LOS CAMBIOS EN EL RÉGIMEN DE LLUVIAS, EL FACTOR CLAVE

Causas y agravantes detrás de las inundaciones en la Provincia

La falta de obras, las canalizaciones clandestinas y la crisis de las napas complican el escenario. Hay partidos como Bolívar, Guaminí, Carlos Casares, Villegas o Rivadavia, donde el índice de precipitación media anual se ha duplicado.

“La inundación es como un cáncer que al productor lo carcome de a poco. Uno cree que el problema se resuelve cuando se va el agua, pero no. Cuesta recuperarse después de episodios de este tipo. La peor que tuvimos en la zona fue la del año ´85. Los efectos se sintieron durante los siguientes 18 años. Ahora, la cantidad de agua que hay en algunos campos nos recuerda aquello”, dice Raúl Horacio Zubillaga, productor de la zona de Bolívar, una de las más castigadas por las presentes inundaciones en la Provincia de Buenos Aires, que según datos de entidades del agro ya afectan a más de diez millones de hectáreas.
A la hora de analizar las razones del fenómeno, la mayoría de los especialistas coinciden: la principal es el cambio registrado en los últimos años en el régimen de lluvias, que provocó en esta ocasión que el nivel de precipitaciones supere, a esta altura del año, el promedio anual en los partidos afectados.
Con todo, a ese factor se suman otros que, sin ser la causa principal, contribuyen a agravar la situación.
Entre ellos se habla de la falta de un plan integral y continuado para el manejo de las aguas en la zona; la falta de obras consideradas prioritarias que ayudarían a mitigar los daños de la inundación; la existencia de otras mal hechas, que no sólo no ayudaron a mejorar la situación, sino que la complicaron y la proliferación de canalizaciones clandestinas -construidas tanto por particulares como por municipios- que multiplicaron los problemas.
Alberto Larrañaga es coordinador de la Comisión de Aguas de Carbap (Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y la Pampa) y dice que el principal factor detrás de las inundaciones es el cambio en el régimen pluvial: “hay partidos como Bolívar, Guaminí, Carlos Casares, Villegas o Rivadavia, donde el índice de precipitación media anual se ha duplicado. Ese es sin duda el principal motivo. Pero existen agravantes. Uno de ellos es que, por las mismas lluvias, se eleva el nivel de las napas y se limita casi totalmente su poder de absorción del agua. Otro son las obras faltantes y las que en los últimos años se hicieron y se hicieron mal. Y también las canalizaciones clandestinas, muchas hechas por particulares y otras por municipios, que complican todo el escenario” dice Larrañaga.
Se habla, además, de una región con características naturales singulares, como la alternancia cíclica de períodos de intensas precipitaciones con otros de pronunciada sequía, que se suceden en lapsos aproximados de cincuenta años y en la que se distinguen 12 regiones hidrológicas distintas, con características propias y problemáticas singulares.
Según indicaron climatólogos consultados, los efectos del ciclo húmedo, que desde 1972 atraviesa la Región, se ven hoy potenciados por el cambio climático.
Entre las áreas más vulnerables se hallan zonas naturalmente complicadas para el drenaje de las aguas, como el noroeste de la Provincia, donde las dunas actúan como barrera para la salida del agua o la cuenca deprimida del Salado con sus tierras bajas y propensas a inundarse.
Estos factores, al que se suma en estos momentos la excesiva altura de las aguas en la napa freática, que impide la absorción del excedente hídrico por parte de la tierra y favorece la inundación y el encharcamiento de los terrenos, se ven agravados por dos elementos que son nuevos: el ya mencionado cambio climático, que hace que las lluvias sean más intensas y la expansión de la producción registrada en los últimos años, un fenómeno por el cual muchos terrenos que no se inundaban durante el período seco fueron sumados a la producción y hoy son vulnerables al avance de las aguas.
La suma de estos factores dibuja un escenario complicado para el interior bonaerense, para el que en el horizonte aparecen nuevas amenazas: una de ellas, la proximidad de la estación de las lluvias y un pronóstico meteorológico que no se muestra favorable, ya que se anuncian nuevas precipitaciones para la semana próxima, una primavera con un nivel de lluvias normal o superior a lo normal y un período lluvioso que podría llegar incluso al verano.
En el análisis de productores y especialistas aparece el reclamo de un plan integral de obras para la zona al que piden, además, que se le de continuidad.
El ingeniero Pablo Romanazzi, que es presidente de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia y titular de la cátedra de Hidrología de la facultad de Ingeniería de la UNLP indica, por caso, que una revisión de las políticas implementadas en la zona en los últimos años muestra que hubo anuncios de planes una vez cada ocho años, pero en todos los casos quedaron inconclusos.
Con todo, los especialistas reconocen que las obras pueden representar un paliativo, aunque no la solución definitiva al problema del agua en la Provincia, según el mismo Romanazzi “un fenómeno natural en el que actúan factores concurrentes ayudado porque desde 1972 en adelante hemos tenido un ciclo húmedo sin pausa y paralelamente, en el mismo lapso, ha crecido la actividad productiva en la zona”.
Desde ámbitos oficiales se destaca que hay más de 260 obras hidráulicas entre previstas y en marcha en la zona afectada y otras 53 destinadas específicamente a evitar que el agua llegue a los cascos urbanos de las localidades que tienen sus campos inundados.
También se habla de la puesta en marcha de planes de monitoreo del comportamiento del clima y mecanismos de alerta temprana.
En tanto, productores y especialistas subrayan que, entre las soluciones necesarias para el problema de las inundaciones en la Provincia también hay que considerar a las legales: puntualmente herramientas jurídicas para que el estado pueda intervenir de una manera rápida y eficaz ante las canalizaciones clandestinas. Y otras que aporten herramientas a los damnificados por ese tipo de obras que hoy deben esperar años para obtener una reparación.