AJEDRECISTA DE ELITE Y PLENAMENTE VIGENTE

Diego Flores: "Me gusta mucho la competencia"

Fue campeón de prestigiosos torneos mundiales y recibió los más destacados galardones a nivel nacional. Radicado en el Gran Buenos Aires, conserva una parte de su vida en nuestro suelo, que lo tiene con frecuencia como visitante ilustre.

Nació en Las Palmas, en la Isla Gran Canaria, España, en 1982, pero parte de su historia vive en Junín. Se trata de Diego Flores, gran maestro de ajedrez, múltiple campeón argentino en los inicios del siglo XXI, y dos veces ganador del Premio Kónex y también dos estatuillas Olimpia de Plata del Círculo de Periodistas Deportivos de nuestro país, más el “Revelación Clarín” en 2003.
Hoy, radicado en Villa Martelli, en el Gran Buenos Aires, continúa preparándose para retomar  la senda de la alta competencia, una vez que la pandemia mundial del Covid-19 permita la reactivación plena de los certámenes internacionales.
Mientras tanto, en diálogo con TeleJunín, habló de su relación con la ciudad juninense y su vida dedicada al ajedrez, disciplina que adquirió cierta trascendencia en los últimos tiempos de pandemia, moldeados por el confinamiento y las restricciones, de la mano de la serie Gambito  de Dama, que se emite por Netflix. 
El efecto de la ficción en el público fue inmediato: la presencia de aficionados al ajedrez comenzó a multiplicarse en las plataformas online y las aplicaciones electrónicas. "El ajedrez virtual existe desde hace muchísimos años, diría que desde finales de los '90 se adaptó muy bien a internet, pero con la pandemia sin dudas se potenció a límites inimaginables, sobre todo con la serie de Netflix", aseguró.
Campeón argentino en 2005, 2009, 2012, 2013 y 2016 y ganador de los certámenes más tradicionales del país, el gran maestro internacional no esquivó la consulta sobre si es pertinente considerar al ajedrez como parte de la familia del deporte.
"Eso depende de cada uno, de la definición de deporte que cada quien encuentre. Por mi parte, considero que, a altos niveles competitivos, el ajedrez podría reconocerse como un deporte, ya que en esas instancias hay que mantener cierta línea física, para sobrellevar la tensión de las partidas, que en muchos casos duran entre cuatro y seis horas", afirmó. 
A pesar de su juventud, Flores parece tener claro su futuro en la disciplina: quiere competir en el alto nivel todo el tiempo que sea posible. "Más allá de la cuestión física, el ajedrez permite jugar hasta casi cualquier edad. Hay muchos casos de ajedrecistas que han llegado en actividad hasta después de los 60  o 70 años. Me gusta mucho la competencia y siento que a largo plazo puedo seguir haciendo", reflexionó.
Hoy, sin embargo, con el caso de la mayoría de los argentinos destacados a nivel mundial en sus respectivas especialidades, la crisis sanitaria mantiene en suspenso sus planes inmediatos. "De momento, las actividades presenciales con respecto al ajedrez están muy frenadas, al menos en esta parte del mundo. En Europa hay algunos torneos, pero con muy pocas personas y muchísimos cuidados. Cuando esto se restablezca, si es que alguna vez sucede, seguramente seguiré compitiendo", afirmó.

Humano versus máquina
A finales de los '90, el triunfo de la computadora Depp Blue sobre el entonces campeón mundial ruso Garry Kasparov fue una noticia excepcional, y por ello, de alto impacto a nivel mundial. Veinticinco años después, los dispositivos electrónicos preparados para el ajedrez parecen estar preparados para repetir el acontecimiento sin demasiada dificultad. 
"La computadoras han evolucionado completamente. Antes, era bastante sencillo ganarle y no se tenían en consideración, ni siquiera para entrenamiento. Después del año 2.000, se fueron volviendo casi imposibles de vencer, al punto que si hoy descargamos cualquier aplicación de ajedrez tranquilamente podría ganarle a un campeón del mundo. Hoy sería bastante desalentador enfrentarse a una computadora", reconoció. 
El desafío sería incluso difícil de sortear para el noruego Magnus Carlssen, el multicampeón que aparece entre los grandes referentes de la disciplina para Flores. "Es muy importante lo que logró, porque Noruega es un país sin tradición ajedrecística. No deja de asombrar", subrayó, con admiración, a la vez que recordó las dos ocasiones en las que se midieron, en la Olimpíada 2010 y también en Qatar, en 2016. "Me ganó, por supuesto", rememoró.

Ajedrez y familia
Padre de dos hijos, Flores se siente convencido de que el vínculo entre ellos y el ajedrez debe fluir naturalmente.  
"Mi hijo mayor juega, pero yo no tuve mucho que ver con eso, más allá de haber jugado algunas partidas con él. Nunca intenté que lo haga especialmente. Me gusta que haga de todo un poco, también que juegue, por supuesto. El más chico, en cambio, tiene 6 y cuando lo llevé a un club de ajedrez, empezó a los gritos a decir que no le gustaba. Es así, y es lo que le toca a cada uno", relató. 
Finalmente, Flores adelantó que la ciudad lo tendrá como huésped en varias ocasiones, en el inicio de 2021, para reencontrarse con sus padres: "Estuve en Junín para las Fiestas de fin de año, hacía un año que no iba, pero pienso volver en breve, para visitar a mis padres, y seguramente algunas veces más durante el verano".

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