Las canalizaciones clandestinas en el ojo de la tormenta

“Una expresión de la anarquía que hay respecto al manejo del agua en el territorio”. Así definía uno de los especialistas consultados para esta nota a las canalizaciones clandestinas, un elemento que aparece mencionado como agravante de la situación hídrica en el testimonio de productores y especialistas. Y que ya forma parte del paisaje de las inundaciones.
La canalización clandestina es una obra que no es aprobada por ningún organismo competente y a través de la cual -a veces los particulares, a veces las comunas- buscan resolver un problema puntual que provoca el agua de la inundación. Pero eso suele generar perjuicios en campos o en municipios vecinos.
Frente a esta situación, que es reiterada, se habla de la existencia de una carencia: la de herramientas jurídicas eficaces que permitan actuar con rapidez a las autoridades ante estos casos para evitar males mayores.
Pero también se necesitan esas mismas herramientas para posibilitar que accedan a reparaciones, en tiempos razonables, aquellos que resultan damnificados por este tipo de obras.
“No podemos hablar de un vacío legal en torno a las canalizaciones clandestinas, pero sí de una confusión legal”, dice Alberto Larrañaga, coordinador de la Comisión de Aguas de Carbap.
Como consecuencia de esa situación, “los damnificados por una canalización clandestina pueden pasar años hasta conseguir algún tipo de reparación”, dice Larrañaga.
Del mismo modo, al estado se le hace difícil intervenir con celeridad en estos casos, abunda el dirigente.
Mientras tanto Raúl Zubillaga destaca que, con cada inundación, ese tipo de obras prolifera y genera problemas. “En el sur de Santa Fe, por ejemplo, los propios santafesinos terminaron denunciando una serie de obras de este tipo. Y se trata de obras que a veces están a cargo de particulares y a veces de los propios municipios”.

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