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NUEZ DE PECAN

Proteica, rica y sin grasas saturadas

Teniendo en cuenta que cada vez se considera más importante la calidad de los alimentos, es de esperar que ocupe un lugar privilegiado dentro de las dietas vigentes en el mundo actual, principalmente en los países más desarrollados.

La nuez de pecan es considerada como uno de los alimentos excelentes e indispensables en el tratamiento de enfermedades relacionadas con el colesterol, problemas cardíacos y circulatorios. Además, aporta nutrientes esenciales que protegen al organismo y, a través de sus derivados, ocupa un lugar importante en el ámbito de la cosmética y la estética.
   La nuez de Pecán, también conocida como "la reina de las frutas secas", es procedente de Estados Unidos y México y tiene un parecido a la nuez tradicional, aunque es más alargada y de corteza lisa.
   Se compone de una semilla formada por dos lóbulos y su cáscara es de color pardusco, oval, lisa y se rompe con facilidad. Este fruto posee características insuperables, además de su sabor y aroma especial, muy agradables.
   Contiene ácidos grasos no saturados en mayor porcentaje que otras frutas secas más conocidas. Estos aceites son los que no ocasionan colesterol ni otros problemas circulatorios o cardíacos por lo que es una nuez ‘netamente saludable’.
   Dentro de los aceites vegetales supera en calidad al de maíz y soja, siendo comparable al de oliva. Teniendo en cuenta que cada vez se considera más importante la calidad de los alimentos para mejorar la calidad de vida, es de esperar que ocupe un lugar privilegiado dentro de las dietas vigentes en el mundo actual, principalmente en los países más desarrollados.
   Aproximadamente el 84% de su composición la forman ácidos grasos insaturados, y no contiene colesterol ni lo forma en el organismo. Reduce el riesgo cardiovascular en un 11% y ayuda a reducir el colesterol porque la grasa de las nueces es en su mayoría mono o poli-insaturada, es decir generalmente grasas provenientes de las plantas, y no grasas saturadas, generalmente las grasas provenientes de animales.
   Molecularmente, su estructura se encuentra preparada para unirse a moléculas de colesterol y otros alimentos nutritivos, los cuales son transportados y absorbidos por células individuales, y no como sucede con el colesterol de las grasas saturadas que se acumulan en las arterias.
   De la semilla se obtienen aceites empleados en cosmética, para la fabricación de jabón y como secante de pinturas y con la cáscara de la nuez pueden hacerse infusiones con propiedades astringentes.
   Su madera es pesada y dura, utilizada como combustible y para la fabricación de muebles De la semilla también se obtiene un aceite empleado en cosmética.
   Los 100 gramos de nueces de Pecán contienen un valor energético de 753 Kcal, ácidos grasos omega3, 1.075 mg; ácidos grasos omega-6, 22.487 mg; de las cantidades diarias recomendadas, cobre 65%; fibra 42%; fósforo 30%; grasas 121%; hierro 15%; magnesio, 33%; manganeso 245%; proteínas 20%; selenio 6%; vitamina B1 48%; vitamina B6 11% y zinc 33%.
   Además de las nueces de Pecan, los frutos secos en general, por sus diferencias nutritivas, se recomiendan en distintas situaciones de mayor necesidad de minerales y oligoelementos como el hierro, el calcio y el magnesio.
   El extraordinario valor nutricional de los frutos secos es suficiente como para incorporarlos a la alimentación diaria. Aunque por su composición química todas las frutas secas pertenecen a un mismo grupo de alimentos ricos en grasas insaturadas, proteínas y variedad de nutrientes reguladores, se aprecian diferencias en el contenido en minerales y oligoelementos, por lo que cada uno se recomienda para un fin distinto.
   El hierro es uno de los oligoelementos que sobresale en la composición química de las frutas secas. En comparación con las carnes, contiene cantidades similares de hierro: unos 3,5 miligramos por cada 100 gramos de peso.
   En combinación con otros alimentos, es una excelente fuente dietética de proteínas, si bien a efectos prácticos es aconsejable ingerirlos con frutas y hortalizas ricas en vitamina C, como por ejemplo con una ensalada de escarola y naranja, con unas manzanas y naranjas asadas o mezcladas.


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