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Mauricio Macri se metió de lleno en la campaña electoral, en un intento por descontar la ventaja que posiciona en primer lugar a Cristina Fernández.
PANORAMA POLÍTICO DE LA SEMANA

El Gobierno pelea contra la sombra de Cristina

El kirchnerismo puede ganar el próximo domingo en la provincia de Buenos Aires, al mismo tiempo que perdería las primarias en Santa Cruz, su distrito de origen, donde la deficiente gestión de la gobernadora Alicia Kirchner tendría un rechazo mayoritario. La paradoja política es que el voto castigo que predominaría en la Patagonia, también complicaría a Cambiemos en territorio bonaerense.
Pero aquí no existe un rechazo generalizado a la administración de María Eugenia Vidal, sino que existe otro factor que puede ser determinante para el resultado de las PASO: el estado de la economía, que afecta a las familias, el comercio y las pymes sobre todo en el Gran Buenos Aires. El “voto anti” condenaría, en ese caso, a las decisiones que se fueron tomando en la Casa Rosada.
Eso, sumado al núcleo duro que  la acompaña,  explica los motivos por los cuales Cristina Kirchner inicia esta semana al frente en las encuestas. La ex presidenta es percibida por una importante porción del electorado bonaerense como la contracara del macrismo. En términos políticos, eso fue aprovechado por Cambiemos para afianzar su propia identidad, alejada del autoritarismo y la discrecionalidad institucional.
Pero en el plano económico la situación se le presentó más complicada al presidente Mauricio Macri, porque la degradación del modelo kirchnerista –que había comenzado con la instauración del cepo cambiario en 2011- fue por goteo y no a través de una implosión, que no ocurrió, como sí sucedió con la Convertibilidad en 2001. El Gobierno tampoco se esmeró en detallar la “herencia”.
Por el contrario, avanzó con una política de sinceramiento gradualista, con el propio Macri a la cabeza de las decisiones económicas y alentando expectativas de recuperación -con el famoso segundo semestre de 2016 como estandarte- que aún hoy no se plasman con la potencia que necesitaría Cambiemos para salir airoso de la encrucijada política que le presenta el Conurbano.

Entre Nación y Provincia
En la alianza gubernamental no derrochan optimismo, pese a que el oficialismo obtendría una clara victoria a nivel nacional, lo que de confirmarse en los comicios de octubre le permitiría engrosar sus bloques en el Congreso. Sin embargo, la provincia de Buenos Aires tiene un peso electoral determinante, que la convierte en un “primus inter pares” del mapa político argentino.
La fuerza mayoritaria logrará alrededor de un tercio del total de votos. Ya se sabe que los comicios legislativos tienden a la fragmentación y al comportamiento crítico del electorado. La propia Cristina Kirchner lo sufrió en el pasado, ya que perdió en 2009 y 2013 las elecciones de medio término cuando fue Presidenta.
Pero ahora está en la otra vereda y afronta el desafío de ganar en la Provincia para mantener vigente su proyecto político. Quedar en segundo lugar significaría para la dama un prematuro pase a cuarteles de invierno. Por eso aunque dicen que es primera en las encuestas, en su equipo buscan evitar las posibles equivocaciones y ralean sus apariciones a una mínima y sobreprotegida expresión.
La candidata de la Unidad Ciudadana se asemeja ahora a esos boxeadores que dejan a los rivales como si estuvieran peleando con una sombra. De hecho, nunca se prendió en el anunciado duelo con Vidal –que promovió el oficialismo para hacer pesar la buena imagen de la Gobernadora- y se limitó a instalar la idea de que votarla a ella sería lo mismo que “ponerle un freno” al Presidente.
Se trata de un mensaje sencillo y considerado efectivo hasta por los estrategas del oficialismo. Ante cierta frustración del PRO –que buscó polarizar con Cristina Kirchner de manera riesgosa-, en Cambiemos tomó la batuta Elisa Carrió. La líder de la Coalición Cívica se encamina a arrasar en las PASO porteñas y ya ensaya una fórmula para acotar la resucitación política de la ex presidenta.

