Los sistemas de la Agricultura de Conservación reducen el excesivo movimiento y mezcla del suelo y mantienen los residuos de los cultivos sobre la superficie para minimizar el daño al medio ambiente. De esta forma se llega a:
Proporcionar y mantener una condición óptima en la zona de raíces y a la máxima profundidad posible para que las raíces de los cultivos funcionen más efectivamente y sin obstáculos en la captación de agua y nutrientes necesarios para las plantas.
Asegurar que el agua infiltre al suelo de tal forma que: (a) las plantas nunca, o por el menor tiempo posible, sufran estrés por falta de agua que limita la expresión de su potencial de crecimiento, y (b) el agua infiltrada residual discurre hacia la napa freática subterránea y hacia los cauces.
Favorecer la actividad biológica en el suelo con el propósito de: (a) mantener y reconstruir la arquitectura del suelo; (b) competir con los organismos patógenos que están en el suelo; (c) aportar materia orgánica y humus al suelo; (d) contribuir a la captura, retención, quelación y lenta liberación de los nutrientes de las plantas.
Evitar el daño físico o químico a las raíces que pueda interrumpir su funcionamiento efectivo.
Los tres principios de la Agricultura de Conservación incluyen:
-Siembra directa con la mínima alteración mecánica del suelo.
-Cobertura permanente del suelo, especialmente por residuos y coberturas de cultivos.
-Diversidad de cultivos.
Siembra directa
La siembra directa involucra a cultivos que crecen sin la preparación mecánica de la cama de siembra o alteración del suelo desde la cosecha del cultivo anterior. El término de siembra directa en el contexto de la Agricultura de Conservación es usado como sinónimo de agricultura de no-labranza o labranza cero.
Cobertura permanente del suelo
Es importante para proteger al suelo contra el impacto de la lluvia y el sol.
Proporcionar a los micro- y macro-organismos del suelo un suministro constante de “alimentos”.
Alterar el microclima para un óptimo crecimiento y desarrollo de los organismos del suelo, incluyendo las raíces de las plantas.
La rotación de cultivos
Es necesaria para ofrecer una fuente de alimentación variada a los microorganismos del suelo; dado que están ubicados a distintas profundidades del suelo, son capaces de explorar las diferentes capas de suelo en busca de nutrientes. Los nutrientes que han sido lixiviados a las capas más profundas y que no están disponibles para el cultivo comercial, pueden ser “reciclados” por los cultivos de la rotación. Esta forma de rotación de cultivos funciona como un motor biológico.
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