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ANTICIPOS ECONÓMICOS

El dólar dominó el escenario económico en la semana posterior a las Primarias

Asignaturas de fondo, como qué hacer con el tipo de cambio, protagonizaron la agenda económica en la semana posterior a las PASO, ya que los candidatos y sus principales asesores se vieron  obligados a dar definiciones más concretas sobre qué harían con el dólar en caso de llegar al poder.   
Con un dólar marginal que cerró la semana por encima de los $15, y en un país que tuvo decenas de devaluaciones y soportó varias hiperinflaciones, la divisa norteamericana siempre fue  considerada un refugio de valor por parte de los argentinos, y ni siquiera los vientos favorables que soplaron a partir del 2003, con una soja en niveles récords, parecen haber cambiado esa  precaución.
Así lo refleja el hecho de que el dólar-ahorro se ubique en niveles récords y que terminará agosto absorbiendo casi todo el superávit comercial.
Las restricciones cambiarias aplicadas por Cristina Fernández a fines de octubre de 2011, apenas semanas después de obtener la reelección y sin aviso, provocaron una serie de desajustes en la  vida económica de la Argentina que perdurarán más allá de su mandato, y que incluyeron severos perjuicios para personas endeudadas en moneda norteamericana.
Representan un dolor de cabeza para los estrategas de campaña, en una Argentina acostumbrada a los cimbronazos cambiarios a los largo de su historia.
Es la primera vez que el país restringió la compra de divisas mediante un artilugio tributario, que en realidad oculta el hecho de que los dólares atesorados por el Banco Central alcanzan cada vez menos para cubrir los pesos en circulación.   
El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, admitió semanas antes de las PASO que si se abriera el cepo cambiario totalmente el BCRA se quedaría sin reservas en dos días.
Semejante honestidad provocó algunos cortocircuitos en lo más alto del poder, pero los argumentos que repite Axel Kicillof sobre las razones de restringir la oferta de divisas encuentran cada vez menos soporte técnico y menos marco teórico.
El esquema cambiario será la principal distorsión que dejará como pesada herencia este gobierno, pero no la única, a juzgar por el creciente déficit fiscal, la pérdida del superávit comercial, la caída de las exportaciones, los subsidios y la necesidad de importar energía, entre otros.
Por eso, la oposición busca instalar posibles medidas para normalizar lo más rápido posible la distorsión cambiaria.   
El candidato del frente Cambiemos, Mauricio Macri, prometió durante un encuentro con empresarios que si llega al gobierno el mercado va a fijar la cotización, ya que eliminará las  restricciones.
También prometió bajar la inflación a un dígito “en dos años”, para acompañar la liberación del mercado cambiario.   
Por su parte, Daniel Scioli prometió reducir la inflación a un dígito en cuatro años y sentar las bases para duplicar el Producto Bruto en una década, pero poco dijo sobre qué hará con el dólar,  la verdadera “bestia negra” de esta historia.
En cambio, uno de sus principales asesores, Mario Blejer, no sólo sostuvo que el cepo cambiario es una “bomba de tiempo” que dejará Cristina, sino que se pronunció por dejar flotar al dólar  respecto del peso.
Las palabras de Blejer, muy parecidas a las de Macri, obligaron al sciolismo a intentar una rápida operación para disimularlas, haciendo trascender declaraciones del otro asesor estrella, Miguel  Bein, atacando al postulante de Cambiemos y advirtiendo que devaluar perjudicaría a los sectores más postergados.   
Por el lado del massismo la voz cantante la lleva Roberto Lavagna, quien comandó la economía argentina en uno de los momentos más dramáticos, a partir del 2002 y durante buena parte  del gobierno de Néstor Kirchner.
Lavagna sería partidario de un esquema gradual para normalizar el escenario cambiario en 100 días, y eso lo viene repitiendo el candidato presidencial del frente UNA, Sergio Massa.
“Macri y el Pro son unos irresponsables hablando del cepo. La Argentina sólo se cura con crecimiento económico”, consideró Lavagna, quien viene advirtiendo que desde el 2010 se fue  “derrumbando todo” en el país.   
Los tres candidatos presidenciales con mayores chances de suceder a Cristina Fernández coinciden en que el problema económico de fondo es la inflación.
“Es una de las enfermedades más complicadas del modelo”, sostiene Lavagna.
Para Blejer, en el tipo de cambio “no hay gradualismo”, una opinión que no sería compartida por el candidato que asesora, Scioli, quien ha hecho de esa estrategia un norte permanente en su  carrera política.   
En lo que también coinciden los candidatos es en que la principal tarea será recomponer rápido la “confianza” de los mercados.
Otra forma de confirmar que este gobierno perdió hace tiempo el favor de los hombres de negocios, que aspiran a un cambio de rumbo y operan con ese objetivo. 

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