De un ex a otro
“Lilita” acaba de impugnar la candidatura de Carlos Menem a senador por La Rioja, ya que el ex presidente tiene una condena judicial por el tráfico de armas. Si ese recurso le fuera concedido por la Cámara Nacional Electoral, en un futuro no tan lejano serviría como antecedente para que Carrió intente bloquear una eventual postulación de Cristina Kirchner para la Presidencia en 2019.
La ex mandataria sigue acumulando malas noticias en los tribunales. La Cámara Federal porteña rechazó la excarcelación de su contador, Víctor Manzanares, quien continuará detenido en la cárcel de Marcos Paz. La resolución del tribunal no fue unánime, pero los camaristas Leopoldo Bruglia y Jorge Ballestero impusieron la mayoría sobre Eduardo Freiler, cercano al kirchnerismo.
Más barata la sacó Amado Boudou. El ex vicepresidente fue sobreseído en el juicio oral al que fue sometido por adulterar los papeles de un automóvil antes de convertirse en funcionario nacional. Pero no pudo festejar del todo, ya que quedó libre de culpa y cargo debido a que el tribunal estimó que el delito se extinguió por prescripción. El fallo volvió a poner el foco sobre la Justicia.
El jueves por la noche, unas horas antes de la controvertida resolución, una nutrida marcha sobre el Palacio de Tribunales –sede de la Corte- había reclamado al Poder Judicial que active las causas por corrupción, dado que los extensos plazos que manejan jueces y fiscales federales atentan contra la posibilidad de hacer justicia. Cuestionaron así los “tiempos políticos” de los magistrados.
Los jueces federales habían hecho el miércoles, en forma discreta, una jugada previa. Varios miembros de la Asociación de Jueces Federales llegaron hasta el despacho de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en “la búsqueda de herramientas apropiadas para lograr una más rápida y eficaz administración de justicia, en particular en causas vinculadas con la corrupción”.

Tiempos de los jueces
Los jueces no son ingenuos en términos políticos: difundieron un comunicado el viernes, tras la marcha que los cuestionó en forma directa, como una forma de evidenciar que la lucha contra la corrupción también depende de la eficacia de las fuerzas federales a la hora de la investigación. A los magistrados les queda claro que se les vienen encima asuntos políticos de absoluta relevancia.
Al más alto nivel, la Corte ya se aboca al estudio de la demanda del Gobierno bonaerense para que se restaure el Fondo del Conurbano. Los gobernadores del PJ mostraron los dientes, temerosos de que Vidal consiga –con apoyo de Macri- miles de millones de pesos de la coparticipación federal. Aunque no faltan los que consideran que el supremo Ricardo Lorenzetti estirará todos los plazos.
Los que sostienen que el presidente de la Corte adoptará esa actitud esgrimen un fundamento: de ese modo se habilitaría una negociación política, tal como sugirió el salteño Juan Urtubey, para que Buenos Aires recupere fondos sin perjudicar demasiado al resto de las provincias. Claro que el resultado de las próximas elecciones incidiría en la fortaleza que exhibirán los actores en pugna.
Para Vidal no será lo mismo llegar a esa instancia habiéndose convertido en la principal carta de un triunfo en la Provincia, que en la primera figura de una derrota a manos de Cristina Kirchner. Sobre la Gobernadora se descargó toda la responsabilidad en la campaña de Cambiemos, buscando transferir su popularidad a candidatos poco conocidos en el distrito, como el ex ministro Esteban Bullrich.
La mandataria le puso el cuerpo a la primera mitad de la pelea, que concluirá con las PASO del próximo domingo. Menos actividad tuvo Macri, por lo que es de esperar que salga a revalidar su liderazgo en la segunda parte de la campaña, que comenzará desde el mismo cierre de la votación. Habrá que ver si en ese tramo logran que Cristina Kirchner abandone su estrategia escapista.
Hasta el momento, la ex presidenta le alcanzó con evitar la confrontación directa que le propuso Cambiemos. De la confusión oficialista, que se la pasó peleando con una sombra, pretende sacar rédito Sergio Massa. El ring electoral tiene lugar para tres contendientes, pero no para cuatro. Por eso la distancia entre los protagonistas centrales y los secundarios será imposible de acortar.

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