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GUIÑO AL CAMPO

Rodríguez pide revisar las retenciones

El ministro de Asuntos Agrarios bonaerense se pronunció en favor de bajar los gravámenes al maíz y al trigo para reimpulsar estos cultivos.

El ministro de Asuntos Agrarios bonaerense, Alejandro Rodríguez, “Topo”, valoró el reciente acuerdo alcanzado con el campo por el nuevo cronograma de pagos de los impuestos,  a través del cual no se cobrará ninguna cuota adicional del Inmobiliario Rural.
Además, en una entrevista exclusiva con este medio, y en un gesto de diferenciación del Gobierno nacional de cara a las elecciones de octubre, llamó a “bajar las retenciones” al maíz y el trigo para reimpulsar estos cultivos, que según admitió el funcionario sciolista, no atraviesa un buen momento.  
-La Provincia finalmente acaba de arribar a un acuerdo con el campo y no habrá adelantamiento tributario.
-Es una situación que se presentó compleja, pero no arribó a un cuadro de conflicto. Logramos encaminar la negociación con un método que es universal, sencillo, que es nuestro estilo, que es el diálogo, trabajamos en un diálogo de carácter institucional con los integrantes de la Mesa Agropecuaria y luego, en una jornada más bien de carácter técnico, y encontramos un esquema que combina los dos objetivos: el fiscal, de la provincia de Buenos Aires, que tiene que estar permanentemente atenta a garantizar el financiamiento de las políticas públicas que el gobernador Daniel Scioli lleva adelante para más de 16 millones de bonaerenses, junto con una razonable y legítima aspiración de los pequeños y medianos productores agropecuarios, que es tener incentivos para el cumplimiento. A partir de allí se cerró cualquier tipo de dificultad.

-¿Cuáles son las políticas que hay que profundizar para este 2015?
-Tenemos varias prioridades en las cuales estamos trabajando permanentemente, la producción, el empleo, el trabajo rural no puede ser visto de acuerdo al cambio de una fecha en el almanaque. Estamos llevando a la práctica una defensa de nuestros pequeños productores tamberos, especialmente aquellos cuya escala de producción no sobrepasa los 3 mil litros diarios, porque tenemos que garantizar, y estamos trabajando con los ministros de Agricultura de Córdoba y Santa Fe en coordinar con la mesa lechera nacional un esquema que permita mantener los precios, que no se baje ni un centavo en enero, ni un centavo en febrero el precio que recibe el productor al pie del tambo. La reacción positiva del Gobierno nacional, puntualmente del Ministerio de Economía, permitió solucionar la cuestión de diciembre, pero quedan pendientes enero y febrero. Esa es un área en la cual estamos trabajando y es prioritaria. También creemos que ha llegado el tiempo de profundizar la defensa del maíz en la Provincia, una actividad noble, que genera mucho valor agregado, con un alto impacto en el empleo. La cadena del maíz emplea en la Argentina unas 450 mil personas, y que además está siendo visualizada por nosotros como un sector que está en retroceso. Hay que parar el retroceso y reimpulsar el sector. Creemos que hay que ir revisando el esquema de retenciones al maíz en distintas dimensiones, tanto al grano en sí, como la molienda seca y otros productos derivados con alto valor agregado. Como todos saben hemos venido planteando una política muy activa para potenciar la producción de trigo y que sea refortalecida, pusimos en marcha nuestra tarjeta Procampo Trigo, que ha financiado la siembra y los insumos, pero no es suficiente. Hemos planteado por eso, con mucho respeto, la necesidad de bajar diez puntos porcentuales, del 23 al 13 por ciento, las retenciones al trigo, agilizar y si es necesario eliminar los ROEs y que el resto de la banca pública y privada, que no ha tenido el compromiso que sí ha tenido el Banco Provincia el año pasado.

-Cuando habla de modificar el esquema de retenciones al maíz y el trigo ¿hay alguna posibilidad concreta de que se pueda hacer en el corto plazo?
Lamentablemente no es una decisión que pase por nuestras manos, pero sí la responsabilidad de plantearlo. Yo estoy pensando en un esquema donde el grano de maíz que hoy paga un 20 por ciento de retenciones baje a un 12 por ciento, y que en el caso de la molienda seca podamos pasar de un 15 por ciento que paga hoy a un 7 por ciento, y otros productos que son los que tienen más valor agregado, como el almidón, que hoy pagan un 5 por ciento, baje a un 2 por ciento, claro que es posible. Además, si nosotros tomáramos esa decisión no se va a recaudar menos, se va a recaudar más, porque aumenta el volumen de producción. Es una decisión que es razonable que la maduremos, que la conversemos, y que se adopte. Hoy al maíz hay que ayudarlo y esto debe combinarse con mejorar el sistema de exportaciones para que se administre de forma automática, eficaz y con absoluta transparencia. En Junín, por ejemplo, si uno compara lo que se producía en maíz en 2003, con lo que se produce hoy, estamos exactamente en la misma cifra, en la misma superficie sembrada, unas 20 mil hectáreas, y muy similar el volumen de producción, en torno a las 160 mil toneladas. Ahora si uno revisa la situación de la soja, en superficie sembrada aumentó un 82 por ciento, y en producción un 170 por ciento, por qué ese desequilibrio, si podríamos estar contando con una armonía mucho más virtuosa, no sólo para la comercialización, sino también para la sustentabilidad del suelo por la rotación de cultivos.

-Ahora, ministro, la dirigencia rural le reclama al Gobierno nacional la falta de políticas claras y de incentivos a la producción.  
-Yo no me sumo a ninguna de las dos tendencias, ni al pesimismo de una minoría de sectores concentrados del campo, ni a la comparsa de quienes, desde la política, se quieren pelear con el campo. Hay un diagnóstico muy claro, sobre el cual nosotros estamos trabajando, que es que hemos avanzado bien en materia de carne ovina, en cerdo, tenemos potencial para seguir mejorando en materia de ganadería, en los últimos dos años mejoramos en ganadería, fuimos para atrás en trigo, estamos mal en maíz y hay que ayudar a nuestros productores tamberos, los análisis tienen que ser realistas. En torno a ese realismo, uno puede implementar las políticas e influir a que otros tomen decisiones. Si no tengo los elementos para decidir, yo no me voy a borrar nunca, tendré el coraje para plantearlos, sin peleas, sin conflictos, pero con alternativas.

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