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Mauricio Macri y Marcos Peña, quien es el mejor alumno de Durán Barba y ahora se convirtió en el “dos” de la gestión de gobierno.
PANORAMA POLÍTICO DE LA SEMANA

Macri le otorga más poder a Peña

Algunos lo consideran como el mejor alumno de Jaime Durán Barba, el gurú del macrismo por la centralidad que su figura adquirió dentro del Gobierno. Marcos Peña, el jefe de Gabinete, se convirtió en el “número dos” de Mauricio Macri, como el propio Presidente se encarga de aclarar a su equipo.
Así debieron comprenderlo unos cuantos funcionarios y dirigentes que calentaron los oídos del jefe de Estado con críticas a Peña. “Marcos soy yo”, es la frase que escucharon de Macri quienes se atrevieron a deslizarle esos cuestionamientos. En los últimos días, el jefe de Gabinete demostró la influencia determinante que posee sobre el Presidente y el rumbo estratégico de Cambiemos.
El jefe de Gabinete atendió en forma simultánea el frente interno, en el cual se descontaron discusiones por las críticas de Elisa Carrió por una supuesta protección gubernamental al ex ministro Julio de Vido. También contraatacó la avanzada opositora que encararon por carriles separados Cristina Kirchner y Sergio Massa en la antesala de la campaña electoral. Y sentó la postura oficial sobre el caso Odebrecht.
Peña no actúa como un simple vocero del Presidente, que tiene otro funcionario para cumplir ese rol aunque no lo ejerce. El jefe de Gabinete sintetiza, en los hechos, la conexión entre el discurso público y la acción de gobierno. Ayer mismo, se encargó de avisar que la subdirectora de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Silvia Majdalani, no será desplazada como reclamó Carrió.
La jefa de la Coalición Cívica denunció que fue espiada por los servicios argentinos cuando viajó a Asunción del Paraguay a recabar información de inteligencia que le suministraría un agente del vecino país. La aparición de una fotografía de ese encuentro alteró a la diputada.

Entre Carrió y la AFI
Peña es quien recibe en forma directa la información que consiguen en la ex SIDE, ya que los jefes de inteligencia se reportan oficialmente a la Jefatura de Gabinete de Ministros.
Debido a esa responsabilidad funcional, Peña sostuvo que se iniciaría una investigación interna para determinar la responsabilidad de la AFI en esas tareas de espionaje a políticos oficialistas y opositores. En su denuncia pública, Carrió apuntó contra Majdalani y no contra Gustavo Arribas, el director del organismo, que vuelve a estar bajo investigación en el marco del caso Odebrecht.
El “Señor Cinco” fue señalado por el cambista Leonardo Meirelles como uno de los políticos y empresarios argentinos que recibió coimas de Odebrecht entre 2007 y 2015. Arribas es un amigo personal del Presidente, quien considera que la compañía multinacional está operando en su contra porque no cedió a los pedidos de la empresa. De hecho, el Gobierno no aceptará las condiciones que puso Odebrecht para revelar los sobornos.
Esa determinación podría llevar a la Casa Rosada a revisar los contratos vigentes de la compañía en el país, entre ellos el soterramiento de la línea Sarmiento de trenes, tantas veces prometido y otras tantas incumplido. Si el asunto venía mal barajado para el Gobierno, el anuncio de la fiscalía general de Brasil de que entregará a la procuradora Alejandra Gils Carbó los documentos y videos de los “arrepentidos” que declararon en el vecino país, terminó de configurar un escenario preocupante, puesto que el macrismo  y otros sectores consideran a Gils Carbó como el ariete principal del kirchnerismo en los tribunales y lo demuestran a menudo.

Los secretos de Odebrecht
“Si hubo coimas fue a los funcionarios kirchneristas”, afirmó ayer Peña, haciendo blanco en corruptos comprobados como Ricardo Jaime (ex secretario de Transporte) o José López (ex secretario de Obras Públicas), ambos presos. Pero en el fondo, el Gobierno no descuenta que aparezcan en la lista negra de Odebrecht los nombres de empresarios que serían señalados como cercanos al Presidente de la Nación.
La denuncia de Carrió sobre una supuesta protección a De Vido advertía sobre un silencio corporativo de los empresarios de la construcción.
“El Presidente está cambiando y eso es duro, sobre todo cuando se es hijo de Franco Macri”, había afirmado la diputada cuando el ruido político interno se hizo tan fuerte que la obligó a desmentir una ruptura de Cambiemos. Fueron días en los que los votantes de la alianza gubernamental oscilaban entre la simpatía que sienten por Carrió y la incomodidad que generaban sus dichos.
La ausencia de “Lilita” en el Tedeum que ofició el cardenal Mario Poli en la Catedral Metropolitana y en los festejos por el 25 de Mayo –considerando que sí estuvo Ricardo Lorenzetti, el presidente de la Corte Suprema- provocó comentarios a los que debió salirle al cruce, cuándo no, Marcos Peña. El jefe de Gabinete también orquestó la reacción frente a la dureza de la homilía.
El “número dos” de Macri fue el único funcionario del Gobierno que habló con la prensa tras la advertencia de Poli de que “buena parte de nuestro pueblo no se siente invitado a la fiesta patria”, debido a la pobreza y la exclusión. 

También jefe de campaña
Como si le hubieran escaseado los asuntos candentes que atender, Peña se puso nuevamente el traje de jefe de campaña de Cambiemos para replicar los cuestionamientos de los referentes opositores que –más o menos abiertamente- ya se encuentran lanzados a la arena electoral. En ese tren, el jefe de Gabinete emparentó al kirchnerismo y también a Massa con la corrupción.
La crítica a Cristina Kirchner resultó lo esperable por parte de Peña, ya que el oficialismo no oculta su deseo de polarizar con la ex presidenta como símbolo del “pasado” político y la contracara de Cambiemos. Pero en el caso de Massa la etiqueta que quiso ponerle el jefe de Gabinete llamó la atención porque es algo nuevo y se aparta de la polarización con la ex presidenta.
Tanto Peña como Durán Barba se opusieron, en 2015, a una alianza entre Macri y Massa para asegurar la derrota del kirchnerismo. El argumento que ambos utilizaron era que el actual Presidente debía encarnar un cambio que fuera “más allá de la dicotomía peronista-radical”, reveló el consultor ecuatoriano. Una superación del eje político que dominó el siglo pasado.
Esa concepción de fondo es que la, en algunos momentos, le provoca a la UCR un dolor de cabeza en su alianza con el PRO, una fuerza política relativamente nueva que es la que lleva el ritmo de Cambiemos. Como está a la vista, Carrió tampoco se adapta naturalmente a esa forma de hacer política. Pero así y todo, el Presidente está en pleno proceso de construcción de su liderazgo.
Para ello, descansa en el despliegue que exhibe Peña, el jefe de Gabinete al que muchos dirigentes oficialistas cuestionan por lo bajo pero ninguno lo pudo hacer trastabillar. La lista es larga y variada –compuesta por macristas, radicales y lilitos- y también por opositores que lo acusan de manejar “trolls” en las redes sociales. Unos y otros dicen tener sus razones para mirarlo de reojo.

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