicó Gómez Otero. 
Y aclaró que de acuerdo a los primeros datos se trata de “restos humanos de pueblos originarios, muy antiguos”, que los científicos del Cenpat registraron y analizaron in situ en 2016 por segunda vez.
Gómez Otero agregó que algo similar a lo ocurrido en estos días había pasado en 2012, aparecieron huesos por las fuertes tormentas de vientos, que son comunes en la zona. En aquella oportunidad estaban dispersos en la superficie, a unos 4 kilómetros de la costa, en un lugar inaccesible para la gente. 
“Y rescatamos los que quedaban al descubierto, los estudiamos y datamos y la datación de dos individuos dio aproximadamente 3.000 años”, explicó la científica.
“Ahora la naturaleza hizo su trabajo, reaparecieron en el mismo lugar estos restos humanos, concurrimos ante la denuncia que hicieron”, indicó la especialista, y afirmó que en su momento, las comunidades de pueblos originarios habían expresado su desacuerdo con que los restos fueran enterrados, porque para ellos es importante que continúen en ese lugar, en la tierra.
“Por lo tanto hicimos un registro fotográfico, tomamos medidas y los tapamos con bolsas, de esas tipo consorcio y también de arpillera blanca”, explicó.

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