Los planes de algunos sectores de la CGT para concretar un paro nacional suman más obstáculos. Los principales gremios del transporte público tienen previsto darle la espalda a la posibilidad de una huelga como planteó el triunviro Juan Carlos Schmid en el acto en Plaza de Mayo la semana pasada. La Unión Tranviarios Automotor (UTA, colectiveros) y los maquinistas ferroviarios de La Fraternidad acordaron no prestar ese apoyo en las discusiones internas y en Comité Central Confederal pautado para el 25 de septiembre.
La postura de Roberto Fernández (colectiveros) y Omar Maturano (ferroviarios) está en línea con la estrategia de los “gordos” de los grandes gremios de servicios que esperan vaciar esa convocatoria y ponerle un freno a la avanzada de Pablo Moyano y sus aliados. De hecho, en el Gobierno confiaban en que la voluntad mayoritaria del Consejo Directivo de la CGT terminaría por volcarse hacia una posición más conciliadora tras la movilización y la consecuente represalia de la administración de Mauricio Macri con el desplazamiento de dos funcionarios ligados a la central sindical.
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